Por: Deisy Viviescas
Pájaros de Verano fue estrenada en las salas de cine del país el pasado 02 de agosto. Es otra de las aclamadas películas del director colombiano Ciro Guerra, quién nuevamente hace una colaboración con Cristina Gallego y pretenden llevarnos por un viaje a través de la cultura Wayúu durante la “Bonanza Marimbera” en la década de los 70s y 80s.
Cuenta la historia de una familia que queda atrapada dentro de una disputa entre hermanos que amenaza con su cultura, sus tradiciones y sus vidas. Ciro mezcla nuevamente la lengua indígena con el español para seguir con la trayectoria que trae desde “El Abrazo de la Serpiente”.
Este filme se acerca un poco más al público y podría llegar a verse como una recreación histórica de la llegada del tráfico de drogas a Colombia, una exploración de las tradiciones indígenas o como una mezcla entre el género western y El Padrino.
Al comienzo de este film se expone un retrato etnográfico a modo de documental sobre la cultura Wayúu, a modo de situarnos en el lugar donde se desarrollará. Se evidencian los ritos que hay dentro de esta, como cuando una niña pasa a ser una mujer, los bailes y hasta los matrimonios arreglados que muchas veces son por temas económicos. También muestran a los “Palabreros”, son personas que se encargan de resolver los conflictos dentro de los distintos clanes.
Pájaros de Verano, a pesar de mostrarnos todo eso, no es solo un film de tradiciones, sino que también es uno donde se evidencia el surgimiento del narcotráfico en el norte de Colombia y la frontera con Venezuela, y como esto comenzó a tener consecuencias inmediatamente. Tampoco es una película típica colombiana donde solo se centran en dicha problemática, está constituida por cinco episodios o “canciones”, además de tener en estos el normalmente conocido “inicio, nudo y desenlace” llenos de personajes que además de ser coloridos, algunos son completamente naturales.
Termina con la exposición de la sangrienta lucha contra la droga, donde los intereses y la sed de venganza, el ojo por ojo, son capaces de destruir vidas, familias y hasta tradiciones milenarias.
Es asombrosamente visual, proyecta imágenes que se aferran en la conciencia del espectador y a pesar de mostrar algo que no es nuevo, tienen momentos profundos para compartir.
Foto: @pajarosdeverano
