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Por Juan Roa De Ávila

La historia de la segunda estrella que bordea al escudo del Junior de Barranquilla tiene a Carlos Molinares como a uno de sus principales protagonistas.

A finales de los años 70’s y comienzos de los 80´s, hizo parte de la histórica camada de jugadores que, al mando de José Varacka, consiguieron labrar el segundo título del cuadro rojiblanco.

Desde su posición como puntero derecho logró inmortalizarse en la historia como el primer barranquillero en marcar un gol con la Selección Colombia en una Olimpiada (Moscú, 1980), y, además, perdurar en el recuerdo como el jugador que abrió la senda del empate ante el Deportivo Cali en aquel penúltimo partido de 1980, en resultado que a la postre le valió el campeonato al equipo ‘Tiburón’.

Hoy, 37 calendarios después, y ya con 59 años de edad, Molinares disfruta sus días rodeado de su familia en el barrio Alfonso López de Barranquilla y alterna su vocación de formador en escuelas de fútbol con los torneos gremiales que juega al lado de otras viejas glorias del balompie.

En diálogo con EL PUNTO, el exdelantero del Junior contó los pormenores de su llegada al fútbol, las incidencias de aquel título de 1980, el avance de los Juegos Centroamericanos y aprovechó para opinar sobre los malos resultados que acompañan la actualidad del cuadro dirigido por Julio Comesaña.

P.  ¿Cuántos años de carrera profesional acumuló?

R.  Jugué 12 años de carrera profesional: 4 en Junior, 4 en Cúcuta Deportivo y 4 más en Venezuela.

P.  Y de esos 12 años, ¿cuál fue el momento más glorioso que vivió en el fútbol?

R.  Mis mejores años los tuve cuando inicié en Junior a los 17 años, porque al llegar al club me encontré con Julio Comesaña, Dulio Miranda, Oscar Bolaño y Toto Rubio, jugadores que ya me llevaban unos 10 años en el profesionalismo. Y bueno… al lado de ellos aprendí y en su momento fuimos grandes.

P.  ¿Y cuál fue el peor?

R.  Una lesión que tuve en Unión Magdalena en el año 1989. En un entrenamiento me partí el aductor, cosa que me obligó a jugar durante un año filtrado. Para esos tiempos la medicina no estaba tan avanzada y después de ahí tuve serios inconvenientes para llegar a mi nivel. Por eso a los 30 años opté por retirarme del fútbol.

Carlos Molinares fue el primer barranquillero en anotar un gol con la Selección Colombia en una Olimpiada. Entre sus fotos, aún conserva el recuerdo de su participación en las justas de Moscú 1980.

P.  ¿Cuál es el gol de su carrera que más recuerda?

R.  El gol que nos dio el título con Junior en el año de 1980 con el Cali. Nosostros con el empate éramos campeones, pero ese día íbamos perdiendo 2-0 con goles de Willington Ortíz. Al minuto 18 yo hago el 2-1 y como al 40 Verdugo hace el 2-2. Ese empate nos dio la segunda estrella.

Molinares en sus mejores épocas con el Junior de Barranquilla. En la foto, junto a jugadores como Rafael Reyes, Juan Carlos Delménico y Gabriel Verdugo.

P.  En algunos audios que hoy se encuentran en internet se escucha cómo ese día Edgar Perea gritaba desde las cabinas del Pascual Guerrero “A Junior tienes que matarlo, a Junior tienes que matarlo”. ¿Cuál fue la verdadera historia de ese partido?

R.  (Risas)… Nosotros estábamos escuchando la voz del negro Perea en la cancha. La gente ese día nos gritaba de todo: insultos, madrazos y desde las gradas nos tiraban cosas. Él con el micrófono era muy eufórico, y cuando vio que Verdugo hizo el segundo gol empezó a gritar “a Junior tienes que matarlo, a Junior tienes que matarlo”, como desquitándose de la gente, porque durante el partido también lo habían insultado. Para ese año Perea fue nuestro respaldo desde las gradas, y gracias a él nos respetaban en muchos estadios de Colombia.

P.  Pero ese no fue el último partido, ustedes cerraron en casa ante Nacional, con el Romelio lleno…

R.  Sí, sí. El último fue en casa contra Nacional. Ese día también ganamos 1-0 con gol de Verdugo. Cerramos con broche de oro porque ya días antes habíamos festejado en Cali y la gente en Barranquilla nos había recibido con caravanas y demás.

P.  A raíz de la mala situación y la crisis de resultados por la que hoy atraviesa el equipo, ¿qué diferencias encuentra entre ese Junior de los años 80´s y el de la actualidad?

R.  En la época de nosotros éramos 11 obreros, y nos hacíamos respetar. Eran muy pocos, pero muy pocos, los partidos que perdíamos. Es más, en esos años acumulamos un record histórico de 47 partidos sin perder en el Romelio. Hoy día los jugadores cobran más, pero el sueldo no lo reflejan en la cancha, no sienten la camiseta, porque, como tienen los contratos asegurados, les da igual si juegan o no. Se ha irrespetado el nombre de la institución y la camiseta de Junior.

P.  El equipo hoy marcha en la posición 16 con 17 puntos y ya sin opciones de clasificar. ¿Dónde cree radica el problema de las últimas campañas?

R.  Acá el tema es de jugadores que no sienten la camiseta, que no están acordes para un equipo como Junior. Vienen los del interior y se ponen la camiseta del equipo como ponerse una y quitarse otra, y eso no es así… Los juveniles del equipo se dejan quitar la titularidad y es como si no pasara nada: son conformistas. Jugadores que se conforman con estar en la banca durante ocho años, y así no se puede…

P.  Algunos piden que se vayan los jugadores, otros que los directivos den un paso al costado… ¿Qué debe venir en adelante para Junior?

R.  El proceso. Hoy los procesos los corta la junta directiva. Con Alexis teníamos montado un proceso pero se lo terminaron. Cada vez que se saca un técnico, se cambia la filosofía del equipo porque este viene con otro sistema, con otra mentalidad. Comesaña es mi amigo, pero se equivocó al no pedir otros jugadores y, si no se paran firme, lo van a botar a la par de los jugadores.

P.  ¿Cómo ve el avance de las obras y la realización de los Juegos Centroamericanos en Barranquilla?

R.  Sin duda, estos Juegos le van a dar un cambio a la cultura deportiva de Barranquilla. Cuando se acaben, podremos decir que nos quedarán esos escenarios para brindarle oportunidades a la juventud, para que se vaya preparando con espacios para gestas individuales, colectivas, nacionales e internacionales. Al joven hay que incluirlo, hay que educarlo, y eso nos va a permitir alejarlo de la violencia y la desocupación, sobre todo a los de los sectores más marginales. Mientras no se mantengan ocupados siempre prevalecerá la inseguridad.

P.  ¿Qué hace hoy día? ¿Está lejos del fútbol?

R.  No. Después que me retiré del fútbol, hice un curso de técnico FIFA. Hoy me dedico a trabajar con jóvenes en la formación de escuelas deportivas del Distrito. Ahí trabajo al lado de Fiorillo, Wilson Pérez, Federico Hernández, ‘Papi’ Peña y otros más. Trabajamos vinculando a jóvenes en los barrios del sur tratando de llevarles el fútbol como una oportunidad de vida.

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