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Por: Reynell Badillo – Foto de cabecera: Reuters 

Por primera vez en la historia un primer ministro israelí -Benjamin Netanyahu- visita la región latinoamericana. La lista de países a visitar es realmente corta, solamente tres Estados le darán la bienvenida a Netanyahu: Argentina, México y Colombia. Por supuesto, la decisión de visitar estos países no es fortuita. La Cancillería Israelí ha afirmado que esta gira responde a los cambios políticos vividos por la región (el debilitamiento de la izquierda y el ascenso de la derecha moderada), y coincide justamente con la visita de Maduro a Kazajistán (en donde tuvo encuentros con autoridades iraníes) y un posible ensanchamiento del brazo iraní en el continente.

La afinidad ideológica es un punto clave para el acercamiento diplomático; la llegada de Macri a la presidencia de Argentina –país con la mayor población judía de la región- luego de una década de kirshnerismo (recordemos algunos roces diplomáticos producto de la investigación de los atentados terroristas de 1992 y 1994 y acuerdos de entendimiento con Irán) es para Netanyahu un elemento vital de cara a aumentar la influencia israelí sobre la región.

El factor económico determina la importancia de la relación entre México e Israel. Este último es el mayor socio comercial del país en el Medio Oriente, y el único con el cual tiene un TLC. Además, México alberga en su territorio a la tercera mayor población judía en Latinoamérica, lo cual no es poco.

Colombia – Israel

Con Colombia la situación es distinta, no tenemos gran población judía y no hemos tenido grandes tensiones con Israel durante las últimas décadas. Preguntémonos entonces por qué Netanyahu decidió que el país cafetero fuera su segundo destino.

La relación estratégica de Colombia con Israel no se reduce al gobierno de Juan Manuel Santos. Desde la creación del Estado israelí el voto de la región latinoamericana en la Asamblea General de la ONU fue relevante para la adopción de la Resolución 181 (II) en 1947, y luego de declarada la independencia de Israel, Colombia demostró su apoyo a la nación israelita al ser uno de los pocos países que le vendió armas. Además, hasta la fecha, este es el único país suramericano que aún no ha reconocido a Palestina como Estado.

Si nos movemos hacia el presente podemos observar que la cooperación militar fue uno de los pilares de la relación durante las últimas dos décadas. El ahora Presidente Juan Manuel Santos visitó Jerusalén mientras fungía como Ministro de Defensa del ex-presidente Álvaro Uribe Vélez, siendo este un acto que refrendaba la intensa cooperación militar y de inteligencia que sostenían ambos Estados en la lucha sostenida por Colombia frente al terrorismo. “Es mucho lo que Israel nos puede enseñar y ayudar”, decía el ahora presidente colombiano luego de exaltar las cualidades de la inteligencia israelí que, se rumoraba, había colaborado en la operación de rescate de Ingrid Betancourt. Hasta el día de hoy, cada año una delegación militar de alto rango visita el país judío para intercambiar conocimiento en materia de seguridad con militares israelíes.

La relación comercial tampoco es desdeñable, desde el 2013 Colombia firmó un Tratado de Libre Comercio con Israel, el cual apenas fue enviado a revisión de la Corte Constitucional hace algunos meses. La economía israelí importa casi 1/3 de su PIB, lo cual puede servir como una ventana de oportunidad para los productores nacionales. Cabe recordar que la balanza comercial (sin TLC) es favorable para Colombia, y una profundización de esta tendencia debería ser el norte de las autoridades comerciales.

El Presidente Juan Manuel Santos ha solicitado la ayuda israelí de cara al post-conflicto. No debemos olvidar que la amplia experiencia judía en la remoción de minas antipersonales ha sido trascendental para el proceso que hemos vivido desde el fin del conflicto con las FARC.

La firma de acuerdos propugnados por el desarrollo agrícola en regiones como Antioquia y Cesar es una muestra de lo importantes que resultan los aportes de Israel, un país que invierte casi el 4% de su PIB en investigación y desarrollo, y que tiene como uno de sus pilares el aprovechamiento de sus escasos recursos y la maximización de sus beneficios, en el desarrollo agrícola y ganadero.

En esa misma línea, tampoco puede soslayarse el hecho de que Colombia es el país latinoamericano que más becas recibe por parte de Israel, lo cual da cuenta de nuestra posición como aliado fundamental en la región.

Lo que dejó la visita

Netanyahu estuvo solamente 4 horas en el país, tiempo suficiente para firmar memorandos de entendimiento para la cooperación científica y el fomento del turismo bilateral. Además, quedó demostrado su interés primario al arremeter contra Irán e incitar a sus aliados a actuar como líderes para evitar la extensión del brazo persa en la región.

Recordemos que tan solo hace unos días Nicolás Maduro estuvo reunido con su homólogo iraní, quien desde su gobierno financia actividades del grupo terrorista Hezbollah. Ya Latinoamérica sintió de primera mano esta alianza durante los atentados a la embajada israelí en Argentina en 1992 y a la comunidad judía dos años después.

Sin lugar a dudas, los actos irresponsables del gobierno israelí de cara a la afrenta del pueblo palestino pueden ser cuestionados por la sociedad colombiana, y la protesta frente a la Cancillería mientras Netanyahu se reunía con el Presidente Santos es una muestra de ello. No obstante, la posición oficial del gobierno colombiano responde a las necesidades e intereses que guían ahora su política exterior. Sería un desacierto entrometer consideraciones morales en una relación de este tipo; más cuando el país necesita este tipo de aliados para enfrentar el posconflicto.

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