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Por Carolina Ortiz

Relatos escabrosos y sombríos encuentros de ultratumba, tétricas alucinaciones y cuerpos ensangrentados y el miedo a la muerte son algunas de las diversas herramientas narrativas que los autores de cuentos de terror han utilizado desde los comienzos de este género literario. Los cuentos de terror inspiran sentimientos encontrados que penetran en lo más profundo de los miedos humanos, generando escalofríos y esperando que un encuentro rápido con la muerte alivie nuestro terror. Pero, ¿De dónde viene esa necesidad humana de sentir escalofríos, de perder el sentido del ser hasta el punto de no retorno? Ciertamente, el espíritu humano está lleno de enigmas, y utiliza el miedo que le producen las historias de ultratumba para esclarecer deseos internos de satisfacción, de encontrar valentía en las circunstancias más extrañas, o simplemente de alimentar su alma de euforia para matar la liviedad del alma y hacernos sentir vivos. Gracias a esto, existe Halloween y las historias de terror, porque la imaginación humana no conoce límites y autores como los que serán mencionados a continuación saben alimentar el ego de nuestros espíritus.

5. El cuervo, de Edgar Allan Poe

El cuervo es un relato sombrío, oscuro y profundamente trágico que explora el terror de los tormentos del alma humana. Con este relato de almas perdidas y sentimientos de amor rotos, Poe utiliza el terror para acercarnos a las profundidades de su espíritu: Inspirado en la pérdida de su esposa Virginia Clemm, La figura ambigua del Cuervo representa al demonio interno, a la ausencia de amor y el vacío que supone. Gracias a una métrica literaria llena de oscuridad y ambigüedad, Poe nos muestra a un narrador desconocido atormentado por la figura negra de un cuerpo mientras trata de dejar de pensar en su amada Leonor, pero este Cuervo, un animal que representa simbólicamente la falta de esperanza y los rincones olvidados del ser, entra a su habitación para no irse jamás. Con un grandilocuente “Nunca más”, El Cuervo se queda con el amante desolado y le recuerda en una escena terrorífica que la oscuridad no lo abandonará, que no saldrá de la sombra de su tristeza.

De Pablo Gallo, artista español.

4. El llamado de Cthulhu, de H.P Lovecraft

“El monstruo está más allá de toda posible descripción. No hay lenguaje aplicable a ese abismo de horror inmemorial, a esa pavorosa contradicción de todas las leyes de la materia, la fuerza y el orden cósmicos”. Con esta frase, Lovecraft cimienta una de los historias más evocadoras y extrañas en la historia de la literatura de terror. Con un poder narrativo profundo, este autor explora el terror cósmico como una herramienta desoladora que nos prepara para el fin de todo lo que es conocido, para sepultar las estrellas en la oscuridad y destruir la humanidad. Cthulhu es un monstruo, una criatura más antigua que el hombre mismo, un engendro cósmico que viene a reclamar el fin y conquistar la tierra como suya. Pero ¿De verdad los seres humanos necesitamos el miedo y el terror? Porque quien se atreva a investigar, a indagar los orígenes de Cthulhu tiene que sufrir las consecuencias de la muerte. Y eso es el horror para Lovecraft: Un misterio que no quieres esconder, una ignorancia que prefieres abrazar a tener que enfrentarte al miedo de lo desconocido, a la voz del innombrable Cthulhu.

Tomada de: La leyenda del jinete sin cabeza, adaptación cinematográfica del libro, 1999

3. El jinete sin cabeza, de Washington Irving

Y llega el terror fantasmal: Washington Irving nos deleita en este relato corto con un acercamiento al legendario mito del jinete sin cabeza, un antiguo soldado cuya cabeza fue cortada en medio de la guerra y cabalga atormentado buscando su cabeza para descansar en paz su alma en los desolados parajes de Tarrytown, en Estados Unidos. Noches oscuras y pueblos malditos, El Jinete sin cabeza representa la infamia de la guerra y el terror nocturno, un miedo capaz de trastornar la mente de cualquier habitante civilizado que vive en medio de un bosque maldito y el alma desolada de un hombre que trata de encontrar el camino para que su alma pueda descansar en paz. ¿Y quién puede hacerlo, sabiendo que el terror acecha cada esquina, que la búsqueda sin fin de tu propio ser es un círculo eterno que nunca termina, que la desesperación desoladora del pueblo se encuentra en cada letra escrita de este relato. Sin embargo, la ambigüedad narrativa de la historia nos deja con un mensaje fantasmagórico: Puede que nuestros miedos no sean reales, puede que nada más baste la imaginación de los terrores inventados para crear nuestros propios tormentos y acercarnos en lo más profundo de nuestra propia comunidad. Los monstruos y fantasmas son reales: Están en nuestra cabeza, y no pueden irse.

2. La Mosca, de George Langelaan

La idea de que la ciencia puede ser una maldición terrorífica ha sido un elemento narrativo tocado desde los comienzos del terror gótico con Mary Shelley en su famosa novela Frankenstein. Sin embargo, Langelaan es uno de esos autores que nunca se olvidan. Los animales, en su aspecto más insignificante, son criaturas sin bajo control, salvajes creaciones del universo que representan el caos y la falta de razonamiento propia de los seres humanos. Eso representa la figura de la mosca en el relato y su capacidad de transformar a la figura más altiva del conocimiento científico en una criatura insignificante que ha perdido la ruta de su propio destino. De eso se trata este famoso relato adaptado numerosamente a la televisión: Un hombre, con tal de encontrar la verdad inalcanzable, con tal de superar los avatares mismos de la sabiduría humano y transformar lo que no debe de ser tocado, se mete con la naturaleza mediante la creación de una máquina capaz de transformar la materia: Pero en medio del experimento se mete una mosca y el científico se convierte en mosca y la mosca en científico. ¡Que insignificante parece el terror fantasmal cuando puedes transformarte en el más profundo de tus miedos! La cúspide del salvajismo, de la deformación humana y del caos genético!

Tomada de: La mosca, adaptación cinematográfica del libro, 1986

Retrato de Mary Shelley, por Richard Rothwell

1. El Mortal Inmortal, de Mary Shelley

La inmoralidad, conocida como superación eterna de la muerte, es un recurso narrativo, una leyenda famosa que es a menudo glorificado y buscado, porque representa la supremacía humana, la capacidad de ser inmune a la enfermedad, al tiempo y al envejecimiento. Sin duda alguna, las personas que le tienen miedo a la muerte buscan perseguirla a toda costa con tal de alcanzar la superioridad del ser que viene con la fuerza sobrenatural y la belleza que nunca se marchita. No obstante, no todo lo relacionado con la juventud y la vida eterna es un bien para el ser humano que la alcanza: También puede ser una maldición, y la certeza de que mientras te ahogas en gloria, todas y cada una de las personas que has querido en tu vida se marchitan a tu alrededor. Por esos motivos, Mary Shelley merece el primer lugar en nuestra lista: Su narrativa gótica explora miedos humanos que van más allá de presencias sobrenaturales. Porque cuando un hombre ambicioso bebe el elixir de la juventud se convierte en su propia maldición al darse cuenta que los males del amor y la desolación del alma no son curados con la vida eterna, sino que por el contrario sufre el terror infernal de tener que presenciar la muerte de sus seres más queridos y ver su belleza marchitarse sin poder experimentar la salvación de la muerte. Ciertamente, la muerte es uno de los miedos humanos que más acechan en Halloween. ¡Si en la noche de brujas un extraño te ofrece el elixir de la inmortalidad, no la bebas, puedes caer en una terrible maldición.

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