Por: Andrea Cancino Borbón y Mariana Cuadrado | Fotos: Mariana Cuadrado
Con una “Perorata mística” Maria Matilde Rodríguez, poetiza y narradora barranquillera, dio apertura oficial a la XVII versión del Carnaval Internacional de las Artes. En el Parque Sagrado Corazón de Jesús reverberaron las palabras de la autora, quien se convirtió en la primera mujer en recibir el honor de ser la encargada de proclamar el discurso inaugural de esta fiesta de la reflexión.
“Esto me pone en una situación difícil, porque, aunque me gustaría que eso se hiciera evidente esta noche a través de mi género, el lenguaje al igual que el Carnaval nos permite ser otros“, declaró la autora en su intervención, que como ella misma indicó, no se trabada de un discurso, sino solo de palabras que buscaba compartir con el público barranquillero que se aglomeraba en la concha acústica del parque.
Con un vestido blanco y un tocado alto de flores moradas rematado con cuatro trenzas negras, Maria Matilde remembró el carnaval de su infancia, navegó por los recuerdos incrustados en su alma que la hacen ser barranquillera y aprovechó para alzar una crítica frente a las realidades que enfrenta hoy el Carnaval de la arenosa. “Los creadores populares y los artistas son la reserva cultural de los pueblos. No se debe trivializar el verdadero sentido del Carnaval. Tenemos la sublime tarea de preservarlo”. Sus palabras fueron recibidas con aplausos y vitoreos de un público que clama por el respeto y la recuperación de la fiesta cultural más grande de Colombia.
Las palabras de Maria Matilde fueron sucedidas por la presentación del documental documental de RTVC “Herirberto Fiorillo el homenaje“, producción audiovisual que recorre los pasos del columnista, editor, guionista y director de cine Barranquillero. Tras la proyección, el escenario dio paso a la presentación del proyecto Katalseur. Al ritmo de una mixtura del Caribe francés con la música colombiana que combinó sonoridades únicas a través de la gaita y la batería, el público pudo disfrutar de un performance que les permitió experimentar la espiritualidad de la muestra.
Un segundo round con guantes de algodón
La concha acústica del Parque Sagrado corazón fue también el escenario para un nostálgico y cariñoso reencuentro entre dos plumas magistrales. Juan Villoro, escritor y periodista mexicano y Hugo Chaparro Valderrama, poeta, escritor y crítico cinematográfico colombiano, se encontraron una vez más en el marco de un Carnaval de las Artes, en lo que Chaparro denominó “un segundo round, pero con guantes de algodón”.
En febrero del 2012, estos dos escritores se dieron cita en Barranquilla para hablar del amor y de la muerte. 11 años después tienen la suerte de volverse a encontrar para dialogar en un segundo round, “como si fuera una amistosa pelea, pero en realidad es un encuentro de amigos”, comentó Villoro minutos antes del encuentro.
Una charla llena de la dualidad de la soledad de ser escritor y todas las posibilidades del mundo de un cronista, que se convirtió en un rencuentro entre amigos. “Básicamente, el arte es importante como una construcción de vida. Pero la amistad alrededor del arte es algo que nunca se deja agradecer”, anotó por su parte el autor colombiano.
Para Chaparro, regresar al Carnaval Internacional de las artes, que ha disfrutado desde su primera edición, es un asunto de nostalgia. “Nostalgia por muchas razones, porque recuerdo encuentros de personas que ya no están”, reflexionó el autor, quien recordó a otros colegas ya fallecidos como Ramón Illán Bacca o Rafael Bassi Labarrera, con quienes había compartido escenarios en versiones anteriores de este espacio reflexivo y provocador alrededor del arte y la cultura. “Lo que me sorprende es cómo, aunque apenas en este momento está iniciando el Carnaval, es una invocación de esos fantasmas que están presentes, y el escenario de Barranquilla se vuelve un pretexto para esa invocación y para ese encuentro a través de lo que uno también puede aportar a través de su propio oficio”, reiteró el autor.
Para cerrar con broche de oro y a la medida de los tambores y otros instrumentos, la noche se vistió al son de La Cueva con “Cantemos a Barranquilla: homenaje a Rafa Bassi”. De la mano de Jaime Monsalve y con todo el sabor de la Orquesta Son de la Cueva el público asistente se embarcó en un recorrido histórico de las canciones icónicas que narrar el ser barranquillero y la belleza jocosa, irreverente y muchas veces incomprensible de esta ciudad. Bailando, coreando y llevando con las palmas el ritmo de la clave los carnavaleros le dieron apertura, “como Dios manda” a esta fiesta del Carnaval Internacional de las Artes.
