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“No tendremos una sociedad si destruimos el medio ambiente”, antropóloga Margaret Mead

Por Anngelys Castro Villamil

Un mensaje de amor puro se resume en tres palabras: Primero el planeta. Palabras simples de decir, pero duras de demostrar. Carlos Ramírez va de gafas que suben y bajan en su mismo tabique cada vez que sonríe al ensuciar sus manos de tierra, mientras unas arrugas en la punta de sus ojos y sus hoyuelos dejan en evidencia lo bien que la está pasando al dedicarle su tiempo a la madre Tierra.

Carlos nació en 1971 un 15 de marzo. Su primer contacto con la naturaleza fue en su infancia cuando salía con amigos del barrio a bañarse en un arroyo cerca al Jardín Botánico en el barrio La Victoria. Desde niño siempre le llamó la atención el cuidado de los animales y la vegetación. En su camino como estudiante se decidió por la administración de empresas, y fue en 2012 que decidió unir sus dos atracciones: la administración (su carrera) y el medioambiente; entonces empezó a planear la empresa de Conciencia Eco Colombia.

 Edgar Muñoz, amigo cercano de Carlos, trabaja en una compañía a la que Carlos solicitó unos recursos que la empresa veía como basura y él les veía potencial. Para Edgar, Carlos es una persona entusiasta, trabajadora y solidaria. Le impresiona lo mucho que Carlos se esfuerza en mejorar como persona y el empeño que le pone a su trabajo. Es un ejemplo a seguir. Respeta mucho la pasión que él siente por el medioambiente y admira los arreglos que Carlos hace para los jardines de las empresas. El paisajismo es una de sus actividades favoritas. En otra ocasión, durante su trabajo en la empresa junto a Edgar, Carlos rescató una lechuza que se estrelló contra una ventana de vidrio y se lastimó sus dos alas blancas. Ambos la ayudaron a trasladar en una caja para llevarla al parque Megua y fuese tratada con médicos para luego liberarla.

Carlos, observando los recursos desperdiciados por la empresa, vio la oportunidad de no tenerlos como desechos y de ahí emprendió Mujeres de Madera: el proyecto de reunir mujeres víctimas del desplazamiento y violencia intrafamiliar. Como es el caso de Rosario, una mujer en sus 50, desplazada y encargada de procesar estibas. Su cabello amarrado en una sencilla coleta corta caída, dejan a simple vista su frente con gotas de sudor y mejillas enrojecidas. Está agotada, pero en sus ojos se ve el mismo brillo de su primera vez en el proyecto. Siempre es como la primera vez y el entusiasmo no cae. Su piel morena y sus manos con callosidad revelan el esfuerzo físico y mental que le pone al día a día bajo el sol con 35º. Carlos ha sido un rayo de esperanza para ella, así como también para las demás mujeres de este proyecto, que ha creído en ellas y les ha dado la oportunidad de empezar de nuevo un mejor estilo de vida. Mujeres de Madera agrupa mujeres que una vez fueron silenciadas y hoy les da el poder de construir lo que en la historia era trabajo de hombres.

Por dificultad de encontrar un espacio fijo en el que pueda trabajar junto al resto de mujeres, ellas se trasladan a una localidad del Atlántico, en donde cómodamente elaboran la madera y de ello sobreviven. Este es un proyecto liderado por Carlos, con la asesoría y acompañamiento del SENA. Crear conciencia sobre el medio ambiente y promover prácticas ecológicas es uno de los objetivos que lidera esta entidad pública, como lo es la creación del proyecto “Bienestar al Aprendiz” que elaboran productos con materiales de desecho, similar a Conciencia Eco Colombia, la empresa de Carlos.

Carlos, entre sus actividades, se dedica a ir a colegios a enseñar a los niños sobre el cuidado de la naturaleza y los animales. Cree que educarlos desde temprana edad es lo que marca la diferencia de una futura sociedad que mejorará el planeta. Como es en el caso de los niños del Centro Educativo Caimital, que colaboraron llevando plantas, semillas, abono y llantas viejas para tener una jornada de plantación guiada por Carlos personalmente y su equipo. Juntos pintaron las llantas y las acumularon una sobre otra, creando así una nueva zona para sembrar árboles con vista llamativa y amigable para quienes pasen por ahí y vean el nuevo miembro de la zona verde. Los colaboradores de la empresa enseñan junto a Carlos razones para cuidar los árboles y no maltratar a los animales, como perros de la calle, a no tenerles miedo y alimentarlos, darles amor y respetar su vida.

Conciencia Eco Colombia nace del deseo de encontrar una solución a una problemática medioambiental que afecta al planeta entero y en este caso de manera crítica en el municipio de Soledad, Atlántico, Colombia; donde existen aproximadamente más de 200 empresas que generan mensualmente alrededor de 3.000 m3 de residuos sólidos que son llevados a los rellenos sanitarios para su disposición final. Soledad, adonde habitan 195 familias desplazados en el año 2006 y que el 49% corresponde a mujeres, siendo en su mayoría mujeres cabeza de familia. Soledad es donde reside Carlos desde hace veinte años entre La Sierra y Costa Hermosa, su actual hogar. Viviendo sus años allí, notó la cantidad residuos sólidos orgánicos que no estaban siendo aprovechados y que, además él consideró como fuente de empleo para las personas desplazadas.

Colabora con Bayer S.A, ICA (Instituto Colombiano Agropecuario) , SENA y el Parque Biotemático Megua, que es un parque natural enfocado a la educación para la conservación del ecosistema, creado por un matrimonio de campesinos huilenses con el sueño de en tener un lugar en donde sensibilizar a la humanidad respecto al buen uso de los recursos naturales del planeta.

Después de 14 años de ardua búsqueda de un espacio ideal , el 3 de agosto del 2003 nació el Parque Biotemático Megua, un sueño y proyecto de vida que se consolidó cuando se consiguió el terreno en dónde hacerlo realidad, un predio conocido como “La Casa de Piedra”. Y que el 5 de marzo de 2013 abre sus puertas a todo el público: colegios, entidades públicas, animalistas y empresas ambientalistas. Por este cariño tan grande que guarda Megua al medioambiente y la vida, Conciencia Eco Colombia (el proyecto empresarial de Carlos) es apoyado para compartir y unir fuerzas en pro del respeto por la vida y sus recursos naturales.

Carlos en su familia lleva los valores que ha aprehendido durante su experiencia en su trabajo y las diversas actividades, dejando como legado a sus hijos el respeto por la vida en general. Sus hijas cuidan de los animales y son conscientes sobre los problemas ambientales, por lo que el ahorro de agua, el reciclaje y el aprovechamiento de residuos orgánicos, también se ha vuelto labor de ellas por lo que aprendieron de su padre durante el crecimiento.

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