Por: Wilbert Daw | Foto: Especial
Otro de los constantes animadores de la Copa América hace presencia en este especial. Paraguay siempre ha sido un equipo del que nunca se puede confiar y presenta una fuerte oposición a los equipos que enfrenta.
Siéntese y conozca la historia de Paraguay en el torneo más importante de Sudamérica a nivel de selecciones mientras transita por su mente los imponentes gritos del pueblo guaraní.
Por una enfermedad
La llegada del fútbol a Paraguay se da de forma circunstancial. Un holandés de nombre Friedrich Wilhelm Paats Hantelmann es diagnosticado en su país con una enfermedad respiratoria, por lo que decide emigrar de su natal Rotterdam a Sudamérica para mejorar su calidad de vida.
Paats llega primero a Argentina donde tenía a un familiar viviendo en Buenos Aires y tras un corto periodo, arriba a Asunción en 1894.
Estando en suelo paraguayo, Paats, que a su llegada a tierras sudamericanas tradujo su nombre a William Paats, se convirtió en profesor de educación física en la escuela Normal de Maestros, dando a conocer el fútbol en el país.
De hecho, el holandés organizó el primer partido de fútbol en la historia de Paraguay un 23 de noviembre de 1901 entre dos combinados de la escuela Normal de Maestros.
Incluso, un año después de aquel suceso, Paats fundó el club Olimpia, uno de los equipos más exitosos del país, y co-fundó la Liga Paraguaya de Fútbol. Todo un prócer.
Solo contra el mundo
Una curiosa anécdota se dio en el marco de la Copa América Brasil 1922, la segunda en la que irrumpía el seleccionado de Paraguay.
En su encuentro con Argentina, la ‘Albirroja’ caía por 1-0 frente a los ‘Gauchos’ y el juego se encontraba muy friccionado.
De pronto, el árbitro brasileño Enrique Vignal sancionó una falta dentro del área paraguaya y decretó penal a favor de Argentina.
Enojados, los ‘Guaraníes’ se fueron lanza en ristre contra el silbante y al no encontrar un arrepentimiento del juez con relación a su decisión, todos los futbolistas paraguayos abandonaron la cancha del estadio Das Laranjeiras de Río de Janeiro.
Todos menos el arquero el Modesto Denis.
El meta ‘Albirrojo’ fue el único miembro de su equipo que se mantuvo en la cancha esperando detener el cobro del argentino Juan Francia.
Para su mala fortuna, el sacrificio de Denis fue en vano pues Francia marcó y, como sus compañeros se retiraron del terreno, Argentina fue declarado automáticamente como el ganador.
El brujo
Ya decíamos más arriba que el padre fundador del fútbol paraguayo fue un holandés. No obstante, el padre de la afamada ‘Garra Guaraní’ también tiene nombre propio y es un nativo.
Lo llamaban Manuel Fleitas Solich, pero todos lo conocían como ‘El Brujo’.
Fleitas Solich fue un hombre adelantado a su tiempo. Debutó en el Club Nacional de Asunción en 1918 y en 1922 fungió como jugador-entrenador en la selección de Paraguay.
Logró incluso jugar el mundial de Uruguay 1930 y ser traspasado a Boca Juniors, pero una lesión en medio del campeonato argentino lo fue marginando de las canchas poco a poco, hasta que tuvo que retirarse.
Con la ‘Albirroja’ estuvo en seis etapas, siendo su penúltimo ciclo el más exitoso, pues consiguió levantar allí el primer título en la historia del seleccionado paraguayo: la Copa América 1953.
‘El Brujo’ dirigió un sinnúmero de equipos a lo largo de su carrera, siendo recordado su paso por el banco del Real Madrid español en la temporada 1959/60 y por el Flamengo brasileño, con el que conquistó el tricampeonato del torneo Carioca entre 1953 y 1955.
¡Qué bochorno!
Uno de los duelos más polémicos en la historia de la Copa América fue protagonizado por Perú y Paraguay en 1953. Perú, que fungía como anfitrión del torneo, igualó en un reñido compromiso por 2-2 ante los ‘Albirrojos’, pero en dicho encuentro se registraron dos hechos para recordar.
Cuando corrían 83 minutos de juego, el árbitro inglés Richard Maddison sancionó una falta a favor de Perú. Los paraguayos se fueron encima de míster Maddison buscando explicaciones a su decisión.
No obstante, hubo uno de ellos que no quería dialogar con el silbante. Milner Ayala se acercó a donde el árbitro y le propinó una patada voladora al mejor estilo de una película china de los 70’s.
Evidentemente Ayala fue expulsado del compromiso y sancionado de oficio por tres años sin jugar al fútbol.
Pero eso no fue lo peor que le pasó a Paraguay. Antes de la expulsión de Ayala, el arquero Carlos Adolfo Riquelme quedó resentido en una jugada y fue sustituido por Rubén Noceda -en la Copa América se pueden hacer cambios desde 1935-.
El tema aquí es que el técnico Manuel Fleitas Solich pensó que el cambio de portero no contaba como una sustitución reglamentaria, así que mandó a la cancha tres jugadores más.
Los peruanos notificaron esta irregularidad a la Conmebol y sancionó a Paraguay con la derrota del juego, otorgándole el triunfo al elenco ‘Inca’.
El mito del aguatero
A pesar de la mencionada derrota por escritorio sufrida por Paraguay, el elenco ‘Guaraní’ llegó a la última fecha con opciones de ser campeón de la edición 1953. No obstante, para ello tenía que vencer a Brasil y forzar un encuentro de desempate con el ‘Scratch’ por el título.
El encuentro, celebrado en el estadio Nacional de Lima, empezó mal para la ‘Albirroja’ ya que Nilton Santos adelantó a Brasil en el tanteador (12’). Sin embargo, Atilio López volvió a poner la paridad en el juego (49’).
Faltaba poco para acabar el partido y Paraguay necesitaba un gol para forzar el desempate por el título. A Fleitas Solich le quedaba un cambio y volteó al banco para encontrar al hombre que cambiara el destino de este encuentro.
Sorpresivamente, llamó a Pablo León, el aguatero del equipo, y le dijo unas palabras en guaraní: “eike ha egana chevé ko partido”, que quiere decir “entrá y ganá el partido”.
De pronto, el milagro sucedió. El aguatero quedó de frente con la opción de anotar y en su primer toque de balón, vulneró la portería de Castilho (85’).
Con el 2-1 terminó el encuentro y días después Paraguay alzaba su primer trofeo de Copa América tras vencer nuevamente a los brasileños, pero por 3-2.
Toda esta historia es muy bonita y dramática, pero no es real hasta cierto punto. Pablo León no era ningún aguatero. Era delantero del club Guaraní y, como el cuerpo técnico de Paraguay era bastante reducido, tuvo que cumplir la función de aguatero en medio del torneo debido a que tenía a tres jugadores delante de él en su posición y no había nadie quien repartiera el preciado líquido.
Eso sí, aquellos cinco minutos fueron los únicos que León disputó vistiendo la camiseta de la selección ‘Albirroja’.
Por poco y no les sirve
Paraguay levantó su segundo y último título de Copa América en 1979, aunque la definición por el campeonato fue algo ortodoxa.
Tras eliminar a Brasil en semifinales, la ‘Albirroja’ tuvo que rivalizar a Chile en la gran final, luego de que los ‘Australes’ dejaran en el camino a Perú, entonces campeón defensor del certamen.
El primer partido se desarrolló en el estadio Defensores del Chaco de Asunción. Allí, Paraguay no tuvo piedad con los chilenos y los vapuleó por 3-0, gracias a los tantos de Julio César Romero (2), conocido como ‘Romerito’, y Milcíades Morel.
Sin embargo, Chile reacción en el juego de vuelta en Santiago y venció por 1-0 con la diana de Carlos Rivas.
En aquella época, un equipo podía ganar 10-0 el partido de ida que si el segundo juego lo perdía por 1-0, tenía que disputar un encuentro de desempate. Esto debido a que no se contabilizaban los goles, sino los puntos obtenidos en cada juego.
Llegó el partido de desempate en el estadio José Amalfitani de Buenos Aires. Allí, tras 120 minutos de fútbol, paraguayos y chilenos terminaron igualados en cero.
Según el reglamento del campeonato, si tras tres partidos los equipos aún seguían empatados en puntos, el título sería adjudicado al equipo que mayor cantidad de goles hizo en igual número de encuentros.
Como la ‘Albirroja’ marcó tres goles contra uno de chile, el elenco ‘Guaraní’ se alzó con la Copa.
¡Qué suerte!
Cuatro años después, Paraguay tuvo que defender su título en la Copa América 1983. Su periplo empezó a partir de semifinales, pues según las reglas del torneo, el último campeón comenzaba la copa en dicha instancia.
Su rival fue, al igual que hace cuatro años, la selección de Brasil. El primer choque, celebrado en Asunción, acabó con empate a un gol. Más tarde, en el segundo duelo que tuvo lugar en Uberlandia, ambas escuadras volvieron a empatar, pero esta vez sin anotaciones.
Conforme a la reglamentación del campeonato, el clasificado a la final tuvo que decidirse a través de la suerte. Eso sí, para evitar comentarios como los acaecidos después del Brasil-Perú de 1975, se decidió usar una moneda como el elemento que escogería al finalista de la edición 1983.
El árbitro argentino Juan Carlos Loustau llevó a ambos equipos a un camerino y a puerta cerrada lanzó la moneda. La prensa paraguaya estaba tan expectante e impaciente que anunció a Paraguay como finalista de la Copa América.
Todos explotaron de alegría, pero había un pequeño inconveniente: aún no se abría la puerta del camerino donde se encontraban dirimiendo al clasificado.
Cuando se abrió, la felicidad paraguaya se convirtió en tristeza pues lo brasileños salieron celebrando y el árbitro Loustau confirmó que era la ‘Canarinha’ quien avanzaba a la final.
Por fin
En 1999, la Copa América llegó a Paraguay. Sus habitantes estaban felices por recibir el certamen de selecciones más importante de Sudamérica por primera vez en la historia.
O mejor dicho, por poder realizarlo por primera vez dentro de su territorio.
Esto se debe a que en 1924 y 1953, la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) designó a Paraguay como sede de la Copa América, pero debido a problemas de infraestructura, a la Asociación Paraguaya de Fútbol le tocó organizar el torneo fuera de sus fronteras.
Así, el certamen de 1924 se llevó a cabo en Uruguay y el de 1953 en Perú, siendo el certamen peruano el primero donde Paraguay se convirtió en campeón de América.
Un equipo con mucho culo
Nadie puede ofrecer aún una explicación de cómo Paraguay se convirtió en subcampeón de la Copa América 2011 sin ganar un solo partido.
El elenco ‘Guaraní’ consiguió 5 empates al hilo durante el transcurso del torneo y solo conoció la derrota en el duelo definitivo frente a Uruguay (3-0).
La racha empezó con un soporífero 0-0 frente a Ecuador. Luego, arañaron un 2-2 ante Brasil y perdieron la oportunidad de un triunfo en el último minuto ante Venezuela en un emocionante 3-3. En cuartos de final, enfrentaron nuevamente a la ‘Canarinha’ y volvieron a empatar sin goles.
No obstante, los ‘Guaraníes’ se aprovecharon de la pésima puntería de los brasileños en los penales -fallaron todos sus cobros- y ganaron 0-2 desde los 12 pasos.
En semifinales, Paraguay volvió a empatar a cero con Venezuela y nuevamente desde los penales cimentó su avance a la final (5-3).
Sin duda alguna, la mejor definición a este fenómeno la dio el propio entrenador de Paraguay, el argentino Gerardo ‘El Tata’ Martino, cuando le preguntaron sobre esto tras eliminar a Brasil.
“Este equipo tiene mucho culo”, dijo Martino, aclarando que la palabra “culo” en Argentina significa “suerte”.