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Lo hicieron en la Clínica General del Norte, y se expondrá en Congreso Internacional

La mujer, de 19 años, llegó remitida desde una población vecina con falla cardíaca. Los exámenes, que aparecieron en forma de relámpago a través de cada especialista que puso la lupa, confirmaron que su corazón apenas funcionaba en un 15 por ciento.

En niveles normales, hasta en el más sano de los mortales, el corazón se mueve entre los niveles de 50 y 60 por ciento para cumplir su función de bombear sangre al resto del cuerpo. Lo de la mujer era una falla muscular del corazón. Un nivel como el que traía, de continuar, podía derivar en afectaciones en cada rincón de sus órganos. En otras palabras, la muerte ya podía ir tocando la puerta con algo de confianza y certeza.

Pero los médicos de la unidad especializada de la Clínica General del Norte se la jugaron por un aparato que tenían a su disposición, y en palabras castellanas, lo conectaron al corazón de la joven mujer. Con eso, ayudaron a su corazón a recuperar el nivel adecuado de bombeo: fueron 10 días de trabajo intenso, vigilado y meticuloso para conseguirlo.

La intervención fue el 6 de agosto pasado. La mujer, con su corazón recuperado, ha ido evolucionando bien, y en este momento, varios de los medicamentos a los que quedó atada desde ese día, han ido retirándose. Se está en plena etapa diagnóstica para saber qué ocasionó el desajuste.

“Ella llegó con un corazón anatómicamente normal, sano desde ese punto de vista, sin arterias obstruidas y sin ninguna malformación. Dos meses atrás había dado a luz, y de repente le sobrevino la crisis. Los elementos para ayudarla estaban a la mano, se había contemplado la posibilidad de usarlos así y lo hicimos. Salvamos una vida”, explicó el cirujano cardiovascular Edward Lozano, uno de los miembros del equipo.

Y se tomó la decisión porque la paciente, primero fue sometida a los procedimientos usuales (medicamentos, estimulaciones…) y no respondió. Gustavo Ortega, internista, intensivista, cardiólogo, especialista en Falla Cardíaca, recordó que allí estaba el dispositivo y se consideró que era el momento de usarlo. La asistencia se hizo directo al ventrículo izquierdo.

Lo revelador y significativo de esta experiencia, contada este viernes en un encuentro de representantes de la prensa con varios miembros de este equipo, es que es primera vez que se realiza en la Costa Caribe. Se denomina “Asistencia ventricular izquierda”, y según el también intensivista, Carlos Dánetra, tiene tres usos: puente a decisión, puente a recuperación y puente a trasplante. Y este conduce a un cuarto: puente destino.

Eso quiere decir que se puede implementar para mantener al corazón funcionando mientras se toma una decisión; se puede usar para recuperar la fuerza del corazón; también como una especie de corazón de apoyo (digamos, un copiloto en calidad de encargado) para mantener el estropeado mientras llega un reemplazo; o se puede quedar dentro del cuerpo no como encargado, sino casi como titular.

Con la paciente de 19 años, se hizo lo segundo. Con eso quedaron confirmadas la destreza y posibilidades de la Clínica General del Norte en este aspecto. Pero también quedó abierto un horizonte de esperanzas para quienes esperan corazón donado. Porque, como dijo Ortega, “se ha demostrado que las expectativas de vida adicional de alguien a quien se le implanta esta técnica es mayor que el de un trasplantado, que es de 10 años en promedio”.

Detalles pormenorizados de lo que fue este procedimiento serán compartidos en el Congreso Internacional de Medicina Crítica y Cuidado Intensivo –“con los Messi de este ámbito de la ciencia médica” –, dijo la directora Comercial de la Clínica, Hortencia Muñoz.

Ese evento tendrá lugar en el Centro de Convenciones Blue Garden del 19 al 21 de septiembre, es decir, la próxima semana. Está siendo organizado por la Clínica para celebrar sus 50 años de funcionamiento (los cumple el 12 de octubre). A lo que se sumará la pronta inauguración, en ese mismo mes, de una Unidad de Trasplante de Médula Ósea, con 12 habitaciones.

Así que ni para atender fallas cardiacas agudas (como la de la joven paciente del caso), ni para trasplantes de médula, se tiene que pensar, necesariamente, en remitir a nadie a Bogotá, Medellín o Bucaramanga, subrayó el doctor Dánetra.

Comunicador social-periodista (1986), Magíster en Comunicación (2010), con 34 años de experiencia periodística, 24 de ellos como redactor de planta del diario El Tiempo (y ADN), en Barranquilla (Colombia). Docente de Periodismo en el programa de Comunicación Social (Universidad del Norte) desde 2002.

jfranco@uninorte.edu.co