Los primeros blue jeans fueron creados en 1860 por Levi Strauss, un inmigrante de Bavaria que llegó a los Estados Unidos en plena fiebre del oro de California. Strauss comenzó a trabajar cerca de las minas, donde se encontraba el oro. Varios obreros le preguntaron a Strauss si podía crear pantalones duraderos, pidiéndole que fueran muy resistentes. Sin dudarlo, Levi comenzó a trabajar en compañía de un sastre.
En 1860 empezó a fabricar pantalones hechos con tela de denim muy pesada, estos pantalones eran teñidos con índigo, adquiriendo así una tonalidad azul. De ahí nació el nombre de blue jeans.
Strauss se vio influenciado por el estilo de los pantalones sueltos que usaban los marineros genoveses, los cuales tenían un fondo acampanado para que cupieran las botas de los trabajadores de mina. Estos pantalones absorbían el agua y se secaban con rapidez, tenían un efecto refrescante. Para hacerlos más duraderos, se les agregaba remaches de cobre.
En 1873, a medida que los obreros les gustaban más los jeans y estaban dispuestos a mejorar el modelo para una mayor comodidad y resistencia, Strauss le colocó remaches en la parte inferior de los botones para evitar que se rompieran, al igual que en los bolsillos traseros.
Un 20 de mayo de 1874, Strauss y su compañero Jacob Davis recibieron la patente de los pantalones y nació el jean tal y como lo conocemos hoy en día: la prenda de vestir que no faltan en ningún clóset y que ha sido utilizada por varias generaciones, en distintos estilos y tonos.
