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Por: Valeria Montaño

Año tras año, Walter desempolva su kit portátil de maquillaje, empaca su maleta y se embarca en un viaje folclórico junto con la reina del carnaval electa. Sin embargo, en 2019 hubo excepciones.

“Empezamos a las 5 de la mañana”, dice Walter y ríe con nostalgia cuando se le pide recordar una anécdota con una reina que nunca olvidará. Unas horas más tarde, de fondo, se oye una cumbia que se mezcla con las voces de los clientes del día. El estilista, sentado en una de sus sillas en las que también descansa su ya larga clientela, recuerda aquellos momentos con un toque agridulce en su mirada.

“Maquillé y alisté por completo a una reina en la mitad de la carretera. Ahí en plena calle. No había otra solución”. Walter ríe recordando una larga carrera que incluye 9 reinas del Carnaval e innumerables capitanas del Carnaval de la Costa.

Todo empezó entre familia. Liliana, la hermana del peluquero, ha trabajado con Walter desde que abrió su primer local, cuando solo eran unos pocos metros cuadrados y las ganas de echar pa’ lante. El comienzo fue en la calle 82 con 54, para luego expandirse a tres puntos diferentes de Barranquilla.

Hoy, Liliana aun recibe a las personas desde que entran a la peluquería hasta que son atendidos por Heidi, una hermosa mujer que te trae la tradicional aromática o un poco de agua. Es lo que la mujer colombiana espera siempre al entrar a una peluquería, sea pequeña o grande; es costumbre en casi todas.

El local tiene un ambiente hogareño. Sin embargo, a estas horas de la noche y con el sin sabor de estar a pocos días de la coronación, hay un cierto ambiente de nostalgia mientras su dueño trabaja en su último corte junto al estante decorado por sus utensilios de trabajo. Lleva puesta una camiseta de carnaval que alude tanto a su amor por las fiestas como a la ausencia en ellas.

La peluquería, que recibe el nombre de su dueño, pasó por un proceso de reinauguración durante los meses finales del año pasado: 2019 era el año de Walter Molano. Paralelo a esto, un hecho estremeció al gremio. La historia de tradición sería cambiada para siempre. Carolina Segebre fue electa como reina del carnaval. Sin embargo, ¿quién es Carolina y por qué rompió con el estatus quo de la ciudad?

Barranquilla siempre ha elegido sus reinas con base en un factor tradicionalista. Familias del carnaval, hijas de políticos que trabajan para su región y todas estas estigmatizaciones referentes a la alcurnia, que el Carnaval 2019 pareció echar a la basura y a la canasta del olvido.

Carolina, como se diría en épocas coloniales y que la ciudad aún no ha dejado ir, es una niña hija de una familia trabajadora que ha construido un pseudo imperio en el área de la construcción y la venta y compra de propiedades.

“Ya uno sabe quién es la reina desde antes de que la elijan”, asegura Walter. Pero este año no fue así. Los murmullos de la gente en la ciudad decían que Carolina jamás sería la soberana de las fiestas carnavaleras. Pero como ya se demostró lo contrario, la historia cambió su rumbo y con su mandato vino también otro sendero.

Por ejemplo, la visita de la reina a los colegios cambió de dirección. En 2019 fueron a colegios municipales, públicos y olvidados, algo más bien inusual. Y el cambio incluyó a la figura de Walter Molano, peluquero por tradición.

“El carnaval es de mucha tradición, no es el momento de romper paradigmas”, repite él. (…) Obviamente, como todo, el carnaval va evolucionando pero al final del día es tradición. Todos los cambios a su debido tiempo”. Igual, para Walter Mercado, se ha marcado en 2019 la historia del Carnaval.

Hace casi una década no se veían nuevas caras en cuanto al equipo de estilistas. Nueve años en los que se crea un profesionalismo único que solo puede dar la prueba y práctica con la llegada de cada reina. Mercado recuerda que “la proximidad (a ellas) es altísima (…) se vuelven como hijas”, dice.

“Hay días en que yo mismo he tenido que subir al cuarto de la reina y sacarla de sus sábanas mientras duermen”. Sin embargo dice que no todo es color de rosas. “Lidiar con todos esos temperamentos…”…  Y continúa: “ninguna sabe lo que es ser reina hasta que están ahí.”

El último cliente de la peluquería es un concejal. La actitud paternal de Walter no se puede ocultar. Es lo que atrae a su clientela y es lo que lo ha mantenido en su lugar como el estilista de las reinas. “Uno maneja (con ellas) muchas emociones (…) Tiene que ser un polo a tierra”, comenta.

Anécdotas que prueban que ser el estilista de estas mujeres va más allá de peinarlas y maquillarlas. Implica ayudarles a pasar por uno de los momentos de mayor estrés que tendrán en sus vidas.

“Este año no tengo reina pero tengo capitanas… infantiles, pre-juveniles… son las niñas del futuro”. Y al sucesor bien vale mandarle un mensaje: “Comprometerse con hacer resaltar la belleza de la reina antes de cualquier otra cosa… Es la experiencia que he plasmado y eso queda totalmente claro”. Un mensaje de hasta pronto, que repite con contundencia.

Foto: créditos a @alfredomoralesfotoyvideo, tomada del Instagram de @waltermolano_art_hair_design

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