[wpdts-date-time]  

Por: Claudia M. Quintero Rueda

Las abuelas del barrio Villas de San Pablo en Barranquilla, que suelen madrugar a barrer la puerta de sus casas, serían las primeras en descubrir el meteorito que, según otros vecinos, “había caído rodeado de llamas”. Era un miércoles de septiembre, de esos en los que las brisas ya hacen sentir que diciembre está cerca. Muchos seguramente ni se habrían terminado de despertar cuando ya corría la noticia del “meteorito mandado por Dios al barrio”. 

En Facebook, Twitter e Instagram los videos se replicaban exponencialmente, como el virus que llegó más rápido que Sonic. En menos de nada ya había personas bailando y rezando frente a la piedra llena de jeroglíficos blancos, que “traían un mensaje divino” o un “mensaje de los extraterrestres”. Los medios locales llegaron y la noticia estuvo en todos lados. Una señora, sentada sobre la roca, afirmaba en medio de su euforia: 

-Esto es una señal, Dios me dijo a mí que esto era un mensaje. 

El 9 de septiembre el misterio del supuesto meteorito tuvo solución. No era más que una campaña publicitaria de la organización Nu3, que trabaja por el desarrollo de las familias vulnerables. Su fin es disminuir las cifras de pobreza. El proyecto busca construir un complejo social para mejorar la calidad de vida de las personas de este barrio de Barranquilla.  

Suena a una campaña publicitaria brillante y eficaz en una ciudad en la que cualquier cosa, por mínima que sea, se vuelve un gran cuento. Pero es, también, hacerle ruido a un tema para dejar a otros en un segundo plano. Tapar escándalos de corrupción y politiquería con historias que parecen sacadas de una novela de ficción.

Cercana a esa organización es Karen Abudinen Abuchaibe, quien había sido su directora en 2019 y que, justo ese mismo día en que se anunciaba el proyecto en su ciudad natal, renunciaba al Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de Colombia (TIC). Está envuelta en un posible caso de corrupción, por el desembolso de un anticipo de 70.000 millones de pesos, lo que serían 15.762,28 euros a una compañía que debía llevar internet a zonas rurales del país. El internet nunca llegó. 

Las próximas elecciones de las alcaldías son en el año 2023. Y Abudinen es la que suena para el cargo en Barranquilla. Su historial político, apadrinado por la casa Char, grupo que tiene el poder de la ciudad desde 2008, lo sustentan. 

El periódico de la ciudad y el canal regional poco o nada hablaron del tema de fondo. Fue mucho más fácil hacerle eco a un meteorito que hablar de la salida de Karen del Ministerio de las TIC.

Como si fuese poco, acaba de ser nombrada coordinadora de entrega de regalos de la empresa Tecnoglass, cuyo dueño es uno de los contratistas con cierto poder en la ciudad. Eso es Barranquilla, La Puerta de Oro. Eso es la Arenosa. En la que decir las obras negativas de sus dirigentes políticos implica irse de la ciudad, porque “si no te gusta, entonces qué haces aquí”. 

Eso es el Caribe. Eso es Barranquilla. Historias insólitas de meteoritos en barrios pobres para tapar lo que se cocina en la política, de la que poco se critica allí. Con razón Gabito se inspiró en Barranquilla para darle vida a ese Macondo, que muchos insisten en decir que es fruto del Realismo Mágico, cuando este Caribe no es más que historias insólitas que parecen sacadas de un libro de ficción.