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Por: Daniel Salas

“Para mí la pandemia no existe, no la tengo en mi cabeza, no la tengo en mi mente y no le tengo miedo. Uso mi tapaboca y me lavo las manos. No le tengo miedo porque ya se sabe cómo se contagia, cómo se previene, los cuidados y las cosas que evitar.” Dice Gabriel Gutiérrez de Piñeres acostado en su cama sujetando el celular de tal manera que solo se veía su cabeza. Pelo corto plateado, una nariz puntiaguda, dos dientes frontales chuecos y una cara llena de cicatrices producto de una lucha contra el acné. 

“Mis clientes de transporte muchos son médicos y me preguntan – Gabriel ¿tú no tienes miedo? – ,- yo no tengo miedo-,-  no tengas miedo, solo cuídate, nunca te quites tu tapabocas y limpia el carro.” Y eso fue lo que hizo. 

El conductor privado de 56 años no se quedó de brazos cruzados. Gracias a su afiliación con la empresa de impresoras Tickoffice SA y a un contacto que consiguió para trabajar con el supermercado Olímpica consiguió un permiso de movilización y pudo seguir trabajando. Haciendo transporte de instalación y recogida de equipos de oficina a Tickoffice y entregando domicilios con olímpica pudo compensar las restricciones del pico y cédula que redujo su movimiento a un 30% y el permiso lo excluía del pico y cédula. 

Aprovechó el miedo de otros para seguir adelante y conseguir nuevos clientes, “las crisis son oportunidades y el que se quiere quedar en su casa empijamado problema de él, yo no.” Expresa Gabriel. Aun así, había algunos clientes, como doctores, que crecían de su transporte en su Nissan blanco.  Menciona que no necesita muchos protocolos que ellos mismos, de manera casi excesiva, tomaban sus medidas de seguridad. Algunos Traían sus propios tarros de gel o alcohol y desinfectaban el carro. 

Gabriel empezó su transporte lleva 3 años haciendo diligencias particulares. Él trabaja solo con gente que conoce, amigos, gente recomendada por esos amigos o recomendaciones de otros 3 conductores colegas. Mediante su excelente servicio de transporte y encomienda él ha podido mantener por varios años a varias personas desde médicos hasta alumnos, transportando desde perros hasta ostias desde barranquilla a santa verónica, santa verónica a Galapa. 

“Yo a Gabriel lo conocí por medio de una amiga, hace aproximadamente 5 años. Me lo una amiga mía y desde ahí en adelante cuando lo necesite siempre he contado con él”, Dice Juan Felipe Vergara, de 17 años, a través del icono de una J en Google meet.”

“Todo el mundo le tiene confianza a Gabriel, incluso yo lo recomiendo a ojo cerrado. Desde el primer momento que lo ves te genera confianza, por como mantiene limpio y presentable su carro te das cuenta de que es una persona responsable. Le decía -Gabriel me puedes recoger a las 3 de la mañana- llegaba puntual. Cundo vas en el carro con el tú sientes que es una persona amigable, abierta y respetuosa, que puedes tener una amistad con él.”

Gabriel nació en barranquilla en 1964. Es el segundo de tres hermanos. A excepción de una mudanza corta a Cartagena, por el trabajo de su padre, en 1966 nunca volvió a salir de Barranquilla. Cursó primaria en el colegio San José y luego se graduó de bachiller en el colegio Biffi. Intentó estudiar medicina por dos semestres, pero se retiró, después estudió economía en la Universidad de la Salle. 

En ese tiempo trabajó en la finca de su abuelo en Sabanalarga de lunes a sábado, donde estudiaba de noche y trabajaba en el día atendiendo a los animales. Al graduarse de la universidad a los 25 años fue directamente a trabajar en la Gobernación del Atlántico por un año. De ahí pasó al banco de occidente donde trabajó por 15 años. 

Empezó como jefe del departamento de cajeros automáticos. Después de año y dos meses pasó a ser subgerente de una oficina de Barranquilla. Año y medio después pasó al departamento de análisis y presupuesto donde revisaba las cifras en depósitos, colocaciones y utilidades entre otras cosas. Después fue gerente supernumerario por 3 años. Finalmente fue el propietario de la oficina de la calle murillo. Ahí se presentó un problema con unos créditos que lo hizo retirarse en el 2005.

Al salir del banco estuvo desubicado 6 meses, buscando otro empleo. Abrió un negocio de imprenta, trabajo con un tío en Ceragem que pasó a ser encargado. Después fue a Uber, pero debido a la alta exigencia laboral, los quisquillosos pasajeros y la inseguridad por el conflicto con los taxis, dejó Uber para hacer diligencias particulares. A pesar de que Ceragem cerró ofreció un servicio de mantenimiento de las camas. Mediante amigos de su tiempo en el banco, empezó a hacer asesorías. Finalmente, durante todo ese tiempo y con la gente que conoció y amigos empezó con el negocio de finca raíz. 

“Gabriel es una persona carismática, tranquila, divertida y creyente” afirma Laura Gutiérrez la menor de los 3 hijos de Gabriel. “Siempre está en la movida, tiene muchos contactos, busca constantemente qué hacer. Tiene un buen ánimo, siempre hace reír a las personas. Aunque a veces es tan tranquilo que puede llegar a ser despreocupado. A mí me dejaba salir mucho y podía salir con mis amigas sin avisarle y nunca me llamaba, cuando llegaba solo me preguntaba por qué había llegado tarde.”

“Nuestra infancia fue nuestra mejor parte como familia. Él pasaba y jugaba mucho tiempo con nosotros, nos pagó un colegio bueno, éramos unidos. Yo era aún muy pequeña cuando se divorciaron y no supe ni me importó por que se divorciaron. El, yo y mi hermano nos fuimos a vivir con mi abuela y mi hermana se fue con mi mamá.”

“Él siempre quiso darnos la mejor educación posible, nos apoyó en todo lo que pudo. Ahora mismo estoy viviendo con mi madre, pero él se mantiene en contacto continuo con nosotros y antes de la pandemia nos invita a un Juan Valdés o al malecón para pasear a mi perro.”

En nuestro tercer encuentro mientras hablamos en una camiseta rosada, se preparó fácilmente un café en una taza de APG además de organizar unas cosas en la cocina. Después se fue a su habitación donde movía mucho su celular. Finalmente, después de un tiempo se paró y fue a centrar a la sala de estar. Gabriel es una persona que está en constante movimiento siempre atento a las oportunidades disponibles. Esta puede ser un nuevo cliente de transporte o apartamento para vender en finca raíz. 

“Yo estoy capando las oportunidades, viendo dondé hay y ellas me llegan. Tengo 4 fuentes de ingreso y por lo menos me sale una a la semana. Pero cuando no se da o algo me sale mal no me preocupo. Nada me sale mal, todo me sale bien. Lo que no sale como yo quería o esperaba simplemente es una enseñanza que yo tenía que tener, entonces me salió bien y por todo doy gracias a Dios. Porque todo en la vida tiene una razón de ser, un porque un para que y una enseñanza. La situación económica por la que estoy pasando que no es la que yo quería, doy gracias porque me enseña a ver que hice mal y perdonarme.”

“¿Voy a seguir en este trabajo de conductor? Ya yo le entregué toda la vida a Dios y a la divinidad y todos los días me pasa algo nuevo, algo que me enriquece. Lo único que sé es que si mañana estoy vivo es tomarme un tinto, agradecerle a Dios porque estoy vivo comerme un pan, llamar a mis hijos. Ya no me preocupa el futuro porque no ha llegado, el pasado ya se fue. Para que preocuparme si no puedo cambiar el pasado y no puedo saber el futuro. Si yo vivo bien el presente el futuro va a ser mejor.”

Lo único que tiene planeado hacer es aprender a invertir en acciones ya que puede conseguir ingresos diarios desde su casa. Entonces solo haría finca raíz ya que ahí consigue muchos ingresos. “Tengo dos proyectos que son unas fincas que cuando se vendan me voy a San Jacinto a comprar una hamaca y no trabajar más.” Dice sarcásticamente. Esto le daría más tiempo para hacer lo que él quiere, pasar más tiempo con sus hijos, comprar y aprender a tocar piano, mejorar su inglés y aprender francés. Dejarles momentos y recuerdos sus. Enseñarles a no vivir para trabajar, sino trabajar para vivir a no ser esclavos del trabajo.

Gabriel con sus dos hijas, María Alejandra y Laura

Somos una casa periodística universitaria con mirada joven y pensamiento crítico. Funcionamos como un laboratorio de periodismo donde participan estudiantes y docentes de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad del Norte. Nos enfocamos en el desarrollo de narrativas, análisis y coberturas en distintas plataformas integradas, que orientan, informan y abren participación y diálogo sobre la realidad a un nicho de audiencia especial, que es la comunidad educativa de la Universidad del Norte.

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