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Por: Karolays Santiago (@karosantiagom)

Alrededor de las dos de la tarde, en el emblemático Hotel del Prado de Barranquilla, llegaba el encuentro con la guionista colombiana, directora de cine y televisión, Patricia Restrepo. Estaba de visita en la ciudad a causa de su participación en la XIII edición del Carnaval Internacional de las Artes.

Al entrar al hotel la encontré en un sillón del salón, cargando su celular mientras esperaba el auto que la llevaría al aeropuerto. Al recibirme me sonrió y me invitó a sentarme junto a ella. Al conversar se mostró amable y abierta. Me pareció una mujer muy fresca y espontánea, me la imagino jovial en sus años de juventud cuando empezaba a enamorarse del cine.

Después de platicarme cuanto le había encantado el festival y la cálida ciudad, recordamos el homenaje que le hizo Hammer Museum con la exposición Radical Women, recolectando todas sus obras y haciéndolas circular por el mundo.

La exposición se exhibió en Los Ángeles, New York y São Pablo. Patricia afirma que gracias a Radical Women “se han movido mis películas en estos tiempos. Como que se vino la memoria y se vino el pasado para empujarlo  a uno”.

Siguiendo con la conversación, ella me relataba un poco sobre sus vivencias y nos trasladamos a sus primeros años de formación. Después de retirarse de la academia de publicidad, se aventuró en el mundo del cine. Un mundo normativo dirigido por hombres y donde aún es complejo para una mujer ser reconocida como directora. Encontró en el Grupo de Cali una especie de nido que la acogió e instruyó para ser la gran cineasta que es hoy en día

Cuando se lanzó a realizar cine la tarea no fue sencilla, pero nada le quedó grande.

“Yo no los veía, estaban, pero yo no me dejaba afectar mucho por eso. Por el entusiasmo, por las ganas”, afirmó Patricia haciendo referencia a las limitaciones que tenían las mujeres en su época para hacer cine. Para ella, estas se derivan del machismo y el patriarcado predominante de la época. Sin embargo, estas barreras no la frenaron, gracias a las ganas que tenía de realizar sus sueños.

Más adelante, tras la muerte de Andrés Caicedo y la disolución del grupo, la directora de El alma de maíz retornaría a su ciudad natal, Bogotá, y conformaría en alianza  con un grupo de amigas el colectivo Cine mujer.

“Fuimos cinco mujeres, y todas escribíamos, todas dirigíamos y hacíamos las películas muy apoyadas por nosotras. Cuando una dirigía, las otras le hacían las demás funciones”. Eventualmente se hicieron fundación y tuvieron una época muy productiva, donde sus cortos tuvieron una gran acogida.

A los cinco años de participación se retiró para cambiar de ambiente y sobretodo para ser mamá. Una faceta importante en su vida.  Posteriormente el grupo vio su final.

A pesar de encontrarse en su camino con estas maravillosas mujeres y muchas otras personas a lo largo de su vida afirma que, “ haber perdido El grupo de Cali fue fuerte”, porque nunca encontró un grupo similar con el que trabajar y decidió quedarse en la academia.

“Hay que creer en uno”, es el mensaje que nos deja esta gran mujer y en este mundo de hombre no permitir que nuestros sueños sean frustrados. Y como dice Marilyn Monroe “No me importa vivir en un mundo de hombres, mientras pueda ser una mujer en él”.

Foto: Tomada del Linkedin de Patricia Restrepo

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