Hace tiempo atrás un niño de tan solo 10 años , y de escasos recursos económicos, tuvo que decirle adiós a su pueblo natal pero no a sus raíces. Tras la separación de sus padres, Aquel jovencito migró de San Estanislao (Arenal – Bolívar) hacia la ciudad de Barranquilla, en la búsqueda de un futuro provechoso al lado de su padre. La vida no era fácil en esta nueva y gran ciudad llena de peligros. Sin embargo, con el paso de los años, este joven fue enfrentándose a la vida, superando cada obstáculo en su lucha por sobrevivir. Hoy en día, Luis Andrés Chamie Blanco, más conocido como Lucho Chamie, se ha convertido en uno de los humoristas más importantes del país. Su éxito lo ha hecho merecedor de 2 premios TV y Novelas, y un India Catalina.
Cuando llegué al apartamento de Lucho Chamie, la puerta estaba abierta en su totalidad, como si él hubiera estado esperándome con los brazos abiertos, o simplemente estaba recibiendo el aire fresco de aquella mañana. Él se encontraba sentando en una silla de su comedor, me invitó a pasar desde el interior de su vivienda, luego me recibió con un caluroso y carismático saludo de bienvenida.
El apartamento de Luis era pequeño, acogedor, y sencillo como él mismo. Un cuadro con una foto de sus 7 hijos adornaba la pared central de la sala. Lo anterior, me confrimó lo que en días pasados su hija me había contado en una entrevista. Ella había plasmado la imagen de un papá que amaba a sus hijos, que prefería los planes familiares, antes que cualquier otro.
“Lo que más me hace feliz en la vida es la felicidad de mis hijos, que yo pueda complacerlos cuando ellos necesiten de mí”. Tal vez este es por este sentimiento paterno tan arraigado, que a Lucho le entristece cuando maltratan a un niño sin justificación.
Ya dentro de la vivienda Lucho me ofreció una silla, y empezó a contarme fragmentos de su vida. En aquella conversación, pude notar la humildad y la sencillez de este personaje.
En su adolescencia, Lucho Chamie se enfrentó al escenario más difícil que existe, la calle. “Cuando era adolescente en la ciudad de Barranquilla yo empecé a mirar a que dedicarme, en la casa no había que comer, en ese momento es donde empiezo a vender tintos en las calles, a vender periódicos, a cantar en los buses, a hacer todas esas cosas que a todo adolescente de estrato bajo le toca hacer. La zona donde comerciaba era en el mercado de Barranquilla, un lugar peligroso, allí se encuentra uno con toda clase de personajes, tanto buenos como malos, pero yo tenía el conocimiento de hacer lo correcto. Agradezco haberme enfrentado a esa situación, porque aprendí mucho, esa fue como la prueba de fuego para mí”.
Al mismo tiempo Lucho estudiaba su bachillerato en horario nocturno. Pagaba la matrícula con sus participaciones en los actos culturales del colegio. Ese contacto con el público estudiantil en los actos cívicos, forjaron el gran carisma que hoy lo caracteriza.
Sus compañeros de clases lo veían como un líder, “dentro del colegio era como el líder que organizaba los eventos, mis amigos me seguían la corriente, yo pensaba en la organización, hacíamos camisas para nuestro grupo de teatro llamado Tachuela y Punto, eso me motivaba mucho”.
Mientras muchos jovenes garabateaban en el lienzo de la vida pintando un futuro promisorio a través de la educación Superior, Lucho pintaba en otro lienzo su realidad.Una realidad que no le permitía soñar con un título universitario, una realidad que mostraba a un joven sin recursos. No obstante, las ganas de salir adelante fueron más fuertes que su situación económica.
El camino de su carrera artística, ese mismo que lo llevaría al éxito que tiene hoy en día pero que jamás soñó, inició cuando Lucho dejó de vender tintos para empezar a cantar en los buses “en los buses me iba mejor que estar vendiendo tintos, ganaba más dinero, recibía la aprobación de la gente y estaba haciendo lo que me gustaba, también me iba para los pueblos a hacer presentaciones, llegaba a mi casa con muchas monedas y eso me hacía feliz. Noté que ganaba dinero haciendo estas payasadas, y quise explotar este talento, luego de esto, entré al programa de Jairo Paba donde hacían concursos, trabajé con Jairo 15 años en la televisión y la radio, logré un poco de reconocimiento, después de estar con Jairo me llaman para un programa con Álvaro Lemmon que se llamaba ¿Aja y Que?, ahí se disparó mi popularidad, primero empecé haciendo chistes, luego en este programa, fue donde realice personajes como Margarito y Doña Liopo. Posteriormente vinieron los premios Tv y Novelas y el India Catalina”.
Aquel niño de Arenal, se había convertido en un hombre que logró conseguir lo anhelado por muchos. La fama. Pero él no le llama fama “Chayan es famoso, Lucho Chamie es popular” .
Los personajes de Margarito y Doña Liopo le han significado a Lucho Chamie, un gran reconocimiento a nivel regional. Ademas son estos personajes los que se han adueñado del cariño de la gente.
No cabe duda que Doña Liopo es su personaje más icónico. Con una gran sonrisa y un sutil brillo en sus ojos , propios de un buen recuerdo, Lucho Chamie me contó que se basó en el carisma de su abuela para crear a tan entrañable personaje “mi abuela era una señora que hacia este disfraz, mi abuela cuando estaba en el pueblo, bailaba en los fandangos, en las papayeras, Doña Liopo es una representación y un homenaje a todas esas señoras recocheras que emanan ese espíritu de alegría”.
Lucho Chamie es como todo ser humano, un hombre que lucha con sus frustraciones, con sus tristezas, un hombre de pocos pero muy importantes amigos.
Hoy día se encuentra en el mejor momento de su vida. Mira hacia atrás y siente que ha avanzado mucho, aún tiene varios planes que desea cumplir, quiere trabajar a nivel nacional, innovar y hacer más por el humor en el país. Chamie trata de vivir en el presente sin dejarse llevar por el futuro. ¡Como el mismo afirma! “seguimos en la lucha con Lucho”.