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Por: Daniela Pinto Molinares

El ex boxeador mexicano y doble campeón mundial José Guadalupe Pintor en conversación con el cronista Alberto Salcedo Ramos, a propósito del XI Carnaval de las Artes, afirma que el cinturón que posee elaborado en plata, oro, rubíes y diamantes, no se lo dan a todos los boxeadores. Además que lo ha conseguido con mucho trabajo, esfuerzo y disciplina, pues muchos deportistas no la aplican y terminan en terribles situaciones.

“Sus puños ocasionaron contra su voluntad, la muerte de un hombre”, menciona Salcedo Ramos refiriéndose a la pelea de 1980 contra Johnny Owen en The Olympic Auditorium en Los Ángeles. Pintor responde que el boxeo es un deporte de alto riesgo y que a él le hubiera gustado morir en el ring, ya que sería digno “representar a mi país, como quien va a una guerra y sabe que igual no regresa vivo. Si se sube a un cuadrilátero, también se sufre ese riesgo”.

El ex boxeador afirma que no hubo negligencia del árbitro y que un día él también pudo haber muerto. Después de un golpe, “seguí la pelea por inercia, pero no recuerdo nada”, solo dos horas después en el baño del hotel recuperó la consciencia y preguntó quién había ganado, el chofer confundido le respondió que él, lo había hecho.

“Lo sucedido con Johnny Owen fue una motivación para saber que uno tiene que seguir adelante en la vida”. En 2002, Dick Owen, el padre de Johnny, fue a México a invitarlo a develar una estatua de su hijo en Gales. Fue un gran honor, asegura Pintor, pero se preguntaba por qué había sido él y Dick le aseguró que después de tantos años había entendido que él no era el culpable. Para Lupe Pintor, la persona que muere en ring es como un héroe, “que representa su raza, su país, pero a mí no me tocó, le tocó a Johnny”.

El doble campeón mundial de boxeo es un hombre organizado y se encuentra en una buena situación económica. Dice que “la soberbia, la egolatría, la prepotencia, eso solo lo maneja el que no tiene esa capacidad y preparación intelectual”, además, que detrás de una gran figura del boxeo hay personas con buenas y malas intenciones. Agrega, “el que nunca tiene y llega a tener, loco se quiere volver. Y si sucede, sobre todo en un boxeador, porque es la gente más inculta que puede haber a nivel internacional” refiriéndose al bajo nivel de escolaridad que la mayoría de boxeadores tienen.

La infancia de Pintor no fue la mejor. Su padre lo maltrataba por lo que a los 8 años se convirtió en un niño de la calle. Allí decidió ser boxeador, para vengarse de un hombre que lo trataba mal, le quitaba sus cosas y humillaba. Recuerda también a su amigo Enrique, quien lo defendía, “chaparrito él, flaco, pero con carácter, y aquel grandulón lloraba como un niño”. Por otra parte, menciona que la primera vez que perdió en el ring aprendió a ser independiente pues “arriba del cuadrilátero no hay nadie más que tu solo, y si estás bien preparado puedes salir adelante, y aun así te derrotan”.

Salcedo asegura que Virginia Martínez fue fundamental para que Pintor saliera del bache emocional que dejó la muerte de Owen por lo que pide que suba al escenario. El cronista relata lo que en su momento Martínez le comentó: “tú le conoces el dorso de la mano, con eso trabajaba, pero yo como esposa conozco la parte de acá, la palma, la parte que utiliza para acariciarme las mejillas y a sus hijos. Yo le dije, tú estabas pegando con esta mano porque te pagaban para que lo hicieras, pero tú no eres un asesino, tú sabes usar el otro lado de la mano”.  Su esposa agrega que es un padre excepcional y cariñoso con sus 23 hijos. “Es una persona bellísima, ha sido un compañero que si él dice “si volviera a nacer volvería a ser boxeador” yo digo si volviera a nacer “volvería a fijarme en él”.

Pintor, por último, se refiere a los años de descanso y su reaparición en 1994 como una bonita oportunidad para retomar la actividad física y aún más importante, seguir viviendo, después de ser diagnosticado con diabetes. “Nunca soñé que iba a ser campeón mundial otra vez, pero si tenía sueños que iba a ser el campeón de la vida y aquí me tienen siendo un campeón de la vida” concluye.

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