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Por: Jaime Jaraba

El rugby es un deporte de contacto que enfrentan dos equipos formados por quince o siete jugadores, donde la gloria está en llevar un balón ovalado hasta la zona de anotación del equipo contrario.

Rugby, al igual que el fútbol, otro invento hecho al nombre de la corona británica, ese deporte donde la sangre corre como si de una guerra se tratara, ese deporte hecho para machos musculosos y agresivos, un deporte donde las mujeres no son aceptadas, o simplemente una clara reproducción de la batallas de los gladiadores
de la antigua Roma, o bueno, eso es lo que todo el mundo cree…

Desde los orígenes mismos del rugby y el fútbol actual, a mediados del siglo XIX, se definieron como el alter ego del otro: fuerza contra habilidad; juego limpio contra juego desleal. Un antiguo dicho británico dice que el fútbol es un juego de caballeros jugado por bestias y el rugby es un juego de bestias jugado por caballeros.

El rugby es un deporte de contacto que enfrentan dos equipos formados por quince o siete jugadores, donde la gloria está en llevar un balón ovalado hasta la zona de anotación del equipo contrario. Los partidos demoran ochenta minutos, en la modalidad de quince jugadores, y catorce minutos, en la modalidad de siete jugadores.

Este deporte suele ser señalado como violento, por la fuerza empleada al defender el avance del rival; una jugada habitual es el tackle, que básicamente es derribar al oponente. Sin embargo, más allá de la guerra que se vive en el campo de juego, en el rugby es característico el respeto hacia las reglas, árbitros y adversarios. Asimismo, después
de cada partido hay una reunión, conocida como tercer tiempo, entre los dos equipos para hablar del partido y compartir entre camaradas.

Para hablar del rugby en Barranquilla, primero hay que hablar del rugby en Bogotá específicamente en la universidad de los Andes, lugar donde las serendipias hicieron de las suyas y Gustavo Rocha, un estudiante de economía, terminó en una clase de rugby por culpa (ayuda) de sus amigos, lugar del cual no salió más. Por cuestiones laborales el negro, como le gusta ser llamado a Gustavo, en 2009 terminó montado en el tren de la vida con rumbo a la puerta de oro de Colombia, porque como los más devotos a la religión dicen Dios sabe cómo hace sus cosas.

Aún contagiado por esa enfermedad llamada rugby, el negro sería el paciente 0 buscando la manera de hacer metástasis en la ciudad, por medio de un grupo de Facebook encontró más infectados por el deporte y así la aldea global de la que había hablado McLuhan tiempo antes aportó su granito de arena para que el rugby comenzara a existir en Barranquilla.

Luego de esto, el efecto dominó desencadenó grandes cosas para el rugby en Barranquilla, comenzando con la creación del primer club de rugby de la ciudad, Mokaná, que se podría catalogar como el papá de todos los equipos de rugby curramberos.

Hablando un poco con Rafael Lozano, expresidente de la liga de rugby del Atlántico y actual vicepresidente de la federación colombiana de rugby, se nota una evolución desde la caída de esa primera ficha de dominó con el nacimiento de otros 8 clubes: Abadas, Vikingos, Kamash, Rhinox, Zorros, Osos, Piratas y Tigres; estos dos ultimos estan en proceso de vinculación con la liga. Además, se generó una división femenina y una juvenil de rugby y se consiguió un espacio adecuado para el juego en aquel estadio que alguna vez sirvió de partero para fútbol y hoy lo hace para el rugby, el mítico Estadio Moderno Julio Torres.

Los amantes del rugby que viven en la ciudad deben estar eternamente agradecidos con el negro por no olvidar empacar en su equipaje el rugby antes de venirse para la arenosa, tanto así que el torneo local lleva su nombre.

En estos pocos años de vida del deporte en la ciudad se ha evidenciado buenas representaciones a nivel nacional por parte de la selección Atlántico y algunos referentes locales en el seleccionado nacional, como es el caso de David Goyeneche, estudiante de psicología de Universidad del Norte y condecorado como mejor deportista de rugby en 2016 y 2017.

Entonces el rugby, a pesar de ser un deporte de contacto y prejuiciado por muchos como un suicidio, en realidad es un deporte de sentimiento, disciplina, dedicación, valores y adrenalina que no te discrimina por tu color de piel, género, contextura o cualquier otra característica, si no que te impulsa a crecer como persona, como diría Rafa “para ser un buen jugador de rugby, primero tienes que ser una buena
persona”.

El rugby es un estilo de vida, parece algún tipo de droga porque una vez comienzas a jugarlo no te deja salir tan fácilmente y te demuestra que tus límites pueden ser más altos de lo que tú crees, “el esfuerzo no le falla a nadie” afirma David Goyeneche, o simplemente como dijo el negro “es la vida misma, no importa cuanta veces intente tumbarte e incluso si lo logran, solamente debes levantarte una vez más y siempre seguir hacia el frente”.

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