Por: César Mora Moreau
Marina (Daniela Vega) está acostada en su cama desnuda y observa su reflejo en un espejo circular que cubre su entrepierna. No vemos su órgano sexual, solo su rostro y su mirada determinante.
“¿Qué soy?” parece ser una pregunta que ser repite cada vez que se mira. “¿Una quimera, tal y como sugirió Sonia? El interrogante se hace presente cuando camina por la calle y se topa con un espejo rectangular. ¿Una pervertida? ¿Acaso será un maricón, como la llamó Bruno? Se cuestiona observándose en la ventanilla de un carro mientras se desenvuelve de la cinta que le ha deformado su rostro. No. La respuesta está en el título de esta película: Una mujer fantástica.
Dirigida por Sebastián Lelio y galardonada con el Óscar a mejor película de habla no inglesa, Una mujer fantástica (2017) es un film que habla de la violencia, la discriminación y la pérdida sufrida por Marina, una mujer trans, luego de la muerte de Orlando (Francisco Reyes), el hombre que ama.
Además de los atropellos de unas autoridades que se niegan a reconocerla como mujer y la victimización de un sistema que no cree posible que haya tenido una relación que no esté mediada por la violencia y el abuso de drogas, la protagonista tendrá que enfrentarse a los insultos de la familia de su novio, la decisión de mantenerla excluida del funeral y el despojo de sus pertenencias.
¿Cómo es posible que Orlando haya tenido algo con Marina? Es el interrogante de todos, pero esta película deja en claro que para el amor no existen los géneros, las etiquetas sociales y , solamente bastan dos seres humanos que se amen.
Bien decía el director mexicano Guillermo del Toro, a propósito del título de su última película, “el agua es como el amor, no tiene forma, y puede aparecer en una persona del mismo sexo, de una edad muy diferente, puede aparecer en mil formas, pero la reconoces inmediatamente”.
Trailer:
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