Llegó el día más esperado, llegó el Carnaval. El inigualable Carnaval de Barranquilla. Para muchos significa época de fiesta, cultura y tradición, para ellos, es algo más, era la oportunidad, su oportunidad. La música, el folclor, el sonido de las gaitas y la vibración resonante de las tamboras, los acogió, y ellos la recibieron con ilusión. Este Carnaval, sería diferente, pues se convirtió en su esperanza, para palpar y creer en un mejor futuro.
Este grupo musical conformado por unos treinta niños de la escuela “La Magdalena”, ubicada al suroriente de Barranquilla, encontró en la música su motivación para salir adelante. Algunos, desde que tenían cinco años de edad, decidieron creer en la “Profe Gina”, paradójicamente, “cachaca” como les dicen a las personas que vienen del interior del país, en su caso de Bogotá, para que se convirtiera en su profesora de música, a pesar de que ella sea maestra de ciencias naturales.
Tales eran sus ganas que poco a poco se fueron integrando más y más niños de todas las edades al grupo musical de la Seño Gina (como le dicen ellos), que ahora bautizado por los mismos integrantes, se llama, “Vibras del Folclor.” También se autoproclaman como un grupo bastante heterogéneo, pues sí, ¿no?, son niños de todas las edades, gustos, talentos y su profesora de música folclórica, ni siquiera es costeña.
Pero no es eso lo que los hace diversos, es aún más sorprendente, pues, dos de sus participantes son niños con discapacidad visual, Jesús y Juan, quienes, desde los diez años, confiaron en la profesora Gina. Ella los impulsó a que creyeran en sí mismos y ahora a sus catorce años, son de los más talentosos del grupo, su destreza con la flauta de millo y el llamador es simplemente encantadora. Ellos describen la música como esa puerta que les abre la vida para que persigan un sueño para nada inalcanzable y que, aunque no sepan cómo luce el instrumento que tocan, de todas maneras, se han convertido en sus mejores amigos.
Esto apenas comienza, pues sus posibilidades de un futuro promisorio, llegó a sus vidas tomadas de la mano de la alegría, espuma, tradición y alboroto del famoso “Carnaval de Barranquilla”.
Una convocatoria publicada por la Secretaría Distrital de Educación de Barranquilla llegó a oídos de la maestra Gina, la oportunidad de que sus niños se pudieran presentar en una comparsa del Carnaval en el Malecón, competir contra otros colegios y mostrar su talento era absolutamente ideal. El problema es que la fecha de la presentación estaba a la vuelta de la esquina, y tenían una semana para escoger, preparar y aprenderse la canción, sin contar que debían diseñar el vestuario y montar una coreografía para las bailarinas. El tiempo no estaba a su favor.
Pero, tal y como dice uno de los letreros de madera que cuelga en la pared del colegio, “Los caminos difíciles conducen a destinos hermosos” y ellos se encaminaron en esta aventura de preparar una exhibición musical en siete días.
Tenían que ser realistas, una comparsa no era la mejor idea, ya que, al tener niños con discapacidad visual, sería complejo. Esto no los detuvo y por eso se ingeniaron el presentarse en un camerino en la mitad del Malecón. El reloj avanza, pero ellos no dan tregua. Gina a pesar de su conocimiento musical, desconocía en absoluto los ritmos usados en el Carnaval, gracias a la ayuda de otras personas como el profesor Víctor Lazala, lograron adaptar un bello poema del poeta cubano Nicolás Guillen “Una canción en el Magdalena”, al son y ritmo del tradicional bullerengue.
En un fin de semana terminaron el montaje musical, se lo enseñaron a los niños y al mismo tiempo, reunieron material reciclado de polisombra, botellas y tapas para confeccionar los vestuarios, junto a la ayuda de otros profesores y padres de familia. Lo lograron, ya tenían listas las polleras (faldas típicas del bullarengue) de las bailarinas y los trajes de los músicos. Y como la imaginación y creatividad es su fuerte, junto a la ayuda del artista plástico y esposo de la Seño Gina, diseñaron y construyeron la gaita que les hacía falta con tubo PVC, un velero, plastilina y un pitillo. El trabajo en equipo fue básicamente lo que logró sacar adelante este proyecto y el cielo se había convertido en su único límite.
El orgullo de ver el esfuerzo, perseverancia y talento de estos niños, no solo lo sentían la maestra Gina y los padres, sino que se extendía hasta cada rincón de la institución. Mario Martínez, rector de la INSEDMAG “Instituto Educativo Distrital La Magdalena”, no podía sentirse más alegre y satisfecho al verlos, “Me siento muy feliz por el grupo que tenemos, es de mucha complacencia ver cómo representan a nuestra institución que ha trabajado mucho por la inclusión y estos muchachos demuestran que ni el tiempo ni la discapacidad, son un problema”.
A su favor tienen el apoyo de las personas tal y como dice Gina “la confianza que han tenido todos en nosotros es un factor muy importante para que podamos sacar adelante este tipo de proyectos.” No cualquiera ve a un grupo con sus características y piensa en el potencial que pueden llegar a tener.
Ellos anhelaban pararse en esa tarima y mostrar su talento, es por esto, que Jesús David aprendió a tocar la gaita en cuestión de días, Sheila dejó las maracas a un lado, para descubrir su talento en el canto y se convirtió en la voz principal que entonaría este bullarengue. Asimismo, cada uno de ellos se adaptó para cohesionarse como grupo y lucirse como lo hicieron esa tarde en el Malecón.
Ese logro de mostrar y formar parte de esas presentaciones desde el marco de la inclusión es lo más gratificante para ellos. Descubrieron lo que son capaces de hacer y ahora no pueden esperar a presentarse en otros lugares, pero principalmente volver a llevar luz al Carnaval. Todavía recuerdan los aplausos del público, para ellos, ver a desconocidos gritando y dándoles su apoyo, personas grabándolas con ese orgullo de quedarse con el recuerdo de los niños del INSEDMAG, no tiene precio.
No estaba entre sus planes, eran más bien espectadores y hacían parte de ese público que vive y goza el Carnaval y aunque esa experiencia también los llena, sentir que aportaron, que dejaron un mensaje a muchas personas con el reciclaje, diversidad y trabajo en equipo, les dio más fuerza. Ese día cantaban y bailaban alrededor del “Boga y boga” de la canción y como lo recitan ellos mismos, “no eres lo que logras, eres lo que superas” y eso fue lo que reflejaron ese día a pesar de no haber ganado el concurso.
No se esperaban que fueran a significar tanto aquellas palabras musicalizadas por ellos como lo eran “Sobre el duro Magdalena, largo proyecto de mar”, mientras las interpretaban, se iba trazando sobre sus vidas un nuevo camino, que empezó aquella tarde con su primer Carnaval el 8 de febrero del 2023, el Carnaval que les abrió puertas que nadie más, sino ellos, podrán seguir descubriendo al ritmo de las tamboras.
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Luis Antonio Moreno
Soy el padre de la profe Ginna Patricia o de la seño, como dicen a las maestras en la costa colombiana. Y es un gran orgullo saber que se está desempeñando de acuerdo a sus sueños. Enseñar para los más humildes, pero sobre todo incluyendo a niños que aunque no pueden ver con sus ojos, ven con el alma el color de la felicidad. Gracias Ginna por representar a los docentes del interior de Colombia y en especial por hacer notar el papel de la mujer en los Carnavales de Barranquilla. Grata conmemoración este mes que el mundo recuerda la lucha de las mujeres por sus derechos. Viva el 8 de marzo DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER.
Victor Rafael Lazala Gómez
Maravilloso grupo, lo mejor en el malecón, el colegio de la Magdalena. Buena profesor Mario y la seño Gina, con personalidad.
María Flor de Alelí
Felicitaciones un trabajo cultural que deja muchas huellas y exalta el esfuerzo y dedicación de todo un grupo que ama bailar y cantar.Amo su alegría
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