Por: Wilbert Daw | Foto: Especial
La esencia impredecible del fútbol está a la orden del día. Muchos adivinos del balón son osados y apostando su pellejo intentan atinarle al ganador de algún partido.
La más reciente edición de la Liga de Campeones de Europa se ha caracterizado de tener de todo, menos de lógica, pues resultados que son normalmente difíciles de dar vuelta han sido tumbados de formas épicas por escuadras como el Liverpool y el Tottenham Hotspur, finalistas de la competición.
Pero si en el fútbol profesional no es fácil predecir un resultado, mucho menos en un torneo juvenil. Por ello, aprovechando que el próximo jueves arrancará el mundial Sub-20 de Polonia, he decidido traer una historia que en su momento impactó fuerte.
No, no es de Colombia, pero sí sucedió en tierras ‘cafeteras’. Un milagro que ni la mismísima Madame Kalalú hubiese logrado predecir. Siga con confianza y conozca la historia del equipo milagro: Guatemala Sub-20.
Balón de sufrimiento
No ha sido fácil el camino del balón en Guatemala. Se dice que los primeros equipos de fútbol en el país centroamericano se establecieron en 1902, pero no fue sino hasta 1921 que la escuadra ‘Chapín’ jugó su primer encuentro oficial, propinándole un 10-1 a su similar de Honduras.
40 años más tarde, en la década de los 60’s, Guatemala vivió una pequeña época gloriosa.
En 1967, los guatemaltecos se alzaron con la Copa Concacaf, el antecesor de la Copa Oro, por primera y única vez en su historia. Al año siguiente, consiguieron hacerse un lugar en los Juegos Olímpicos de México 1968, donde llegaron a cuartos de final.
Pero de pronto, se acabó la bonanza ‘azul y blanca’. El fútbol ‘Chapín’ presentó un estancamiento fuerte al tiempo que otros países del área como Costa Rica y Honduras aumentaban un poco su nivel.
Las migajas de éxito que había conseguido Guatemala hasta antes del clasificatorio regional al Mundial Sub-20 2011, que tendría lugar en Colombia, fue dos clasificaciones más al torneo olímpico de Montreal 1976 y Seúl 1988, obteniendo su cupo en ese último certamen en detrimento de México, que fue sancionado por FIFA debido al polémico caso de los ‘Cachirules’.
Su última alegría ocurrió en 2001, donde levantó el trofeo de la Copa Centroamericana, un certamen que funge a su vez como clasificatorio a la Copa Oro de la Confederación de Norteamérica, Centroamérica y del Caribe (CONCACAF).
Así las cosas, la necesidad de lograr un punto de quiebre que impulsara al fútbol guatemalteco era vital. Y esa oportunidad estaba en el equipo Sub-20 que iba a encarar el clasificatorio al mundial de Colombia con un solo objetivo: lograr la primera clasificación de Guatemala a un mundial de fútbol en todas sus categorías.
Primer paso
En 2011, Guatemala fue escogida como sede del clasificatorio de Concacaf al Mundial Sub-20 de Colombia. En suelo centroamericano, había confianza en un grupo de muchachos que estaba destinado a hacer historia.
El campeonato otorgaba cuatro cupos al certamen orbital juvenil y consistía en 4 triangulares donde clasificaban dos equipos por cada triangular para luego disputar eliminatorias directas. Los equipos que llegaran a semifinales aseguraban su boleto al país ‘Cafetero’.
Para esta tarea, el encargado de dirigir el barco ‘Chapín’ era un histórico del balompié sudamericano. El uruguayo nacionalizado paraguayo Ever Hugo Almeida, que deslumbró por años defendiendo el arco del Olimpia ‘guaraní’ y de la selección ‘Albirroja’, llegó en 2010 a orientar los destinos de la ‘azul y blanco’ y empezar un proceso a futuro. Por ello, decidió también tomar las riendas del elenco sub-20.
Guatemala enfrentaría en la primera fase a Honduras y Jamaica. En su debut frente a los caribeños, la ‘Bicolor’ se quedó con el triunfo por 2-0 y días después clasificó a segunda fase sin sudar una sola gota, pues los hondureños sacaron del camino a los ‘Reggae Boyz’ con un 2-1.
No obstante, los ‘Catrachos’ complicaron a los ‘Chapines’ en su camino al mundial, pues gracias a un contundente triunfo de la ‘H’ por 3-1, los guatemaltecos terminaron segundos de su zona. Así, el cuadro de torneo los obligaba jugarse el boleto a Colombia con Estados Unidos, potencia del área.
Los norteamericanos habían vencdo en su grupo a Surinam (0-4) y a Panamá (2-0), por lo que se postulaban como favorito para seguir avanzando en el torneo. La noche del 6 de abril fue la fecha fijada para la gesta. El estadio Mateo Flores de Ciudad de Guatemala estaba a reventar y la mesa estaba servida para una contienda épica.
Al minuto 33, un centro al área proveniente de un tiro de esquina surcaba el cielo guatemalteco. Allí, ante una mala salida del meta estadounidense, Gerson Lima se levantó y de cabeza mandó al fondo de la red.
Fue un gol doloroso tanto para Estados Unidos como para Lima, pues antes de impactar el esférico de cabeza sintió una insoportable molestia en la zona del apéndice, por lo que minutos después de la anotación fue sustituido y llevado a una clínica para tratarle la dolencia.
La alegría de la victoria se opacó al minuto 66, luego de que Conor Doyle quedara mano a mano con el meta José Carlos García y éste le picara la bola por encima de su cuerpo para colocar el 1-1. Sin embargo, la tristeza y preocupación se esfumaron rápidamente cuando Henry López aprovechó un balón muerto en el área ‘gringa’ y sacó un disparo que se coló en el arco rival y desató la alegría en el Mateo Flores (68’).
El boleto al mundial era de Guatemala.
El torneo siguió y los ‘Chapines’ firmaron un decoroso tercer lugar tras perder 2-1 con Costa Rica en semifinales y vencer en penales a Panamá por 7-6 tras empatar sin goles en el tiempo reglamentario.
El objetivo ahora era Colombia. Sin embargo, lo que el destino les depararía en nuestro país no se lo hubiese imaginado ni el más afamado guionista de Hollywood.
¿De Guatemala a Guatepeor?
En su primer mundial, Guatemala cayó en el grupo D junto con Nigeria, potencia de la categoría, Arabia Saudita y Croacia. Nada más entró a la zona y fue declarado por aficionados y prensa especializada como cenicienta del grupo. Los orientados por Ever Hugo Almeida se alojaron en Armenia, la ‘ciudad milagro’, lugar donde disputarían todos los partidos de su zona.
Guatemala pagó la novatada en su debut frente a Nigeria en la primera jornada de su grupo. Los africanos fueron ampliamente superiores a los centroamericanos y los vapulearon 5-0. La segunda fecha también fue de pesadilla para la ‘Bicolor’, pues Arabia Saudita desnudó aún más su inexperiencia y los masacró con un 6-0.
Estos dos marcadores abultados supusieron que el equipo centroamericano quedará en una condición de cuidados intensivos para la última jornada del grupo D, donde enfrentarían a Croacia, que también cayó frente a los saudíes (0-2) y los nigerianos (2-5).
Gracias al sistema de campeonato, Guatemala contaba una con una leve opción de avanzar como mejor tercero si vencía al onceno balcánico. Debía esperar a que Nueva Zelanda o Uruguay no vencieran a Portugal o Camerún en el Grupo B, respectivamente. Asimismo, esperaba lo propio de Panamá en su choque ante Brasil y de Austria en su duelo contra Egipto en la zona E.
Una combinación de resultados bastante amplia y que había que añadir la alineación de todos los astros en el meridiano cero, que los caballos del apocalipsis pasaran las puertas del infierno con la pata delantera derecha y que todas las iglesias del mundo tocaran las campanas al mismo tiempo.
De pronto, la suerte le sonreía a la ‘Guate’. Camerún y Portugal derrotaron a Uruguay y Nueva Zelanda por 1-0 en la zona B, mientras que dos sendos 4-0 de Brasil a Panamá y de Egipto a Austria en el grupo E, dejando en manos de los pupilos de Almeida su clasificación.
El encuentro del 6 de agosto del 2011 en Armenia fue muy cerrado, con un cuadro croata muy defensivo y un Guatemala que iba por la épica. A 10 minutos del final, el juego seguía empatado sin goles y hasta ese momento, Nueva Zelanda se quedaba con el último boleto de mejor tercero a segunda ronda.
Pero entonces, pasó lo imposible. Mientras el meta Mynor Padilla mandaba un balón largo saliendo de su área, los astros comenzaban a juntarse en el meridiano cero.
La pelota entró picando peligrosamente en predios europeos y Marvin Ceballos intentaba puntear el esférico con su pierna derecha, mientras los caballos del apocalipsis cruzaban las puertas del infierno con su pata delantera derecha.
Ceballos conectó la pelota, que superaba la humanidad del meta croata y cuando cruzaba la línea de gol, las campanas de todas las iglesias del mundo sonaban para anunciar la hazaña: Gol de Guatemala.
El mote de ‘ciudad milagro’ se hizo más vigente que nunca aquel 6 de agosto en Armenia. Mientras Cevallos corría sin camisa por el gramado del estadio Centenario, un narrador de nombre Walter Ávalos gritaba a todo pulmón “éste es el gol que esperamos por años”.
Al mismo tiempo, el guardameta croata se tapaba su rostro ante la decepción y el asombro por la diana centroamericana. Aquella noche en Armenia quedó grabada para siempre en los anales del balompié ‘Chapín’. La primera victoria en un mundial FIFA, el primer gol y, de carambola, el primer pase a octavos de final.
Un epílogo agridulce
Tras su rocambolesca clasificación, Guatemala tuvo que rivalizar a Portugal, que a la postre se convertiría en subcampeona del torneo, en el estadio Pascual Guerrero de Cali. En aquella ocasión, los ‘Chapines’ jugaron literalmente el partido de su vida, pero incluso eso fue insuficiente para contrarrestar la temprana anotación de Nelson Oliveira, quien desde los doce pasos le otorgó la victoria a los ‘Lusos’.
La impotencia centroamericana provocó inclusive que por poco se fueran a los golpes ambas escuadras al finalizar la contienda, pero para fortuna de ambas selecciones, el ‘rifirrafe’ no pasó a mayores. En la rueda de prensa, Ever Hugo Almeida utilizó la siguiente frase para definir la actuación guatemalteca en el certamen: “la cenicienta se convirtió en princesa”.
Esa participación de la ‘azul y blanco’ debió servir como impulso para darle cabida a una nueva generación de futbolistas en suelo guatemalteco. Pero no ocurrió así. Ever Hugo Almeida dejó el banquillo ‘Chapín’ en 2013 y el proceso iniciado por el orientador sudamericano se perdió con el tiempo.
Sumado a esto, la Federación Nacional de Fútbol de Guatemala (FEDEFUT) navegaba en aguas turbias por hechos de corrupción que mataban lentamente el fútbol en Guatemala.
Al final, la FIFA tomó cartas en el asunto y en 2016 suspendió a la FEDEFUT con participar de toda competencia organizada por el máximo ente rector del balompié mundial a raíz de los casos de corrupción, medida que fue levantada a finales del año anterior.
Además, muchos jugadores que integraron la plantilla de aquel torneo sub-20 no lograron encontrar oportunidades en sus carreras. La mayoría militan ahora en escuadras de segunda, tercera y hasta de cuarta división en su país y su actuación en el mundial de Colombia 2011 ya se percibe como un recuerdo lejano.
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Aunque no terminó de la manera que se esperaba, la actuación de Guatemala fue sorpresiva para muchos aficionados del balompié. Un equipo cuya actuación se denominó como un ‘Milagro Centroamericano’ por todas las peripecias ya mencionadas.
Que ésta historia sirva para mostrar -una vez más- de que en el fútbol no hay nada escrito. Como diría el histórico entrenador alemán Sepp Herberger: “El balón es redondo, el partido dura 90 minutos, todo lo demás es pura teoría”,