Por: Karolays Santiago
Ilustración: Andrés Pereira
Liz
“La cuarentena hace que uno quiera salir corriendo, porque siento que a los hombres los privilegian, el hombre de la casa no hace nada, porque es el que da para la comida y hay que atenderlo. Solo he visto a hombres ser atendidos así, nunca he visto lo contrario, si existe aún no lo he visto”, comentaba cabizbaja Liz, reflexionando sobre lo difícil que ha sido el confinamiento para ella atrapada en casa de sus tíos, donde debe hacer todo lo que le ordenan por ser mujer y porque son ellos los que la mantienen, de atreverse abrir la boca para protestar le puede ir muy mal, afirma la joven.
Como Liz, una joven estudiante que depende de sus parientes, una gran cantidad de mujeres tienen que soportar humillaciones, abusos y todo tipo de violencias por encontrarse ante situaciones de poder que en muchas ocasiones se presentan por no tener solvencia económica ni un lugar a donde ir.
Con la implementación del aislamiento preventivo obligatorio en Colombia estas situaciones se han vuelto críticas y la permanencia en el hogar con sus agresores, ha hecho de la vida de las víctimas un calvario. Las llamadas a la línea 155 y denuncias por maltrato durante la cuarentena han incrementado en un 142 %, obteniendo 3951 llamadas entre el 25 de marzo y el 23 de abril del 2020, mientras que en el mismo periodo en 2019 fueron 1504.
“La cuarentena convirtió las casas en un refugio obligatorio; pero en algunos hogares, el confinamiento transforma las casas en un espacio de violencia psicológica y física”, afirmó preocupada en un comunicado Patricia Llombart, embajadora de la UE en Colombia con relación al impactante incremento de violencia contra la mujer que se ha generado en el país a causa del confinamiento obligatorio.
Melissa
Él la perseguía con cuchillo en mano por toda Boca Grande, entre la oscuridad que débilmente trataba de combatir la luna. Cuando supo su paradero fue hasta Cartagena y se le presentó en la vivienda de la amiga que la alojaba. Con todo el miedo que la abarcaba ella intentó huir, escapar del horror que la había seguido hasta la Heroica y se arriesgó a correr por la oscura y solitaria playa con el cielo ennegrecido.
Con un cuchillo la perseguía cegado por la ira, entre arena salada y palmeras se abría paso a su objetivo, cada vez se acercaba más y finalmente la alcanzó. Este es uno de los muchos episodios aterradores que ha vivido Melissa, a causa de las obsesiones de su ex pareja, un hombre quince años mayor que ella con quien inició una relación sentimental a la edad de quince años.
Con la cuarentena muchas mujeres se han visto en peligro a manos de sus parejas con las que conviven y en muchos casos se presentan feminicidios, como del que casi Melissa fue víctima. Ya son más de 19 mujeres las asesinadas por sus parejas en el país, según datos de la Fiscalía.
Sucre, Caquetá, Bolívar, Meta y Atlántico, según el Observatorio Colombiano de las Mujeres, han sido los departamentos que experimentaron los mayores aumentos de llamadas en 2020 respecto al 2019. El observatorio afirma que las llamadas por “hechos de emergencia”, que registra cuando la vida de la mujer se encuentra en peligro, ha incrementado un 553%, pasando de 32 llamadas en el 2019 a 209 durante el aislamiento.
El Atlántico ha sido testigo de este disparo de violencia hacia las mujeres y en Barranquilla se conocen 155 casos de agresión; la mayoría de las víctimas, son agredidas por su pareja sentimental. En los municipios de Soledad, Baranoa, Juan de Acosta y Candelaria se reportan siete denuncias por violencia de género. Por su parte la Oficina de la Mujer en Distrito de Barranquilla durante la primera semana del aislamiento preventivo obligatorio recibió 12 solicitudes de asesoría.
Desde el inicio de la cuarentena nacional obligatoria hasta el 29 de abril, la Fundación Feminicidios Colombia recopiló 14 feminicidios . Santiago Luque, periodista de Rutas del Conflicto, diagramó y localizó los datos suministrados por la fundación.
Estos son los feminicidios ocurridos en Colombia desde el 25 de marzo hasta el 29 de abril del 2020.
Cuando finalmente alcanzó a Melissa en la inmensidad de la playa y la oscura noche, la raptó para retenerla en un pequeño cuarto donde la mantenía atada de sus extremidades a la cama, golpeándola y violando una y otra vez.
La Defensoría del Pueblo Colombiano comunicó que durante la cuarentena se ha visto un incremento de la violencia sexual; el organismo aseguró que atendió 122 casos de violencia sexual que dejan ver el riesgo al que se encuentran expuestas las mujeres, niñas y adolescentes. Además, agrega que el 3% de los hechos de violencia sexual se realizaron contra mujeres migrantes y refugiadas, 34 fueron cometidos contra mujeres sexodiversas.
Margarita
Uno de los cobradores de su exesposo llegó en una moto y tocó fuertemente la puerta de donde se alojaba ella con sus hijos; y al no tener con qué pagarle este le dijo: –usted está muy bonita ¿por qué no va y se rebusca?- haciendo alusión a que se prostituyera para poder saldar la deuda que su expareja le había dejado. Como Margarita demasiadas mujeres sufren violencia intrafamiliar por parte de sus parejas, de tipo económica, cuando no se cubren las necesidades básicas de la persona o el hogar. Según el Observatorio Colombiano de las Mujeres, la línea 155 en el periodo del 25 de marzo y el 3 de abril recibió 2971 llamadas por violencia intrafamiliar, el 90% de mujeres.
En ese tiempo el esposo de Margarita, que trabajaba en ese entonces en otra ciudad, había dejado de mandarle dinero a su familia, posteriormente desapareció y la casa donde residían la perdieron a causa de una hipoteca que él había realizado. El hombre dejó un sin número de deudas las cuales le tocó hacerse cargo su exesposa, que haciendo trabajos de belleza a sus amigas a domicilio pudo darle de comer a sus hijos. “Esto también es violencia”, afirma Margarita al recordar esa dolorosa época.
¿Se manejan adecuadamente estos casos?
A pesar del gran registro de denuncias Melissa, barranquillera de treinta años, madre de dos niños y lideresa de mujeres víctimas de violencia basada en género, hace una fuerte crítica al poco involucramiento y seguimiento de los casos de violencia contra la mujer por parte de las instituciones judiciales.
Reflexionando y con voz enérgica afirma que los funcionarios no son sensibles al tema y ser víctima para ellos solo representa una estadística. También se cuestiona si la ley funciona y si le ha servido de algo denunciar. Melissa opina que la involucración de las instituciones en casos complejos de mujeres víctimas de violencia es casi nula.
En cuanto a las autoridades policiales las critica fuertemente por no tomar acciones contra los agresores con excusas como “si nos lo llevamos detenido, la Fiscalía lo suelta al otro día”. Los trabajadores sociales y psicólogos no quedan por fuera de esta denuncia, Melissa asegura que cuando deciden involucrar a la familia de la víctima es muy tarde, ya que este proceso debe realizarse desde el principio del caso.
Ante esta problemática y el incremento desmedido de violencias hacia la mujer está cuarentena, la Fiscalía General de la Nación anunció que se priorizan las investigaciones por los casos de violencia basada en género y adoptó un protocolo interno para fiscales e investigadores, de tal manera que garanticen rapidez y efectividad en las indagaciones.
Dicho protocolo se compone de cinco itens, recepción de denuncias 24 horas al día los 7 días de la semana, equipo nacional y seccional para violencias basadas en género, acompañamiento, formación a funcionarios y trabajo articulado con comisarías de familia. Por otro lado, en Bogotá, desde el 20 marzo al 13 de abril, han ingresado 13 mujeres y sus sistemas familiares a las Casas Refugio de Secretaria de la Mujer.
Sin embargo, Margarita, miembro activo en su localidad de la colectiva Mujeres del Suroriente, de la Confluencia de mujeres para la acción pública y del Movimiento de mujeres en el departamento, concuerda que se le debe hacer un acompañamiento a las víctimas y no dejarlas solas durante el caso.
“Estamos en la puerta de la fiscalía y se arrepienten, porque les da miedo”, comenta Margarita sobre la penosa y muy común situación donde las víctimas de violencia se desisten de hacer sus denuncias; por esto es de vital importancia el acompañamiento a las víctimas durante el caso, “hay que hacerles acompañamiento de las denuncias y que no queden solas, ya que terminan arrepintiéndose en muchos casos”, afirma la mujer que también ha sido víctima de violencia de género.
Al preguntarle a Liz, una joven estudiante de derecho y que también ha sufrido las violencias derivadas de la discriminación y la desigualdad, si alguna vez había denunciado los abusos y maltratos de los que era víctima respondió con ojos desesperanzados y cristalinos un rotundo “no”.
–Porque nadie me va ayudar, si hago algo empeoro– con voz crispada explica la joven sobre la decisión a no hablar, -yo creo que a nadie le importa, es por eso que se incrementan los suicidios y depresión; cada quién se preocupa es por sus propios problemas- expuso. Igual que Liz muchas mujeres prefieren no denunciar a sus agresores por sentir poco apoyo por parte de las autoridades que manejan los temas de violencia intrafamiliar y de género.
Denunciar al agresor siempre ha sido un desafío para las víctimas y con la implementación del aislamiento este reto se engrandece. Al permanecer encerradas con sus agresores, estos violan su privacidad y las mantienen constantemente vigiladas lo que dificulta la denuncia. Al principio de la cuarentena muchos servicios judiciales suspendieron actividades, dejando desprotegidas a las víctimas para hacer sus denuncias.
Por esta razón en Colombia la habilitación de espacios, en los cajeros de los establecimientos comerciales, para la realización de denuncias por violencia a través de códigos secretos, por los cuales los cajeros informan a las autoridades los casos, ha representado un alivio para las víctimas de violencia de género.
En fechas pasadas la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, explicaba esta medida: “Lanzamos la estrategia ‘Espacios Seguros’ para que, en las tiendas de Justo y Bueno, Ara, D1 y Farmatodo ellas puedan llegar y hacer la denuncia. Agradecemos a estas tiendas porque una mujer sale más a hacer mercado, y si vive con su agresor puede denunciar en estos espacios”.
Lamentablemente la violencia hacia la mujer no cesa en época de pandemia y las medidas adoptadas por el gobierno no son suficientes, el machismo, la discriminación y la desigualdad son conductas incrustadas en nuestra sociedad que necesitan ser escarbadas y mitigadas desde la raíz.