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Por: Andrea Torres, Duber Altamar, Keiner Quiroz y Moisés Carrillo.

Despertarse y darse cuenta que desechos urbanos hacen parte de su entorno sería una situación difícil para cualquier persona. La Concepción es un lugar para muchos desconocido. Está situado entre el Río Magdalena y la zona industrial del municipio de Soledad, Atlántico. Lo que muchos conocen como un vertedero de basura, ubicado en la calle 15 con carrera 36 A, desde hace medio siglo es el lugar donde alrededor de 200 familias han edificado sus modestas viviendas.
Cuando llegas a La Concepción, el recibimiento está compuesto por la música que proviene de la iglesia del barrio y las risas de los niños que se divierten en las polvorientas calles, como si su imaginación pudiera más que la situación de su entorno.
Es domingo y el caluroso sol del mediodía comienza a tomar fuerza. La basura regada en las calles, el deterioro de la casas, las moscas volando por todos lados hicieron parte de la bienvenida de un lugar extraño para otros. Queda el sinsabor de la impotencia por ver a todo un barrio que ha sido olvidado por sus gobernantes, un barrio de pobres que no tienen la culpa de serlo, pero también un barrio de gente que es alegre a pesar de la situación en la que viven.

La opinión de los olvidados

Pese a que “los olvidados” han aprendido a vivir en medio de la basura y la pobreza, ellos reconocen la situación en la que viven. “Los servicios son malos. Aquí no hay acueducto sino que llenamos tanques y con eso nos bañamos y lavamos, la luz también es muy mala. Yo tenía la neverita esa y con el sube y baja de la luz se quemó. El gas no se han atrevido a meter por lo del basurero, que es muy peligroso”, cuenta la señora Nubia Cárdenas Mejía, oriunda de Puerto Berrío (Antioquia), desde la puerta de su sencilla vivienda construida con madera y pintada de verde, mientras las innumerables moscas se cruzaban frente a la cámara, atraídas por las montañas de basura. Ella (Doña Nubia) opina lo mismo que piensa la mayoría de las personas que habitan en La Concepción: “La Alcaldía de Soledad los ha olvidado”.
“El alcalde en los días que iba a coger el puesto nos prometió ayudarnos, nos dijo que iba a arreglar las calles con una máquina. No ha venido más desde que cogió la batuta, ni siquiera los secretarios. Aquí no entra ninguna de esa gente”, comenta Don Aristóbolo Donado sentado desde su silla blanca, un poco manchada de pintura y quien lleva 17 años viviendo en La Concepción y ahora ya es un adulto mayor.
“Con el tema de la salud toca es morirse porque aquí no atienden a nadie, si uno se enferma uno mismo tiene que comprar su medicina. También tenemos el problema de la fábrica de químicos que está aquí al lado, que lo que hace es tirar veneno al río, pero cómo de ahí se benefician esos que se auto proclamaron de la junta de acción comunal, entonces nadie dice nada, nadie hace nada”, afirma Daniel Hernández quien es conocido como el peluquero del barrio.
“Esto aquí pertenece a Soledad, pero el alcalde no ha hecho nada por nosotros, cuando estaba en campaña venía a cada rato. Dijo que iba a cambiarnos la luz, que nos iba a ayudar con el agua, pero no, al final no ha hecho nada. El servicio de luz, lo traemos desde la 35, porque nosotros aquí, no pagamos servicios, ni nada”, asegura Kelly Johana Muñoz, habitante de La Concepción hace 22 años luego de llegar desplazada de Nueva Venecia, Magdalena.

La otra cara de la moneda

Como ocurre la mayoría de las veces, las ayudas que tanto prometieron los políticos nunca llegaron. El olvido ha sido tanto que incluso esta población no se ha tenido en cuenta en los últimos Planes de Desarrollo Municipal. La última información sobre los habitantes de La Concepción data del año 2008, cuando estaba compuesta por 174 personas y 129 familias. Sin embargo, en el año de 1996 el Fondo Nacional de Proyectos de Desarrollo y el Gobierno Municipal había realizado unos estudios donde se llegó a la conclusión de erradicar el basurero de La Concepción.
Actualmente los habitantes cuentan con el apoyo de Techo. “Llevamos trabajando aquí hace aproximadamente 3 años. El trabajo que se ha hecho ha sido un acompañamiento a las familias desde el momento en el que se les realizan las encuestas hasta la fase en la que se encuentran hoy en día, que son las mesas de trabajo. Estas mesas de trabajo son unas reuniones entre los líderes comunitarios y voluntarios, a partir de los cuales se identifican las otras necesidades prioritarias que tiene la comunidad y se desarrollan programas para enfrentarlas”, comentó Said Ali Martínez, director de Techo Barranquilla.
A través de fuentes anónimas de la Secretaría de Gobierno de Soledad logramos conocer que la situación actual de La Concepción y sus habitantes fue debatida por los miembros de dicha Secretaría y que se pretenden gestionar algunos proyectos de vivienda. Sin embargo, La Concepción ha sido visitada en múltiples ocasiones por algunas fundaciones que buscan ayudar a sus pobladores a salir de este lugar por la situación de alto riesgo en la que se encuentran.
Para discutir y conocer más sobre estos riesgos y la situación de salubridad de estos habitantes intentamos hablar con el Secretario municipal de Salud pero no se encontraba en el municipio. Así que recurrimos a la opinión de un profesional en el área de la salud para conocer los riesgos que tiene el vivir en medio de desechos.
“La proximidad con la basura compone un peligroso foco de infección. Puede ser esta la causa principal de más de cuarenta enfermedades. Algunas de las patologías infecciosas que están directamente conexas con los residuos son: Hepatitis viral, fiebre, diarrea aguda, parasitosis intestinales (amebas), entre otras enfermedades” nos explica Guido Ramírez Quintero, médico de la Clínica Atenas de Barranquilla. La transmisión de las infecciones puede efectuarse de varias maneras: ya sea por el contacto directo con los desechos o por la vía indirecta que es a través de los vectores que viven en las zonas de basurales.

Es sorprendente la capacidad que tiene el ser humano para sonreír, aún viviendo literalmente en medio de la basura. La mayoría de nosotros, aún con dificultades, logramos vivir en una casa común, pero ellos han sido olvidados y viven en una tierra de nadie. Un lugar donde la cobertura de la ley colombiana pareciera perderse y donde los derechos de la constitución política no alcanzan a cobijarlos. Ellos parecen desconocer el derecho que tenemos los colombianos a una vivienda digna. Ellos viven en un basurero, ellos viven en La Concepción.

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