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Por: Isaac Rivera Bedoya | Foto: Paul Clarke

No escribe noticias, tampoco crónicas ni mucho menos reportajes, pero inventó las tres “W” para mantener a millones de personas comunicadas.

El 8 de junio de 1955 en el mundo no existía el internet. Pero en el sudoeste de Londres Mary Lee Woods, una mujer de 31 años, estaba dando a luz a Tim Berners Lee.

Hacía algunos años, Mary se había ganado el reconocimiento de los ingleses por la creación del primer computador electrónico comercialmente disponible para todo el mundo.

Trabajaba junto con su esposo, Conway Berners, en una de las empresas de ingeniería eléctrica que operó durante más de un siglo en Reino Unido.

Ambos se dedicaban a la informática y junto con sus conocimientos en matemáticas aportaron a la creación del Ferranti Mark 1, la primera máquina capaz de almacenar un programa y que funcionó con memoria RAM. 

Con la llegada de su hijo, los esposos Berners Lee esperaban ampliar su descendencia en las ciencias matemáticas. Y no se equivocaron.

Desde su paso por la escuela “Emmanuel”, el niño Tim comenzó a darse cuenta de que la profesión de sus padres se reducía a la creación de una máquina y  está presente en la cotidianidad de la vida. Se interesó por los números, fórmulas y problemas lógicos, y cuando terminó el bachillerato decidió estudiar física.

El Queen’s College de la universidad de Oxford lo recibió sin ningún inconveniente. Mientras se dejaba llevar por el estrés de las fórmulas y los números abstractos, el joven Tim comenzó a construir su primer aparato.

Solo bastó con tener un procesador M6800, puertos TTL y un televisor viejo, para que el universitario al igual que sus padres, gozara del privilegio de haber construido un computador. 

A los 25 años, Tim Berners, cuya frente se dejaba esconder por la palidez de su cabello, empezó a merodear por los pasillos del Laboratorio Europeo de Física de Partículas Elementales (CERN). Trabajar ahí no era tarea fácil y Tim era consciente de ello.

Constantemente se estudiaban interacciones entre partículas y los datos arrojados muchas veces se perdían.  Además, como parte esencial de su trabajo, tenía que compartir información con otras personas en diferentes ubicaciones geográficas, y las condiciones tecnológicas de aquella época no permitían esa transmisión de información. 

Para la época de 1960, el Internet ya se había convertido en una de las innovaciones más importantes en el mundo. Ya existía un medio por el cual la información se moviera por máquinas conectadas entre sí, pero no había una manera útil y ordenada de buscar esa información que deambulaba por medio de este.

Para solucionar los problemas del flujo de información, los altos directivos del CERN empezaron a buscar propuestas por parte de sus trabajadores.

Fue entonces cuando en marzo de 1989, Tim Berners se acercó a la oficina de su jefe para presentarle un proyecto, que había empezado a desarrollar en 1980 y al cual  bautizó con el nombre de “Mesh”.

Una idea que facilitaría el intercambio de información entre los 10.000 trabajadores del CERN por medio del hipertexto, es decir, se buscaba vincular documentos con información de los experimentos que se hacían en el CERN de Londres con documentos de experimentos en otras sedes del mundo.

Mientras el jefe analizaba la idea, Tim intentaba encontrar aprobación o desaprobación en su rostro. Finalmente, su jefe le dio luz verde para desarrollar el proyecto no sin antes calificar la idea como “vaga pero interesante”.   

No obstante, a medida que se fue desarrollando, “Mesh” no era asimilado por la mayoría de los miembros del CERN. El sistema y el nombre no causaban entusiasmo entre los trabajadores.  Razón por la cual se tomó la decisión de llevar la idea a una segunda revisión con ayuda del ingeniero industrial Robert Caillau.

Entre Tim y Robert, estudiaron en profundidad el sistema de comunicación y desarrollaron los conceptos de URLS y el protocolo HTTP. Seguido a esto, vendría una discusión un poco mayor: el nombre del sistema. 

***

Normalmente, en el periodismo se suele escribir noticias, reportajes, crónicas o entrevistas respondiendo a 6 preguntas: ¿Quién? ¿Cómo? ¿cuándo? ¿qué? ¿donde? ¿Por qué? o como también se denominan las 6W por su abreviación en inglés.

Pero ni Tim ni Berners eran periodistas, y seguramente en aquellos tiempos no tenían idea de la estructura periodística.

Sin embargo, después de especular entre varios nombres como MOI, que abrevia Mine Of Information o TIM, que solía escucharse un poco egocéntrico, a finales de 1990 Robert y Tim llegaron a la conclusión de llamarla WWW.

Estas letras no se traducen a preguntas periodísticas, sino a la World Wide Web. 

Con una propuesta más formal, los intelectuales pusieron en marcha el primer navegador web junto con el primer sitio web. Aprovecharon la estación de trabajo de Tim Berners para convertirla en el primer sitio web. En 1991 en este sitio ya existía la primera página donde se mostraba información acerca de la World Wide Web.

En tan solo un año el sistema de comunicación albergaba 26 servidores del CERN que luego se extendería a nivel mundial cuando la organización europea decide hacerla dominio público. 

Para definir a Tim Berners Lee solo falta decir World Wide Web. Un hombre que muy probablemente no se reconozca a simple vista por las calles.

Un hombre que para muchos puede pasar por desapercibido, pero gracias a él podemos buscar en Google, explorar en Facebook o visitar páginas web. No es periodista, pero con las 3W le da voz muchas personas. No es periodista, pero mantiene comunicado a millones de usuarios.

No es periodista, pero de haberlo sido no estaríamos hablando ahora mismo de él. Gracias Tim Berners Lee. 

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