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Por: Natalia Cortés Alarcón y Daniela Acosta Vergel 

El miércoles 3 de octubre a las 9:30am, en la sala de proyecciones de la Universidad del Norte, se llevó acabo la Cátedra UNESCO en Equidad de Género, que hace parte de una iniciativa de la Gobernación del Atlántico por incentivar la igualdad entre hombres y mujeres en el departamento.

Como parte de Miradas de Paz, un proyecto de la Universidad del Norte que relata sucesos del conflicto armado, la Universidad de Caldas expuso su producción audiovisual “Las Niñas de la Guerra”, contando además con la presencia de Yoleida Toro y Jaime César Espinosa, realizadores y productores de la serie, por medio de la cual muestran su trabajo al lado de víctimas de la guerrilla.

También se exhibieron diferentes videos acerca de las historias de niñas excombatientes, sus testimonios, su infancia, del apoyo que no le ha dado su familia, cómo han sido víctimas de ese proceso, de qué manera les ha afectado, y cómo terminan involucradas en estos grupos armados por influencia de las experiencias vividas en el núcleo familiar.

Los realizadores explicaron cómo llevaron a cabo su labor en el programa de reinserción que desarrolló la Universidad de Caldas. Para dar visibilidad a las vidas de las mujeres en la guerra, convirtieron historias de víctimas del conflicto armado colombiano en animaciones que relatan parte de sus historias desde su relación con los frentes violentos hasta su eventual inserción social.

Estas narraciones exponen cómo el cuerpo de la mujer se volvió un terreno de guerra, en la que sufrían abusos sexuales y sometimiento a diferentes labores en las locaciones de los grupos al margen de la ley. Las involucradas también hicieron parte de diferentes actividades de rehabilitación y creación de confianza en las que se fomentan la pintura, la danza y la expresión oral. Por medio de la motivación al lenguaje narrativo y la libertad de la personalidad, lograron relatar sus vivencias y colaborar con el ensamblaje de las historias.

Las niñas en la guerra

A su vez, los realizadores mencionaron que la mirada de la mujer no se trabajaba desde una perspectiva puramente adulta. Entonces, a partir de ahí apareció el título “Las Niñas de la Guerra” ya que son niñas menores de edad. De igual manera, dieron a conocer que primero, para hacer este tipo de documentales con las niñas, debieron realizar un acercamiento personal, real, que le diera a ellos algo para la vida y, por tanto, concluyeron que la manera correcta era compartiéndole algo de lo que nosotros tenemos.

También observaron que nadie tuvo que contar nada, y sus historias surgieron naturalmente. Es decir, de la manera en la cual les nació contarlas. Para realizar este trabajo, se recogieron sus historias a través de sus testimonios, y así, poder realizar un proceso largo de estructuración.

Para llevar a cabo los talleres siempre tenía que haber un ejercicio de confianza con el otro, de algo disciplinar, que se les enseñara a bailar algo de salsa, bachata, se hacían otros ejercicios durante la clase para relajarlos, ya que en su mayoría ellos tienen muchos problemas de atracción, de entender conceptos complejos, problemas de confianza con el otro, consigo mismo, con el espacio, relacionarse, darse un abrazo, tocar al otro: un discurso y una situación compleja, se expresó en la conferencia.

De esta manera, lo que se entiende que, esa es la situación que deciden hacer ese proceso de reinserción, añadiendo que una cosa muy importante para tener en cuenta sobre el proceso de paz, es la excusa de que el conflicto no es únicamente el enfrentamiento de los grupos Armados expresaba el conferencista.

Conclusiones de la sesión

Por otro lado, se expresó que estos niños no tienen la capacidad de soñar, pero que tienen las mismas oportunidades para salir adelante y progresar, “lo que nos hace humanos es nuestra capacidad de afectar la evolución y la capacidad que tenemos de soñar” se afirmó en la conferencia y que la mayoría de estos jóvenes no tienen esta posibilidad, no creen que pueden soñar.

Concluyendo con la expresión del conferencista, “hoy en día todo el mundo quiere hablar de paz, todo es por la paz, hay una moda de paz, hay mucho oportunismo”. Los conferencistas querían centrarse en esa idea, y, a su vez, recordar las condiciones de campo, cómo es la vida en un hogar donde no hay educación, donde hay unos ingresos mínimos, donde la madre se va con el primer hombre, dando a conocer todo esto para que cuando los espectadores se encuentren con esos niños no los vean como enemigos sino como un amigo más.

Para cuidar las identidades de las menores, se cambiaron los nombres y voces de las protagonistas de las historias. Además, una de las anteriormente reinsertadas realizó la animación del proyecto, probando que con estas iniciativas se pueden cultivar infinidades de talentos y habilidades que estas personas no tuvieron la oportunidad de explorar por su condición.

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