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Por: Rochelle de Oro

La respuesta salió desde lo más profundo de sí misma. Suspiró y mientras se acomodaba en la silla, Lina Babilonia expresó que por sus venas, mezclada con su sangre, corre la tradición y el amor por el folclor del Caribe colombiano.

Hace veinticinco años la tierra bullerenguera, María La Baja, Bolívar, le obsequió a Barranquilla una flor, que con el paso del tiempo se multiplicó y le regalo a Curramba un jardín que actualmente adorna sus calles. Lina lanza una mirada a las cincuenta mujeres que esperan ansiosas a que su maestra se desocupe para iniciar el ensayo.

Sus grandes ojos cafés son la expresión de una máquina del tiempo, que permite observar el duro camino que ella y las mujeres que ahora se carcajean en medio de una de las calles del barrio Montecristo, han atravesado para posicionarse en el lugar en el que se encuentran.

Fue un comienzo lleno de incertidumbre, dudas y miedos.  Ella sabía que lo suyo era la música, así que tenía la obligación de encontrar un ritmo que la llenara de satisfacción. El tiempo hizo su labor y se encargó de colocar todo en su lugar. Barranquilla la acogió como su hija adoptiva, y le permitió encontrar su hogar y de paso por medio de su  participación en el grupo “Millero Congo” como corista, le mostró el camino para labrar el plan de vida que había tenido tanto tiempo inconcluso: dedicarse a cantar ritmos que exalten y den a conocer al mundo el encanto de sus raíces ancestrales.

Y como la sangre siempre llama, con el bullerengue de su tierra fue con el que mayor afinidad tuvo. Así que se afianzó en ese ritmo que corría por sus venas.

De repente el portal de sus ojos se cierra, respira fuerte, ensancha su sonrisa y nuevamente se encuentra sentada en la terraza de María Meriño, una sus pupilas.

“Hace nueve años comencé este proyecto” dice, dirigiendo su mirada una vez más a la calle. Después de incursionar en la composición y el perfeccionamiento de su voz, se propuso difundir el bullerengue en Barraquilla. Y decidió que crearía un grupo de cantadoras, pues hasta el momento la ciudad carecía de uno.

Para darle un toque más innovador – una de las características más sobresalientes de Lina – determinó que esas cantadoras serían mujeres con edades avanzadas: Quería demostrarles a ellas y al mundo que a pesar de que ya sus quince primaveras pasaron hace varias décadas aún conservan la vitalidad y la magia de las adolescentes de esta edad. Y que están hechas para cosas más grandes que cuidar a sus nietos.

De esa forma nacieron “Las flores de Barranquilla”, un grupo de 50 mujeres de la tercera edad que al son de bullerengue alegran cada lugar al que llegan. Mujeres que durante décadas vivieron en represión a causa de sus esposos, les prohibían utilizar el don que Dios les había obsequiado, pues según ellos su obligación era servir al hogar.

Afortunadamente apareció Lina Margarita para poner en práctica la letra de Liberto, una de sus composiciones y así liberarlas del yugo al que se encontraban sometidas.

“Negro desde el socavón

Negro tienes la razón

Negro tú te liberaste, de esa gran humillación

Negro, Negro

Negro la historia es tu raza

Negro, Negro

La redención hoy reclamas”

-Liberto, Lina Babilonia-

Su blanca dentadura nuevamente adorna su rostro para hacer notorio el orgullo y la tranquilidad que siente al ver que por fin ellas son felices y libres para hacer lo que les gusta.

Conversa un rato más y cuando la noche comienza a aparecer decide iniciar el ensayo, pues no puede hacer esperar más tiempo a sus “Nenas” como le gusta llamarlas. Afinando su garganta con un pequeño ejercicio de vocalización, se pone de pie y se dispone a comenzar el ensayo con el grupo de voces que recibiéndola con el coro, Llegó llegó la seño, llegó, le expresan el respeto y la gratitud que le tienen a su mentora.

 

Que a pesar de la corta edad que posee en comparación con sus pupilas, que rondan un promedio de edad entre los 65 y los 70 años. Sumando aproximadamente entre todas unos 3.250 años de experiencia en contraste con los 42 que Lina posee, tiene la templanza y la experiencia suficiente para lidiar con el carácter de cada una de ellas y así lograr construir ese engranaje que les abrió las puertas de Barranquilla y que pronto lo hará con las de Centroamérica y el Caribe.

Pues como bien dicen las abuelas que al invitado se le da el mejor plato y como aquel que no escucha consejos no llega a viejo; los organizadores de los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2018 siguieron el consejo y reunieron para el show de inauguración del evento los mejores exponentes de nuestra tradición y cultura. Y “Las flores” se encuentran dentro de ese selecto grupo.

Bajo la oscuridad de un cielo sin estrellas, pero adornado por la luna a la que tantas veces Esthercita Forero le cantó, y que ahora se deleita con el canto de mujeres que al igual que la “Novia de Barranquilla” desean resaltar la magia que tiene la ciudad, se da por terminado el ensayo.

Una a una comienzan a marcharse las integrantes del grupo, no sin antes recibir una cálida despedida por parte de Lina Margarita. Quien espera hasta que la última de sus flores emprenda el camino hasta su hogar, para tomar sus cosas y tomar el bus que la llevará hasta su vivienda.

Ubicada en un barrio del suroccidente de la ciudad, que orgulloso de contar con la presencia de la bullerenguera entre sus calles, le hace honor a ella y a su grupo portando el nombre de una de las flores más conocidas en Barranquilla, Las Cayenas. Su vivienda además se se localiza a unos cuantos kilómetros del escenario que internacionalizará su voz y la de sus flores.

Con la hermosa sonrisa que le adorna el rostro y los ojos irradiando felicidad, Lina Margarita Babilonia Herrera demuestra que la determinación, el amor, la paciencia y la unión siempre serán la clave para alcanzar los sueños. Se encarga de inculcar eso en la mente de las personas que más aprecia.

De esa forma fue que logró cambiar la mentalidad de sus nenas, multiplicando así la felicidad en sus vidas. Gracias a ese acto, las cincuenta mujeres tomaron ejemplo y ahora se encargan de multiplicar alegría, goce y tradición en toda la región caribe. El Cumbiodromo de la Vía 40 en el pasado Carnaval, ya fue testigo de esto. Durante cuatro días, fue el escenario en el que las cincuenta flores le abrieron sus pétalos a Barranquilla y prendieron el jolgorio entre los asistentes.

Y gracias a los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2018, le llegó el turno al mundo entero de vivir esa gran experiencia. En la que Lina espera se atesoren en las memorias de coterráneos y visitantes, el eco de una voz que en compañía de su ejército quiere ser escuchada en todos los rincones del mundo.

 

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