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Por: María José García. Fotos: Cortesía

Catherine Juvinao se considera a sí misma como una comunicadora innata, recuerda con mucho cariño el momento exacto en que decidió cambiarse de ingeniería eléctrica a comunicación social 15 días antes de ingresar a la Universidad del Norte. Entendió que era una gran amante tanto de los temas de actualidad como del periodismo y que además iba muy afín a su personalidad. Siempre fue muy política. Desde niña participó en distintas campañas o movimientos sociales y comprendió, desde muy temprana edad que “quería aportar al país desde una visión crítica”.

Después de años pasando por distintas ramas de la comunicación, decidió lanzarse sin miedo a un proyecto de investigación conocido como la Veeduría Trabajen Vagos. Hoy, en medio de una pandemia, nos recuerda la relevancia de vigilar a la rama del poder legislativo y analizar nuestro país desde una visión crítica y diferente.

En el 2019, la Veeduría se hizo conocida al publicar un informe que revelaba el ausentismo de 30 congresistas, junto a una demanda al Consejo de Estado, dentro de los que se encuentra el actual presidente del Congreso, Arturo Char.

“Desde el 2012 me empezó a interesar este tema, ¿al congreso quién lo vigila? (…) si uno hace una veeduría lo más útil sería vigilar el Congreso, porque es el que más necesita vigilancia”, afirma Catherine recordando el impulso que la acompañó a crear su proyecto Trabajen Vagos.

Desde hace un tiempo surgía la pregunta sobre que había sido de esta Veeduría y es que para Catherine, en Trabajen Vagos, al igual que muchos en estos tiempos, se ha visto afectada por la pandemia, confiesa, un poco desanimada, que la cuarentena no sólo aplazó proyectos para la veeduría, sino que “silenció la movilización social” que venía tomando fuerza desde los paros nacionales en noviembre del año pasado.

Catherine durante las elecciones presidenciales del 2010 apoyando a Antanas Mockus.

 

A pesar de esto, Juvinao comenta con seguridad una realidad que venía sonando en el país hace ya un tiempo: “El Congreso casi que dejó de operar un semestre (16 de marzo-20 junio), en el sentido que no trabajó, no produjo ninguna ley y ningún control político frente a la pandemia durante el primer semestre”. Esto para la activista política es gravísimo, ya que considera que la ausencia del Congreso en medio de la emergencia sanitaria, donde se necesitan acciones rápidas de la rama ejecutiva no se contó con la regulación del Congreso, lo que a su juicio resultó en una falta a la democracia.

En cuanto a los planes de la Veeduría para el 2020, afirma que “estamos preparando 3 productos, creo que vamos a lanzar 2 en lo que queda del año y el otro arrancando el próximo año”, uno de estos, comenta Catherine, esperanzadamente, será un informe de la legislatura del Congreso, donde además anunciarán las directrices para su siguiente proyecto.

Juvinao afirma que es consciente que para algunos hombres en el mundo de la política colombiana es vista como una “piedra en el zapato” teniendo presente que “un sector político, con el que soy muy crítica, ha asumido una táctica ruin y machista que consiste en atacar a las mujeres en su vida íntima”.

Pero todo no es color de rosa en el mundo de esta activista política que lleva ejerciendo hace más de 10 años. Catherine, sin vacilar dos veces, expone que han intentado silenciarla   mucho tiempo antes del inicio de la cuarentena y a pesar de localizarse en una ciudad tan concurrida como Bogotá. Está a la espera de que la Unidad Nacional de Protección (UNP) tome las medidas pertinentes de seguridad al finalizar el confinamiento. Juvinao, sin miedo alguno en su voz, relata que es consciente- como le informaron- que se encuentra en riesgo extraordinario de seguridad. Pero aun así, se mantiene firme en continuar con su labor.

Sin duda alguna, Catherine Juvinao se considera una mujer fuerte, para ella queda muy poco o nada de ser catalogada como frágil. Resalta que lo único “bueno”  de todas las amenazas y peligros que enfrenta es el resultado de hacer bien las investigaciones. Para la activista, esto ha sido la consecuencia de un cuestionamiento legítimo que ese sector político no ha sabido cómo responder.

“Un sector político, con el que soy muy crítica, ha asumido una táctica ruin y machista que consiste en atacar a las mujeres en su vida íntima”.

Juvinao también ha participado en inspecciones judiciales ante el Consejo de Estado por su labor en Trabajen Vagos.

 

Evidentemente, para Juvinao los últimos acontecimientos de la actualidad social y política en Colombia se han vuelto complejos, sin embargo, al preguntarle por una frase que considerara como el perfecto resumen de la situación actual en relación a las masacres ocurridas,  se ríe y suelta al aire rápidamente un “Macondo”, para luego quedarse pensando por un breve instante y mirando hacia los lados, en busca de una respuesta, de sus labios sale “miedo al cambio”.

“Colombia ya es como dos países, estamos en una polarización, son dos visiones de país, una de estas claramente quiere el cambio (…), pero del otro lado hay un miedo que sabotea esa visión (…), por lo general es interpelada por el proyecto político de ultraderecha que entiende  ese miedo y por ende necesita de la guerrilla para infligirlo”, explica Catherine con una seguridad y confianza al hablar.

Y es para la activista este camino no ha sido fácil,  confiesa que “Colombia no es apta para la salud mental”. Ha tenido momentos donde solo queda rendirse, pero decide enfocarse en las ideas que lleven a ese cambio que tanto desea, se considera así, una optimista realista y cree firmemente que la futura generación debe estar preparada para dirigir un país a través de una alternativa y no cometer los mismos errores que tanto han dolido.

 

La activista política también cuenta con una maestría en Estudios Políticos de la Universidad Pontificia Javeriana.

 

Para pocos ciudadanos no es un secreto que Colombia en los últimos meses se ha visto envuelta en medio de problemas sociales y masacres o como diría el presidente Iván Duque, homicidios colectivos– a lo que ella considera como “una inmoralidad”, donde se ha disfrazado la realidad con el lenguaje. Catherine expone muy seguramente y con un tono bastante fuerte que este Gobierno cada vez más demuestra lo que es: indolente.

“Colombia no es apta para la salud mental”.

La motivación para Catherine Juvinao de consolidar a la Veeduría termina siempre en la  importancia de vigilar al Congreso, ya que el este  nos representa a todos, siendo el sitio donde los distintos partidos políticos toman lugar. Pero a pesar que no deja de afirmar que su trabajo se ha vuelto complejo, confía en que “cada vez somos más”(…), aquí la clave es que seamos muchos y así no tendrán nada que hacer”. Por lo tanto, teniendo Juvinao presente que los políticos siempre intentarán venderse bien, tanto el periodismo como en las veedurías deberían servir de contrapeso y así, “dejar de vernos como hormigas y a ellos como los patrones”.

 

 

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