Por: Diana Molina – Foto de cabecera: RCN Radio
Le traemos la segunda parte de la entrevista con Imelda Daza, quien hace parte -junto a Rodrigo Londoño ‘Timochenko’- de la fórmula presidencial del partido recién nacido de la Farc. Como resultado del Acuerdo de Paz entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), la actual candidata a vice-presidente fue escogida como una de los seis integrantes del movimiento Voces de Paz y Reconciliación, papel que ha desempeñado en el Congreso desde noviembre del 2016, al firmarse el Acuerdo Final de Paz.
El genocidio político a la UP fue en los años 80, ¿cómo se puede saber verídicamente la participación de los victimarios?
Primariamente hay victimarios que están interesados en someterse a la Jurisdicción Especial para la Paz, porque están dispuestos a confesar la verdad, a no pagar cárcel y a reponer a las víctimas. Hay otros, que son muchos, inclusive miles, a quienes la Fiscalía ya tiene identificados. Otros están presos por falsos positivos, por ejemplo. Para esos no hay muchas posibilidades de quedar libre. Ese será un proceso bastante engorroso, delicado, pero en todo caso es novedoso el procedimiento, se le está haciendo un gran aporte a futuras negociaciones de otros conflictos. Por otro lado, creo que las víctimas van a tener la oportunidad de participar en los juicios, en el proceso de construcción de verdades. Esta Jurisdicción Especial para la Paz va a ser histórica para Colombia y al final vamos a sentir la satisfacción de que al fin se esclareció todo, muchos errores, mucho dolor, mucha barbarie, pero se va a vivir la sensación de que sanamos las heridas, y fue posible la reconciliación.
Ese es uno de los objetivos de Voces de Paz, movimiento político para el cual usted es vocera y surgido como respuesta a los Acuerdos en la Habana. ¿Podría hablarnos un poco más sobre el rol de Voces de Paz y cómo se ha desarrollado hasta ahora?
Voces de Paz es parte de la implementación del acuerdo. El propósito de crear este grupo fue escoger de su seno seis voceros, tres en el Senado y tres en la Cámara, que defendieran los acuerdos en su trámite en el Congreso.¿En esencia qué es? Se trata de traducir al lenguaje jurídico el acuerdo de paz. Hay que darle una forma jurídica y convertirlo en leyes para que sea de obligatorio cumplimiento por parte de todo el establecimiento. Que los alcaldes, personeros, gobernadores, ministerios, la presidencia, el presupuesto nacional, que todo se ajuste a lo acordado en la Habana. Se convino el modo de operar fast track, la vía rápida, para que fuera mas eficiente. Nosotros seis vigilamos que cada proyecto de ley tramitado se ajuste rigurosamente al espíritu del acuerdo, que nada se cambie, nada se altere, nada se agregue y nada se quite.
¿Ha tenido esas experiencias en el Congreso en donde se haya tratado de modificar ciertos puntos del acuerdo?
Sí, a los congresistas se les ha ocurrido pensar que esta es una oportunidad para modificar lo que no les gusta del acuerdo, pero no se puede modificar nada, porque el Congreso autorizó al presidente Juan Manuel Santos para negociar con la guerrilla de las Farc y el ELN el fin de la confrontación armada. Por eso el Congreso no puede cambiar lo que le autorizó al presidente que negociara. Las modificaciones no las podrían hacer sino las partes que negociaron, y, en este caso el Congreso estaría modificando por su cuenta el acuerdo sin que las Farc tengan derecho a opinar. Esa ha sido la dificultad.
Han pretendido cambiar muchas cosas, por ejemplo, la Jurisdicción Especial para la Paz dice que se podrán acoger a esta jurisdicción los victimarios que hayan cometido delitos en el marco del conflicto armado, delitos relacionados con la confrontación armada. Se ha pretendido entonces vincular a los militares comprometidos con falsos positivos, y eso no tiene nada que ver con el conflicto armado. A esos muchachos inocentes que mataron, los asesinaron para cobrar subsidios, bonos, vacaciones.
¿Luego de la formación del partido de las Farc, qué rol desempeñará Voces de Paz?
Voces de Paz tiene dos tareas. La primera es la veeduría en el Congreso y la segunda es servir de facilitadores para que las Farc den ese ultimo paso para convertirse en un nuevo partido político. Esa labor de facilitación es necesaria porque con el Plan Colombia se diseñó una matriz mediática que tenía como propósito desprestigiar a las guerrillas, y eso se logró. Así fue como el pueblo colombiano se acostumbró a llamar a los guerrilleros de las Farc “bandidos”, “narcoterroristas”, “narco guerrilleros” , “secuestradores”, “extorsionistas” ,“reclutadores de menores” y “violadores de mujeres”. Esos son los siete principales adjetivos con los que los medios se acostumbraron a llamar a los guerrilleros. En cambio, no se oye ningún otro adjetivo para los paramilitares. A ellos se les llama como un sustantivo, nadie les dice descuartizadores, violadores de niños.
¿Y aquellos delitos cometidos por grupos que no eran necesariamente movimientos insurgentes?
Sí. También están los delitos cometidos por el Ejército, llamados falsos positivos: ¡qué manera tan elegante de referirse a un crimen atroz contra muchachos, en algunos casos con discapacidad mental! Así se ve cómo el uso del lenguaje nos lleva a banalizar el mal, porque el informe del Centro Nacional de Memoria Histórica del año 2014 llamado Basta Ya, dice que, de cada 100 víctimas del país como resultado del conflicto armado, 17 lo son por culpa de todas las guerrillas, y 83 son víctimas del paramilitarismo, fuerzas armadas, organismos de inteligencia, empresarios y políticos. No se compadece la propaganda de desprestigio contra las guerrillas con esas estadísticas, ¿Por qué no se desprestigió al paramilitarismo? ¿Por qué no a las Fuerzas Armadas responsables de los falsos positivos?
Ya consolidado el partido político de las Farc, y en esperas de su ingreso oficial al Congreso, ¿será necesario tener otro grupo de transición que supervise que no haya violaciones al Acuerdo?
Si, de hecho, lo hay. Hay una misión de la ONU que tiene esa tarea. La primera misión tenía la tarea fundamentalmente de vigilar que la guerrilla cumpliera con lo pactado en la Habana. Ahora, la segunda misión vigilara que el gobierno cumpla con lo pactado. Hay una vigilancia permanente que creo que será por muchos años para garantizar que el Acuerdo se cumpla.
¿Por qué cree usted que existe tanta polarización ante un tema tan básico como es la paz, que es un derecho elemental para los seres humanos?
Yo diría que desafortunadamente en Colombia hay un sector de activistas políticos que se benefician de la guerra. Por otra parte está el caso del Centro Democrático con su líder, Álvaro Uribe, que es un hombre mezquino, miserable, que por no haber sido él el gestor principal en el proceso de negociación y finalización del conflicto, se niega a reconocer que Juan Manuel Santos se haya coronado de glorias por haber finalizado ese conflicto. Esa mezquindad lo lleva a criticar, censurar y desconocer el Acuerdo de Paz. Pero creo que la realidad puede más hoy, pues es imposible oponerse al fin de la confrontación armada, ¡ya se acabó! La confrontación armada con las Farc se acabó. Queda el ELN y el EPL, pero las Farc era la guerrilla más grande, la que provocaba más noticias, más hechos de guerra. Oponerse a esa paz es ya tozudez. Les queda el recurso de criticar todo lo que se hace, de magnificar todos los errores, las falencias.
Y como principal estrategia, mal informar…
Con la campaña del plebiscito nunca he reconocido el triunfo del No. Fue un triunfo logrado con mentiras, con engaños, con argumentos falsos, es decir, todas las habilidades se desarrollaron para generar en el imaginario popular otra versión de la paz. Fue una campaña fraudulenta, los que diseñaron la propaganda a favor del No engañaron a la gente y no lo digo yo, lo dijo el responsable de la campaña. Libre y espontáneamente confesó el doping político que usaron para engañar a la gente. Al gobierno le faltó difundir de manera pedagógica el acuerdo. El pueblo no conoce en realidad eso. Esa ignorancia la aprovechan los malvados para rellenarla con mentiras y propagandas falsas en contra de la paz. Somos un país preso del miedo porque hemos vivido muchos años en la guerra, y en ese ambiente de temores, es fácil convencer a la gente que pueden generarse mas miedos.
Y aún así, hay personas que defienden esa postura. Usted lo ha vivido de primera mano, este año fue víctima de un atentado en Cartagena y en varias ocasiones ha sido públicamente irrespetada por su ideología. ¿Cómo logra sobrellevar la negatividad?
La convicción profunda de que tenemos la razón, y la convicción de que la paz es posible y se puede construir. Cuando uno está convencido de eso, uno resiste la crítica, resiste las mentiras y se empeña en desarrollar el trabajo contrario: llevar verdad, aclararle a la gente. En realidad yo no descanso en esta tarea, trabajo de domingo a domingo a todos los niveles, veredal, municipal, regional, explicándole a la gente qué es la implementación al acuerdo, cuáles son los beneficios y cuál es la actitud que debemos asumir para contribuir con la paz. Las Farc dejaron las armas, entregaron las coordenadas de 900 caletas que guardaban municiones, material de guerra y armas sofisticadas. La Paz es una realidad, o, en todo caso, el fin del conflicto armado porque la paz es mucho más que el silencio de los fusiles, es sobre todo justicia social.
Con base en la experiencia en La Habana, ¿qué considera usted que deberían mejorar en las negociaciones, tanto el ELN como el gobierno?
Creo que la experiencia con la Farc va a servir mucho para que la negociación con el ELN sea más precisa, puntualice cosas que en este proceso de implementación del acuerdo con las Farc se han mostrado algo complicadas. Las enseñanzas que deja este acuerdo con las Farc son para que con el ELN, y ojalá con el EPL, se logre una negociación más rápida y más eficiente. Creo que con el ELN se va a tener un acuerdo más claro, y se va a tener un compromiso con una democracia más participativa y menos representativa. El gobierno ha reconocido la falencia de que la gente no se enteró de lo que se estaba negociando en la Habana. A medida que se vayan logrando acuerdos a la gente se le irá informando.
En el pasado ha sido candidata para la gobernación del Cesar. ¿Tiene alguna proyección en el campo político en el futuro inmediato?
Mi disposición a continuar en la política es total. No sé hacer mas ahora. No tengo edad ni interés para ser empleada ni para desempañarme en un cargo burocrático. He decidido dedicar esta recta final de mi vida a trabajar por la paz de Colombia. Ahora, dónde trabajar, no sé, porque yo pertenezco a un colectivo, yo no decido lo que yo voy a hacer. Me voy a vincular al nuevo partido, así que será ese el que me asigne una tarea. Aunque si me preguntan, quiero hacer parte del cuerpo legislativo.
Para finalizar, ¿cuál es su visión de futuro de Colombia?
Soy optimista con el futuro de Colombia. Creo que la construcción de Paz, a pesar de las dificultades, va a avanzar aún más. El país ya está sintiendo qué es eso de la ausencia de la confrontación armada y cada día vamos a entender mejor que esto fue un gran logro. La ausencia de confrontación va a permitir que el país hable de sus otros problemas, los cuales estaban cubiertos y opacados por la guerra. Las noticias eran de la guerra, ahora ya no, la corrupción empieza a ser noticia importante. En la medida en que abordemos esos otros problemas que tiene el país van a empezar a buscarse soluciones. Ahora, la representación del partido de las Farc en el Congreso, por supuesto que va a oxigenar los debates, los temas sensibles de la vida nacional ahora sí se van a debatir. Es otro panorama el que va a tener el país.
Fragmentos destacados de la entrevista a Imelda Daza