Por: Karolays Santiago.
¿Qué hace este día diferente a los demás? ¿no es acaso como cualquier festividad comercial? Tal vez, pero para muchos, representa algo más profundo, algo más significativo. No quiero decir que regalar flores este mal, pero, ¿con qué intención lo hacemos? ¿realmente tenemos conciencia de lo que representa?
No regalemos flores para alagar la belleza femenina, no regalemos flores para pedir perdón, no regalemos flores como una conducta social aprendida. En su lugar, obsequiemos una flor a cada recinto de cada mujer caída en la lucha por la igualdad; honremos con una flor a cada mujer en casa, por su independencia y si no lo es, que esa flor sea la invitación a serlo; ofrezcamosle una flor a cada mujer que transite por la calle en vez de escupirle un piropo o mandarle una mirada lasciva.
Démosle una flor a cada mujer, porque es única y es importante, no importa si es negra, si es pobre, lesbiana, trans, latina, crespa, alta, plana, malhumorada, si está loca o es tímida. Démosle una flor a cada una, porque cada una emprende una lucha consigo misma, cada una a sabido forjar su destino y porque ninguna merece más o menos flores que la otra, porque todas son iguales. Pero no nos limitemos con las mujeres, regalemos una flor a cada hombre que se a comprometido en la lucha por la igualdad, cada hombre que trata con respeto a una mujer, que la trata como su igual y no como un objeto sexual.
Hoy espero ver las calles inundadas de flores, honrando a cada hermana caída, a cada voz que no se doblegó, a cada sufragista, a cada mujer trabajadora, a cada gran pensadora o artista que fue opacada por un hombre que se llevó el crédito de su trabajo, a cada mujer que decidió por su cuerpo, a cada bruja que no fue quemada, a cada mujer que está convencida que tiene los mismos derechos que un hombre y está decidida a luchar por ellos.
Hoy, doy una flor, a una mujer real y te digo a ti hermana, hermano, agradecemos todo lo que has hecho por nosotras.