A mil metros de altura en el norte de la sierra Nevada de Santa Marta, escondida celosamente por la espesa y húmeda vegetación de las montañas, donde la fauna y la flora se unen en un ecosistema diverso que aviva la voz de la naturaleza, se encuentra la mágica Ciudad Perdida.
La misteriosa ciudad era uno de los distintos asentamientos indígenas de la extinta comunidad Tayrona y se construyó en el siglo ocho después de cristo. No obstante, fue hasta en 1976 que un grupo de arqueólogos colombianos lograron descubrir la mítica urbanización que había estado oculta durante varios siglos.
El tiempo no parece haber afectado la magnificencia de la arquitectura rocosa tallada por las manos de los indios taironas. El lugar está compuesto por terrazas de piedra que a su vez se encuentran intercomunicadas por escaleras, muros, y caminos empedrados. Sobre estas plataformas lisas, los indígenas solían construir centros ceremoniales, residencias, y almacenes de víveres. El dorado colombiano, como lo llaman algunos arqueólogos, comprende un área aproximada de 35 hectáreas, sobre las cuales reposan al menos 169 de estas terrazas.
Si bien dicen que los mejores lugar son los más difíciles de hallar, ciudad perdida no es la excepción. Para acceder a este paraíso es necesario aventurarse en un tour de 4 a 5 días, y establecer caminatas de hasta 6 horas por día.
Durante el recorrido la naturaleza muestra su espectáculo más suntuoso; increíbles paisajes compuestos por cascadas, ríos, y cerros. Por otro lado, es posible establecer relaciones con comunidades autóctonas a lo largo del camino, en los diferentes campamentos de reposo que se encuentran ubicados en resguardos indígenas. Esta travesía es llevada a cabo por varias agencias en la ciudad de Santa Marta, y es ideal para los aventureros que desean desconectarse de la cotidianidad, para adentrarse un mundo espiritual y ancestral.