[wpdts-date-time]  

5 de junio de 1938.

Primera ronda del Mundial de Francia. Polonia rivalizaba a Brasil en el Stade de la Meinau en Estrasburgo. Brasil, que contaba por aquel entonces con el ‘Diamante Negro’ Leónidas da Silva como su principal figura, se postulaba como favorita ante el conjunto polaco.

Sin embargo, el ‘Scracht’ tuvo que padecer a un hombre no muy corpulento, de corta estatura, de movimientos lentos, pero que mandaba unos ‘zapatazos’ que parecían lanzados por un cañón. Su nombre: Ernest Wilimowski.

‘Ezi’ -un apodo característico que tenía- se echó el equipo al hombro y consiguió marcarle 4 goles en aquel cotejo a los brasileros y además provocó un penal que le permitió anotar a su compañero Fryedryk Szerfke antes de consumar su póker de goles.

Se convirtió en el primer jugador en marcar cuatro dianas en un partido mundialista, en el jugador que más goles hizo en un solo encuentro en la historia del certamen -récord que le quitó el ruso Salenko en USA 1994- y en el único ser que le ha hecho una ‘cuadrupleta’ a una selección absoluta de Brasil.

Sin embargo, a los dioses del fútbol no les bastó esa ofrenda y fue Brasil quien se llevó el encuentro por un ajustado 6-5 en 120 minutos y con triplete de Leónidas -uno de los goles lo hizo a pie descalzo-.

***

Los grandes personajes de la historia siempre tienen un aspecto físico que los distancia del resto de mortales. El de Ernest Otto Prandella, como fue bautizado cuando nació en 1916 en Silesia, por aquel entonces parte del Imperio Alemán, era su pie derecho, que no tenía cinco sino seis dedos.

Él decía que era de buena suerte. Quizás ese era su secreto para pegarle bien a la pelota o que pudiera conquistar a la mujeres de Silesia a pesar de no ser tan agraciado físicamente. Tal vez su padre, el señor Prandella, hubiese deseado tener ese dedo de la suerte cuando se alistó en el frente occidental luchando en nombre de Alemania durante la Primera Guerra Mundial. La señora de Prandella, tras la muerte de su esposo en combate, conoció al señor Wilimowski, que le dio el apellido a su hijo cuando éste cumplió 13 años.

Desde joven, Ernest sintió un amor profundo por su natal Katowice que, como toda la región silesiana, pasó a formar parte de Polonia en 1922. Sus 112 goles en 86 partidos y cuatro títulos con el Ruch Chorzów, un club tradicional de la zona, así como su fascinación por la vida nocturna, hicieron que negara tanto a sus ancestros como a sus nuevos ‘compatriotas’. Según él mismo, no era ni alemán ni polaco, sino ‘Silesiano’.

Wilimowski (centro) jugando un partido para el Ruch Chorzów, equipo en el que debutó. Foto: @ruchchorzow1920

Y así fue conocido: como un silesiano que le pegaba con seis dedos al balón y que amanecía en los bares de su verdadera patria. Un día llegó borracho a un partido de liga. Lo suspendieron un año de toda actividad futbolística y no pudo estar con su país en los Olímpicos de Berlín 1936.

Aunque había tenido una gran actuación en el mundial de Francia, Ernest seguía con su vida díscola y, a sus 23 años, Toda Polonia -incluídos sus compatriotas silesianos- consideraba que sus mejores épocas habían pasado. Pero ‘Ezi’ tenía goles para rato.

Para el 27 de agosto de 1939, en un amistoso frente a Hungría -subcampeona del mundo en aquel entonces,-Wilimowski regresó al ruedo. Perdía Polonia 0-2 frente a los ‘Magiares’ y el silesiano sacó lo mejor de su fútbol. Con sus movimientos lentos pero seguros y su cañón de seis dedos como arma principal, Wilimowski le empujó 3 goles a los húngaros y provocó un penal para que un compañero suyo la metiera.

El silesiano había regresado y él lo sabía. Antes de tomar su taxi de regreso a casa, ‘Ezi’ le dijo a un periodista: “Quiero darle un saludo a toda la gente en Silesia, especialmente a los que creen que soy un alcohólico y que estoy acabado. Dígales que Wilimowski siempre aparece, sobretodo en los partidos de selección nacional”.

Pero como el talón de Aquiles, el dedo bendito de Wilimowski empezaba a fallar. Cuatro días después de aquel partido ante Hungría, Polonia fue invadida por Alemania y estalló la II Guerra Mundial. A Ernest le tocó olvidarse que era silesiano y a su vez tuvo que acordarse que era alemán. Los Nazis lo vieron apto para el proyecto ario de Hitler y le ofrecieron la ciudadanía a cambio de vulnerar porterías en nombre del ‘Führer’.

Así lo hizo. Wilimowski se hizo literalmente un nombre en Alemania. Le quitó una ‘e’ a su primer nombre y le agregó una ‘l’ a su apellido. Ah, y también hizo 16 goles en 8 partidos con los ‘Teutones’. Con todo y eso, ni su sexto dedo fue capaz de evitar que a su madre se la llevaran a Auschwitz por haber tenido un romance con un judío ruso. Tampoco pudo evitar ser llamado traidor por el gobierno comunista instaurado en Polonia tras el fin de la guerra.

Se le sentenció a no volver nunca más a Polonia, por lo que ‘Ezi’ no tuvo más remedio que quedarse en Alemania. Mientras pulverizaba defensas en territorio ‘Teutón’, en su país lo sacaban de la lista de los mejores futbolistas polacos de la historia. Al final colgó las botas en 1959, se casó y tuvo 4 hijos.

***

Cuando el mundial llegó a Alemania en 1974, el silesiano pidió ver al seleccionado polaco de Lato, Gadocha, Deyna y compañía que ocupó el tercer puesto en aquel torneo, pero su deseo fue negado por las autoridades polacas. Se dice que el seleccionador de las ‘Águilas blancas’, Kazimierz Gorski, se lo encontró en un hotel y lo fue a saludar. El silesiano era el ídolo de su infancia. La leyenda cuenta que Gorski llegó a decirle que “si usted no había cometido nada malo, ¿Por qué no vuelve a Polonia y aclara lo que pasó?”. Wilimowski solo respondió: “Estaba asustado”.

Ni la magia de su sexto dedo lo hizo volver a Polonia. Cuando fue invitado al aniversario del Ruch Chorzów, el equipo que lo catapultó a la fama, en 1995, su mujer enfermó y tuvo que quedarse. Luego le tocó el turno a él y la guadaña de la muerte se lo llevó un 30 de agosto de 1997 a los 81 años. Así culminó la historia de un hombre que vivió entre la fama y la desgracia gracias a que la diosa fortuna le instauró un dedo de más en su pie derecho.

Foto: @ActuFoot_

Post tags:

Somos una casa periodística universitaria con mirada joven y pensamiento crítico. Funcionamos como un laboratorio de periodismo donde participan estudiantes y docentes de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad del Norte. Nos enfocamos en el desarrollo de narrativas, análisis y coberturas en distintas plataformas integradas, que orientan, informan y abren participación y diálogo sobre la realidad a un nicho de audiencia especial, que es la comunidad educativa de la Universidad del Norte.

elpunto@uninorte.edu.co