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Por:Cristina Amortegui

“Carnaval de los niños 2018… Gózatelo, que está bien sabroso ¡Upaaa!” Oír esta consigna recitada por cientos de pequeños carnavaleros, hace que valgan la pena todos los esfuerzos y los 27 años de lucha para mantener un espacio de participación activa de los niños en el carnaval. Cuando la chiquillada barranquillera canta a una sola voz y repiten entusiasmados un lema que los une, podemos decir que se hizo un buen trabajo porque aseguramos que habrá Carnaval muchos años más. Samuel Martínez puso a los barranquilleros a cantar al mismo ritmo. Estableció el lenguaje del vacile en las esquinas y barrios populares de la ciudad donde se sentía la algarabía de niños y niñas. Como una ola mágica, la sabrosura se fue expandiendo y dio vida a un sentimiento de alegría y satisfacción colectiva. No solo los pequeños alzaban sus voces. En los bordillos y terrazas cantaban  abuelas, tías, vecinos y papás. Todos en función de enaltecer una misma tradición y gozar del despeluque que se formaba. El Rey Momo Del Carnaval De Los Niños 2018 puso a brincar y saltar a todos y demostró que ninguna condición impide disfrutar del carnaval, al contrario, nos convenció que todos tenemos derecho a vacilar.   ¡Así suena Barranquilla con el SammyQuillero! En el año 1991 se realizó el primer Carnaval De Los Niños, organizado por la fundación Voz Infantil – Hola Juventud. Debido a que no había un espacio para las nuevas generaciones en la ciudad, Julio Adán Hernández, un visionario defensor de la niñez a quien de cariño se le conoce como “El profe”,  decidió hacer realidad una propuesta de los niños integrantes del proceso. A partir de ese momento y año tras año, los niños han sido protagonistas en Barranquilla de su propia fiesta que se ha convertido en un referente a nivel mundial de la verdadera pedagogía cultural y modelo del empoderamiento que tienen los más pequeños sobre las tradiciones. Hoy en día, el Carnaval De Los Niños es una escuela abierta a la vida que convoca a toda la familia para el disfrute. En términos de riqueza folclórica y convocatoria, podría estar al mismo nivel del carnaval popular que hacen los adultos. Esta fiesta está en constante evolución y en el 2018 dio pasos agigantados en zapatos muy pequeños.

“Lo que hay que hacer en este mundo es soñar en grande para uno poder llegar a muchas metas en la vida”: Samuel Martínez

Sammy, el niño picotero, comenzó a soñar el carnaval gracias a su participación en Voz Infantil – Hola Juventud. En este proceso comunicativo educativo, Sammy tuvo la oportunidad de desempeñarse como locutor junto a sus compañeros, niños y jóvenes que sin haber pisado un salón universitario, practican diariamente el oficio del periodismo. Con el acompañamiento y enseñanzas del profe, Sammy asistía sábado tras sábado al programa radial que es planeado y llevado a cabo por este grupo de niños autónomos y dispuestos a transformar una sociedad. Como era de esperarse, al poco tiempo de estar en Voz infantil, Sammy propuso una nueva sección para el programa que atrapó enseguida a sus pequeños colegas. En “Champeteando con SammyQuillero” el experto picotero le cuenta a los oyentes sobre las champetas que están de moda, los éxitos del pasado y los inicios e historia de este ritmo que lo apasiona. Poco a poco, Sammy se ganó el corazón de sus amigos de la emisora. Con su autenticidad y espontaneidad, contagia de alegría a todos en las reuniones y emisiones del programa. Sammy es esa persona especial que siempre saca sonrisas donde quiera que vaya, por tal motivo no fue una idea descabellada que sus compañeros en conjunto lo propusieran para ser el Rey Momo Del Carnaval De Los Niños 2018.

“Sammy es un volcán de energía”: Alberto Martínez

Ser soberano del Carnaval De Los niños significa representar a los más pequeños y ser embajador de la alegría en la fiesta más importante del país. Además de un honor y un privilegio, es una gran responsabilidad porque implica liderar la tradición del patrimonio oral e inmaterial de la humanidad. El primer Rey Momo de los niños se escogió en el año 2000. Jaison Alberto Payares era un niño con discapacidad auditiva que comandó las fiestas infantiles, lo que demuestra que el Carnaval De Los Niños siempre ha sido un espacio de inclusión para toda la comunidad carnavalera. La comparsa “Sueño Especial”, integrada por niños y niñas con algún tipo de  discapacidad cognitiva, encabezó desde sus primeras versiones el desfile del Carnaval De Los Niños. Según me cuenta el profe Julio Adán “el público respondió muy bien desde el principio, este grupo era uno de los más aplaudidos de todo el carnaval”. 18 años después de Jaison, llegó SammyQuillero a dejarle claro a Barranquilla que no hay nada imposible si se ve la vida con los ojos del corazón. En su carnaval, Sammy rompió cientos de barreras y puso a una ciudad a bailar el mismo ritmo. En todas sus presentaciones, Sammy tuvo una conexión muy especial con la gente. Cuando el rey cantaba su canción sucedía un fenómeno bastante particular. Cumbiamberas, garabatos, son de negros, congos y demás bailadores se convertían en champeteros. Inconscientemente, y aunque no fueran amantes del género, las personas tarareaban la letra y aplaudían al compás de “El vacile”. Llegó un punto en el que los niños y niñas (Me incluyo) se sabían la coreografía a la perfección y tomaban como propio ese himno de la bacaneria. Sammy entregó toda su fuerza y energía al carnaval. Pero mucho antes de iniciar esa aventura, dejó claro a todos los implicados ciertas condiciones. Debian respetarle sus fechas especiales. Las velitas, la navidad y el 31 de diciembre son días intocables para Samuel, deseaba estar con su familia y no quería que le invadieran su privacidad.  Así fue. La felicidad máxima de un sueño hecho realidad y el deber cumplido, llega el día de la coronación de Samuel. Luego de meses ensayando y preparando cada detalle, la Plaza De La Paz presenció un espectáculo sin precedentes. En el escenario Samuel brilló con su voz, baile y carisma. Detrás de tarima, había una madre con muchos sentimientos encontrados que corría de un lado a otro verificando que todo estuviera en su lugar. “Cristy, ¿está muy lleno?” me pregunta Paola minutos antes del show, pues ella estaba tan ocupada organizando las cosas que no había tenido la oportunidad de salir al público y observar. En sus ojos vi el reflejo de la fuerza más poderosa de todas: el amor por un hijo. Con mucho entusiasmo y orgullosa, le dije que estaba repleto. Barranquilla había respondido al llamado de la gozadera. Tras bambalinas también había unos abuelos, que en medio de los nervios, cargaban vestidos y custodiaban la hidratación que su nieto iba a necesitar. El tío de Samuel tenía lista la escenografía, su hermano le daba buenas energías y su padre, desde muy temprano, tenía todo ‘fríamente calculado’. Como buen cómplice, escribió el bando que decreta el inicio de la fiesta y Samuel en braille pudo leerlo para expresar su mandato real.

Javier Alcázar y su esposa, abuelos de Sammy Quillero
Paola Alcázar, mamá de Sammy
Sammy y su mamá

“La familia es lo más importante. Lo que uno más debe tener presente pa’ poder seguir adelante en todo”: Samuel Martínez

  Dicen que detrás de un gran hombre hay una gran mujer. En el caso de Sammy, hubo una gran niña a su lado que a cada segundo le hizo ver el mundo carnavalero. Shadya Londoño Fernández, reina del Carnaval De Los Niños 2018, merece toda la admiración y gratitud por sostener con sus inagotables brazos y su imborrable sonrisa, todo un carnaval. Con su paciencia, ternura e infinita solidaridad guió los pasos de Samuel a diario. Shadya es  sinónimo de fuerza y es la viva descripción de la palabra “dar”. Dio a Barranquilla su encanto y talento como una bailarina excepcional, pero más significativo que eso, le dio a Samuel la posibilidad de ver el carnaval. Sammy: niño, picotero y rey. Tres etiquetas que nunca serán suficientes para describir la grandeza de un pequeño valiente y soñador. En su cuarto de juegos, Sammy disfruta enseñándome a tocar el tambor Alegre. Francamente, disfruto más yo al darme cuenta que no existe ninguna condición que pueda impedirme reír y amar el carnaval como lo ama este rey momo. Llegó la hora de irme. al fin y al cabo, el carnaval ya acabó y Sammy necesita descansar. Continúa tocando melodías. Ahora canta “…Soy champetuo hasta morir a mucho gusto y mucho honor…”, comprendo por fin que Sammy lo que necesita es seguir champeteando porque no existe otra cosa en el mundo que lo llene más de satisfacción y alegría que escuchar una champeta. Yo, inmersa en su maravilloso mundo, me despido de esa fuente del vacile, que entre risas y emocionado me grita “Ombe Cristy, tranquila que el carnaval empieza cuando termina…”. Lo mismo afirmo yo. El Carnaval de Sammy terminó, pero las hazañas de este niño apenas comienzan.

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