[wpdts-date-time]  

Por Alisson Cárdenas Gutiérrez

Lecturas para la paz es una actividad organizada por El Colectivo de Educación para la Paz, el Centro de Memoria Paz y Reconciliación y el Laboratorio de Comunicación Jui Shikazguaxa, que se inauguró el pasado 2 de septiembre y se seguirá realizando los viernes 9, 16 y 23, a las 3:00 PM, durante todo el mes de septiembre. Este espacio tiene lugar en el marco de Encuentros Bajo La Bonga, el árbol más antiguo de la Universidad del Norte, donde estudiantes y docentes comparten y leen algunos de los testimonios que se encuentran en el Informe Final entregado por la Comisión de la Verdad.

Más allá de ser un espacio en el que se lee y se dialoga sobre este tema, Kelly Pozo, docente de la Universidad del Norte y quien dirige esta iniciativa, destaca que lo importante es escuchar y reflexionar en torno a todos los sentires que nos genera estas lecturas y reconocer la importancia de pensar en la construcción de paz desde los entornos educativos.

Isabella Meza cantando El Camino es el Amor / Foto tomada por Estefanía Gualtero
intervención de Kelly Pozo, directora de Lecturas para la Paz / Foto tomada por Estefanía Gualtero

El primer encuentro de Lecturas para la Paz fue pasado viernes 2 de septiembre. Tuvo la participación de 15 personas, entre estudiantes y profesores.

El espacio estuvo dividido en dos. Primero, hubo un espacio de música y luego, el de lectura y diálogos. Isabella Meza, estudiante de Comunicación Social y Periodismo e integrante del Laboratorio Jui Shikazguaxa, abrió el espacio cantando la canción El Camino es el Amor de Tambor Hembra Ft. Los Gaiteros de Oveja. “Para qué tanto dolor, para qué tanto sufrimiento si el camino es el amor”. Con estas últimas palabras, se cerró el espacio musical y se dio entrada a las lecturas y conversaciones.

Voces que deben escucharse, sentires que no deben evitarse
Foto tomada por Estefanía Gualtero

Kelly Pozo escogió tres testimonios del libro Cuando Los Pájaros No Cantaban, uno de los capítulos del Informe Final, y cada texto fue entregado a una estudiante para ser leído en voz alta.

El primero fue Un día de estos va a cambiar la vida, testimonio en el que una madre narraba cómo su hijo se vinculó con los grupos armados porque “fue la única forma que vio para darle una vida mejor a su madre y a sus hermanas”. Al final, esta madre narra cómo su hijo fue asesinado. El segundo testimonio fue La Womaipa, un relato que describe el significado de la tierra para los Wayuú y lo que ellos sentían al ser despojados de la misma. Además hace una comparación entre la tierra y las mujeres por su característica de dar vida. La tercera historia fue En el campo, donde dialogaron acerca de las interpretaciones de la descripción del viaje de una familia en busca de un nuevo lugar para vivir alejados de la violencia.

Foto tomada por Estefanía Gualtero

Después de escuchar las tres lecturas, durante unos minutos todo el mundo permaneció en silencio, observando las reacciones de otros y sintiendo las propias. La primera intervención decía que era extraño que algo que no habías vivido te tocara tanto.

“Quizás esto se deba al lenguaje”, mencionó Violeta Diaz, estudiante que leyó el primer testimonio. “Cuando leí este texto me sentí tocada sobre todo porque la persona que lo cuenta usa un lenguaje como lo contarían mis tíos o mi abuela, me hizo pensar en mi familia a pesar de que en mi familia nunca hemos vivido de forma directa la violencia, y también que este es un relato de apenas dos páginas y es una escena de lo mucho que tuvieron que pasar”.

Empatía, dolor, desarraigo, nostalgia, fueron algunas de las palabras compartidas durante las intervenciones y también de las que dieron entrada a la pregunta realizada por Diana Reales, segunda moderadora del evento, en la que invitaba a pensar de qué forma podríamos contribuir a que más personas estén dispuestas a escuchar todas las historias y hablar en torno a ellas.

Construcción de paz en el día a día
Intervención de Camilo Pérez, docente y codirector del Laboratorio Jui Shikazguaxa / Foto tomada por Estefanía Gualtero

¿De qué forma podemos contribuir para que más personas conozcan estas historias, para que las escuchen y reflexionen sobre ellas? Esa fue quizás la pregunta más compleja realizada durante el encuentro.

“Escuchar no basta, indignarse no parece suficiente, necesitamos que esto trascienda”, expresó Kelly Pozo.

La Bonga, para dialogar acerca de este tema, fue un lugar oportuno y significativo durante el encuentro. “Tener estas reflexiones bajo un árbol que representa la naturaleza que, al igual que las personas, ha sido una víctima más de la violencia”, resaltó Camilo Pérez, docente y codirector del Laboratorio Jui Shikazguaxa, en su intervención.

En la búsqueda de una respuesta con una lluvia de ideas, se concluyó que ésta puede ser una tarea del día a día y con paciencia. Algunas intervenciones sugirieron que hay que empezar por hablarlo con la familia, vecinos, realizar encuentros de lectura también en los barrios; explicar a los conocidos lo que es la Comisión de la Verdad porque algunos no saben lo que es y lo que han hecho, de forma que abrazar la verdad se vuelva un compromiso y una costumbre.

Somos una casa periodística universitaria con mirada joven y pensamiento crítico. Funcionamos como un laboratorio de periodismo donde participan estudiantes y docentes de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad del Norte. Nos enfocamos en el desarrollo de narrativas, análisis y coberturas en distintas plataformas integradas, que orientan, informan y abren participación y diálogo sobre la realidad a un nicho de audiencia especial, que es la comunidad educativa de la Universidad del Norte.

elpunto@uninorte.edu.co