Por Wilson Ganem
No descubro nada nuevo diciendo que Teófilo Gutiérrez es uno de los mejores jugadores de Colombia, por su técnica y su clase para jugar al fútbol.
Su inicio en el Junior de Barranquilla fue prometedor y enamoraba cada fin de semana a los hinchas rojiblancos que asistíamos al estadio a ver al oriundo del barrio La Chinita. Recuerdo bien cuando se le llegó a llamar “TRIofilo” por esa racha maravillosa que tuvo en donde metía seguidamente de a tres goles.
Sus anotaciones lo hicieron destacar y por eso fue vendido al Trabzonspor de Turquía en 2010. Desde este momento la cabeza de Teo empezó a fallar. En el club europeo marcó 8 goles en 23 partidos.
En su mejor momento, repentinamente regresó a Barranquilla. Los comentaristas dijeron que el jugador se sentía muy solo en una cultura totalmente diferente a la acostumbrada, pero según él, tenía problemas de salud.
En 2011, Racing de Argentina se interesó en el delantero y lo compró por tres años, haciendo en la primera temporada una dupla orgásmica de talento junto a otro colombiano, Giovanni Moreno. Los hinchas de la academia estaban enamorados de Teo, y no era para menos, quedó de goleador en su primer torneo con 11 tantos.
Ante Boca en La Bombonera, el colombiano, que de por sí es muy temperamental, se hizo expulsar y provocó a la hinchada xeneize, teniendo que pagar una multa monetaria por su gesto de 3.400 dólares.
Esa actitud fue criticada por varios de sus compañeros: el vaso de la paciencia se empezaba a llenar.
Ese mismo vaso se rebosó en abril de 2012, cuando fue expulsado en el clásico de Avellaneda entre Racing e Independiente, y en el vestuario, tras el reclamo del arquero y capitán de su equipo, Sebastián Saja, sacó un arma de paintball y lo amenazó.
En ese momento de tensa relación Teo-Racing, apareció Lanús, donde fue a préstamo para disputar los Octavos de final de la Copa Libertadores. Marcó un gol pero igual su equipo quedó eliminado.
En el Junior de Barranquilla encontró refugio, pero su segundo paso en el cuadro tiburón no fue tan notable como sus inicios. Lo bueno fue su llamado a la selección donde se volvió titular.
Llevando ya dos salidas polémicas (Trabzonspor y Racing) y sabiendo de sus antecedentes disciplinarios, Cruz Azul se interesó y lo fichó por tres años.
Nuevamente, Teo destacó en su primer torneo marcando 9 goles y siendo campeón de la Copa MX y subcampeón del Torneo Clausura 2013, pero 6 meses después medio reflotó el interés de River y el colombiano se volvió loco por partir nuevamente a Buenos Aires. De su equipo mexicano de nuevo salió por la puerta de atrás.
En River encontró tranquilidad. Los hinchas lo querían y el cuerpo técnico lo respaldaba. Era un fútbol que ya conocía y donde se sentía cómodo.
Todos pensábamos finalmente que en el equipo millonario era donde Teo iba a pegar el gran salto a Europa.
Portando la banda salió campeón con el técnico Ramón Díaz en el 2014 y con Marcelo Gallardo en la Copa Sudamericana de ese mismo año.
En 2015 tuvo una actuación magnifica vs Cruzeiro en Brasil y River avanzó a semifinales de la Copa Libertadores. Pero Teo empezó a dudar de su futuro y en medio de críticas, abandonó al equipo millonario en mitad del torneo continental.
Su siguiente aventura fue en Portugal, más precisamente en el Sporting de Lisboa, que creyó haber fichado a un “Teo renovado”, un jugador cuerdo, con proyección y mentalidad ganadora, pero no fue así.
En el equipo portugués debutó con gol y dio el titulo de la Supercopa de Portugal vs Benfica, pero semanas más tarde su nuevo club quedó eliminado de la repesca de la Champions League ante el CSKA de Moscú.
La demostración de que seguía siendo un jugador sin ambición y de que era una persona inestable, empezó a hacerse notar con fuerza en diciembre de 2015, cuando los diarios portugueses informaron que Teo quería abandonar el equipo. Sin encontrar propuestas que lo satisficieran económicamente, jugó allá hasta final de temporada donde marcó 15 goles en 32 partidos.
A mediados del 2016, varios equipos mostraban interés por Teo y este no le decía que no a nada; a todos les coqueteaba. Los rumores volvieron a decir que Teo volvería a Junior o a River, pero estos equipos no estaban en la capacidad financiera de adquirir al jugador. El que sí pudo fue el Rosario Central, que lo fichó por un año. Un acierto para algunos; retroceso, para no pocos.
La falta de estabilidad mental y emocional, hicieron que Teófilo Gutiérrez no brillara en grande. Aunque las comparaciones sean odiosas, el caso de Carlos Bacca es una muestra de perseverancia y paciencia, ya que soportó en Bélgica, lo que Teo no pudo en Turquía, y salió de todos sus equipos como un caballero.
Por ese motivo, además de sus goles, el porteño es querido por muchos equipos grandes, y me atrevo a decir que el talento de Teófilo es muy superior al de Carlos Arturo, pero este segundo, si tiene claro sus metas.
Teo creció siendo un diamante en bruto y se retirará siendo lo mismo, no porque no pudo, sino porque no quiso. Lastimosamente nos quedaremos con las ganas de verlo triunfar en el fútbol de más alto nivel y nos conformaremos con decir que fue uno de los mejores jugadores del continente americano, que no quiso cruzar fronteras porque la cabeza le falló.