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Por María Camila Fernández

– “!Mijo! ¿Medellín?”, dijo mi padre a un ayudante de una estación de servicio.

– ”Dele derecho, patrón”, dijo el muchacho.

Decidí emprender una aventura por las carreteras colombianas para admirar, desde otro punto de vista, el paisaje tricolor. ¡Y severas maravillas las que encontré!


 3:00 a.m. Suena el despertador. Me baño, me alisto. Espero a todos los que partirán conmigo y llega el momento de salir.

Mientras iba en el carro, acompañada de mi padre en el volante, mi madre y mi perro, corrían imágenes por mi vista, desde las más comunes  hasta las más extrañas.

700 Kilometros nos esperaban, aproximadamente doce horas en las que uno a primer instante piensa: “Que se pasen en un abrir y cerrar de ojos”, pero al recorrer metro a metro, este percepción cambia.

TRONCAL DEL CARIBE

Dejando atrás el departamento del Atlántico, municipios como Barranquilla, Puerto Colombia, Galapa, Baranoa, Sabanalarga y Luruaco nos decían adiós con el movimiento de las ramas de los árboles, que parecían venir persiguiéndonos.

Si bien se rumora que la  carretera Barranquilla-Cartagena  es una vía muy peligrosa, en donde se presentan numerosos accidentes que son la primera causa de mortalidad en personas de 15 a 44 años, viajar por esta vía fue muy tranquilo debido a la doble calzada que hoy tiene.

Asomándose por un lado el departamento de Bolivar nos dio la bienvenida: Cartagena, Turbaco, Arjona, Maria La Baja, Mahates.

Una extensa linea recta nos guió hasta darnos paso al departamento de Córdoba con los municipios de Lorica, San Bernardo del Viento y Moñitos.

A medida que íbamos avanzando en la carretera, se iban observando diferentes formas de vivir, diferentes tipos de comercios, diferentes culturas.

A pesar de los 30º promedio de temperatura de esta zona, los habitantes que se veían muy cómodos con el calor, pero estas vías no solo estaban transitadas por colombianos.

Mochileros viajando en un camión de carga larga

Los extranjeros, popularmente conocidos como “Mochileros”, utilizan esta vía para ir a sus futuros territorios de trabajo. Para mi vista, fue impactante  ver a dos de ellos en la parte de atrás de una mula, muy tranquilamente, fumando cigarrillos junto a un gato.

No sé qué tan  legal sea eso, pero así fue.

Las horas pasaban más lento que nunca hasta llegar al departamento de Antioquia, donde fuimos recibidos con los brazos abiertos por la tierra de la ganadería: Caucasia.

Nos tomamos un pequeño descanso para asegurarnos de que todo marchara en perfecto estado para lo que restaba de viaje. El calor era terrible, 33º, y el sudor corría por mi frente.

12:40 del medio día. Retomamos nuestro viaje.  286 kilómetros nos esperaban.

El paisaje iba cambiando. a medida que el tiempo pasaba, el verde iba predominando. El Río Cauca fue apareciendo hasta acompañarnos por un buen tiempo e irse quedando abajo.

AMARILLO A VERDE   

Comparación entre el paisaje en carreteras de Córdoba y el Río Cauca

Durante el viaje por el Atlántico, Bolívar y Cordoba, el verde no fue protagonista, como lo empezó a ser en el departamento de Antioquia.

Si hacemos una comparación del paisaje que se veía por las carreteras de Córdoba, el verde brillaba por su ausencia. En realidad predominaba más el amarillo que otro color, y esto se debe a la ausencia de lluvias que se han venido presentando en las zonas costeras.

Pero al adentrarnos en Antioquia, junto a la presencia del Río Cauca todo se torna totalmente verdoso y colorido: el agua abunda en estas zonas. A medida que íbamos avanzando pasando por poblaciones como Puerto Valdivia, Puerto Berrío, entre otros, en la carretera se encontraban chorros de agua de una altura aproximadamente de 4 metros, los cuales provienen de manantiales asentados en la montaña.

Esto, desde luego sirve de mucha ayuda para los viajeros y, sobre todo, para los conductores de mulas, que viajan trayectos de 12 horas y se detienen en estas zonas para lavarlas y tomar un descanso.

Me impresionaron mucho esos chorros, ya que hoy día la sequía en La Guajira, por ejemplo, está acabando con vidas de inocentes mientras que allí había agua hasta para botar; aunque en cierto modo, el agua de estos manantiales si bien se bota, esta regresando a la naturaleza, ya que sirve de fuente de vida para estos verdosos paisajes naturales.

PASEO POR LAS NUBES

Definitivamente, los colombianos estamos locos, o tal vez ciegos. No somos conscientes de lo afortunados y ricos que somos.

Ir viajando en un carro y rodar por las nubes no es algo que vivan todas las personas. Es una dicha contar con  estos paraísos únicos de Colombia.

Pasar por Altos de Ventanas, que es una colina de 1.975 metros sobre el nivel del mar, la cual está ubicada en la frontera de los municipios de Yarumal y Valdivia, fue una experiencia inolvidable. Si bajas los vidrios de tu carro, sientes como entra una corriente de frío y, al sacar tu mano, es como ir tocando un algodón de azúcar suave y dulce.

Pero si bien es como un paseo por la nubes, son como 30 minutos de temor, de poca visibilidad debido a la excesivaneblina, una corriente de calor por los nervios qe recorre tu cuerpo al pasar esta colina. Solo se espera ver la luz al final del camino, pero como ten todo camino, llegas a la luz, y la luz te permite observar la belleza de estos espacios de Colombia.

Yo recomiendo y espero que todos los colombianos se aventuren a vivir esta experiencia enriquecedora que quedará en sus recuerdos por siempre.

MAGIC KINGDOM VS COLOMBIA

Vista desde El Peñón, Guatapé, Antioquia

Hoy día la gente ya no quiere viajar por Colombia. No quiere vivirla.

Como dice por un comercial: “vive Colombia viaja por ella”.  Eso es lo que tenemos que hacer. Pero para ciertas personas es mas llamativo ir a Magic Kingdom u otros  lugares más,  que por cierto es un lugar que todo niño, joven y adulto quisiera conocer.

Sin embargo, somos realmente ricos al tener todas estas bellezas colombianas que no encontraremos en ningún otro país. Si bien solo he nombrado una ruta de Colombia, hay cientos de lugares que ni siquiera sabemos que existen.

Lugares realmente mágicos por naturaleza propia, y que deberían ser apreciados por nosotros, sus primeros invitados, los colombianos.

Finalmente, después de un largo viaje, con altibajos técnicos que lograron solucionarse , llegamos a la bella ciudad de Medellin y logramos conocer paisajes aun más bellos como El Peñón, en Guatapé, entre otros maravillosos lugares. 

¡Y la aventura continuó! 

Somos una casa periodística universitaria con mirada joven y pensamiento crítico. Funcionamos como un laboratorio de periodismo donde participan estudiantes y docentes de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad del Norte. Nos enfocamos en el desarrollo de narrativas, análisis y coberturas en distintas plataformas integradas, que orientan, informan y abren participación y diálogo sobre la realidad a un nicho de audiencia especial, que es la comunidad educativa de la Universidad del Norte.

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