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Por: Ignacio Acuña, Maria Jose Meriño, Milenis Morales, Andrea Ramirez, Lonny Rangel

Bocas de ceniza es un istmo ubicado en la región Caribe colombiana, causado por fenómenos naturales ocurridos a lo largo de los años.

 

Los habitantes de este lugar, evidentemente abandonado por la población barranquillera, viven del turismo y la pesca que se realiza a diario. Bocas de ceniza recibe su nombre por el color grisáceo que toman las aguas del mar al mezclarse con las del río, hecho que puede ser apreciado al final del recorrido, en el punto extremo del lugar. Se caracteriza, además y, por la cordialidad de sus habitantes y su extremo trayecto, que hacerse a pie o en tren. 

 

Actualmente, se presenta la problemática y por la planeación y construcción del Superpuerto Bocas de ceniza, lo que supone el desalojo forzoso y permanente de las personas que han vivido ahí por décadas.

 

 

Durante el recorrido, que puede hacerse en tren o caminando, es posible socializar con los habitantes del lugar. Según sus relatos, al carecer de servicios públicos, tienen otras maneras de conseguir el agua, la electricidad y el gas.

 

Tratan el agua del río con alumbre y compran la potable en el barrio Las Flores, alimentan baterías con energía solar y, para cocinar, usan leña o gas propano. Además, se dedican a la pesca con cometa, teniendo predilección por el mar, pues la corriente del río les hace perder equipo

 

 

Al llegar al final, se encuentra la desembocadura de río Magdalena, donde hay un guía turístico que explica el origen de Bocas de ceniza. También es posible ver a los delfines que se quedan en la unión del agua salada y la dulce en busca de alimento. Según lo dicho por el guía, había tres kilómetros más de tajamares, pero múltiples fenómenos naturales -como huracanes y marea alta- los destruyeron. Además, manifestó el guía, la construcción del Súper Puerto de aguas profundas de Bocas de ceniza supondrá para los pescadores abandonar la tierra en la que han vivido sus familias por muchos años.

 

 

Quienes viven en Bocas de ceniza dedican su día a día a actividades como la pesca, venta de alimentos, dirigir el tren y atender el turismo. Incluso con los limitados servicios públicos, logran llevar a cabo su trabajo. Además, se muestran cordiales ante los turistas que llegan al lugar e interactúan con ellos con total naturalidad.

 

 

Fotografías por : Ignacio Acuña y Lonny Rangel

Comunicador social-periodista

rochai@uninorte.edu.co