Por: Luisa Alzate, Luz García, Lorena Pertuz, Angel Yepez Alvarez
Aceptación de la comunidad homosexual en la ciudad de Barranquilla.
Desde que en la sociedad se empezaron a tener en cuenta las diferencias, y a partir del incremento en la lucha por los derechos humanos, han nacido grupos que se consideran impulsores y defensores de comunidades discriminadas o marginadas. Entre estas comunidades se encuentran las homosexuales, quienes al igual que muchos de los grupos clasificados como diferentes o extraños, han sido las principales víctimas de malos tratos y discriminaciones. Lo anterior, por parte de quienes no aceptan que existen condiciones culturales, sociales, raciales y/o sexuales distintas. Un ejemplo de esto es la no aceptación de una unión diferente a la tradicional entre hombre-mujer, ya sea por cultura, educación y hasta por el credo religioso; lo cual incide en que la sociedad no reconozca las diversificaciones dentro de ella misma.
Dentro de la Costa Caribe, exactamente en la ciudad de Barranquilla, la cultura machista y conservadora ha sido uno de los principales factores incidentes en la no aceptación de esta comunidad. Esto lo afirmó la psicóloga María Lourdes Dávila en uno de sus artículos, quien dice que en ciudades como Barranquilla en donde rige la sociedad machista, existen muchos tabúes, ideas erróneas y pseudo conceptos en relación al tema de la homosexualidad.
No existe un dato concreto que describa el número de personas declaradas abiertamente homosexuales dentro de la ciudad, pero teniendo en cuenta el informe de Kinsey – de hace ya varias décadas -, en el mundo existe un promedio del 10% de personas miembros activos de las comunidades de gays y lebianas. Según esa lógica, se estima que dentro de la ciudad, teniendo en cuenta el tamaño de su población, existen alrededor de 300.000 personas en promedio que hacen parte activa de las comunidades homosexuales y son declaradas públicamente como gays o lesbianas.
Por otro lado, los integrantes de los grupos homosexuales concuerdan y llegan a la conclusión de que aunque ven un avance en los ciudadanos a la hora de aceptarlos por ser gays o lesbianas en comparación a años atrás, creen que los casos de discriminación radican siempre en los mismos problemas: la falta de educación y la cultura machista. Según Luis González, estudiante de 22 años de edad y miembro de esta comunidad:
“La principal razón de esta falta de respeto o intolerancia viene desde la crianza, desde que no se le inculcan los valores, desde que no se le inculcan de que hay personas diferentes a nosotros, así como hay personas de diferente color, diferentes lenguas, así como hay un zurdo o un derecho. Tenemos que inculcarles que hay personas diferentes en todos los aspectos, que igualmente podemos encontrarnos en cualquier momento de nuestra vida, y por no tocarse este tema desde la niñez viene la falta de respeto , la intolerancia y la discriminación”.
Estos mismos problemas culturales y en educación afectan y llevan a que, además de heterosexuales, también exista discriminación dentro de los propios miembros de la comunidad homosexual de la ciudad; evidenciado en que por el machismo entre ellos, hay rechazo y prevención de unos con los otros. Juan Manuel, quien también pertenece a la comunidad LGBTI, expresó que “somos muy machistas, incluso entre nosotros mismos. También está el tema de: mira él es muy afeminado y no me gusta andar con esa persona; Es que por el hecho de que seas gay y te gustan los hombres no significa que debas dejar de ser un hombre…”
En Barranquilla la aceptación de la comunidad homosexual es menor con respecto a otras ciudades del interior del país. En general, en la costa, hay una tendencia a ser machista e intolerante con respecto a este tema.
La comunidad gay ha sido en múltiples situaciones amedrentada por ciudadanos que no aceptan esta orientación sexual. El caso ocurrido en el Centro Comercial Portal del Prado, donde fueron expulsados del lugar Rafael Salgado y Bayron Gutierrez – una pareja gay – por darse un beso, es un ejemplo de ello. También los asesinatos sin esclarecer de Estefany Perez, abiertamente lesbiana, mientras charlaba en frente de la casa de una amiga, y el de Jhonny Mercado quien fue amordazado y torturado en su propia casa. Siendo los anteriores solo algunos ejemplos de las violaciones y agresiones que sufren las personas que deciden hacer pública su homosexualidad.
Factores que inciden en que no exista aceptación
Una parte de los religiosos se niega a aceptar la realidad de los homosexuales. Se han registrado casos de líderes espirituales dentro de la ciudad, quienes exponen su radical desagrado y rechazan todo tipo de acercamiento que tengan las personas con diferencias en su condición sexual, con sus creencias; provocando de esta manera que sus seguidores también los rechacen, exponenciando así la discriminación y la no aceptación de estas “minorías”.
Una encuesta realizada para la consecución de esta investigación, dirigida a jóvenes residentes de la capital del Atlántico, dió como resultado que un 41,6% de los encuestados tienen una percepción sobre una aceptación media de los ciudadanos ante la presencia de parejas del mismo sexo, un 33,3% tuvo una buena percepción y sólo un 25,1% tuvo una muy baja aceptación. De igual forma, los ciudadanos atribuyeron la media y baja aceptación (el 66,7%) en primera medida a factores culturales, y luego a morales-religiosos y sociales.
Por otro lado, un alto porcentaje (88,9%) de los encuestados afirmó no sentir rechazo por estas comunidades, lo que prueba que en cuanto a las nuevas generaciones hay un avance y una buena proyección hacia el futuro para una mejor acogida por parte de la sociedad a la unión de parejas con el mismo sexo, todo esto en contraste con lo que ellos perciben en personas de mayor edad. Jean Carlos, un estudiante universitario de 25, contó que “desde hace tres años para acá ha bajado un poco la intolerancia, podemos ver que ya en puntos como la Plaza de la Paz, donde antes esta comunidad era perseguida y no podía estar, ya se les acepta y se les mira con menos desdén”.
Se puede percibir que muchos barranquilleros apenas aceptan la condición de estas personas, pero que a la vez viven inconformes con la comunidad y los marginan como seres humanos solo por no ser iguales a ellos. Además, en ocasiones han sido tratados como delincuentes por actos como darse un beso en público. El rechazo social que generalmente se da, es producto de los tabúes o estereotipos ideales que aún persisten en la sociedad, lo cual está demostrado en el hecho de que el 66,67% de los ciudadanos encuestados manifestó sentir sorpresa al ver las manifestaciones de cariño entre parejas homosexuales, sin embargo también manifiestan que luego optaron por ignorar la situación.
Defensa de sus derechos
De igual forma, estas circunstancias han influenciado a la formalización de políticas que defienden a la comunidad LGBTI, que han ido tomado fuerza en el estado colombiano. Los creadores e impulsores de estas políticas han sido apoyados por organizaciones que suministran apoyo político y financiero a los líderes y defensores de los derechos de los homosexuales; quienes se apoyan en el artículo N° 16 de la constitución política colombiana, el cual defiende el libre desarrollo de la personalidad para la defensa de sus derechos.
En 2009 nació Caribe Afirmativo, una organización con el ánimo de preservar, promocionar y proteger la diversidad de género en la Costa Caribe. La asociación se apoya en el amparo de los DD.HH para garantizar el reconocimiento de estas comunidades y a la vez ofrecerles una vida digna y el ejercicio de una ciudadanía plena. Con una de sus sedes principales en Barranquilla, denuncia todos los casos que atenten en contra de la integridad de personas pertenecientes a estos grupos ocurridos en la ciudad y la región; además de la formación a la ciudadanía en relación a este controversial tema, y la búsqueda de participación política de los líderes miembros de esta comunidad. Todo esto de la mano de su director Wilson Arrazola.
Estas organizaciones nacen por la necesidad de defender todo tipo de aberraciones a los marginados, como los homosexuales, por parte de las comunidades con una cultura escéptica que no permite dejar entrar en su cotidianidad y contexto a todo aquel que sea considerado como diferente.
Edwin Nemes, sociólogo miembro del observatorio de participación política de la Corporación Caribe Afirmativo y activista de la defensa de los DD.HH; afirmó que, junto a la corporación, trabaja en la educación a la población homosexual y a la ciudadanía en general para el reconocimiento de los derechos de todos, puesto que por el desconocimiento de los mismos se acepta cualquier tipo de violación y/o agresión a miembros de estas comunidades y que a la vez las mismas personas consideradas abiertamente gays o lesbianas permitan que siga ocurriendo cualquier tipo de violaciones hacia su integridad; justificando que por su decisión de exponerse al mundo conlleva a recibir y a tolerar que cualquiera pueda agredirlo las veces que quiera, y aceptando este tipo de situaciones como algo normal.