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Por: Selena González y Angelica Salas

El color transforma, ese es el lema de Unión Color y quienes han participado en el proyecto no tienen duda de ello. Las actividades que realizan surgen casi de forma accidental “una cosa lleva a la otra” cuenta Lia Tapias, directora de Unión Color.

“Para mí es extraño hablar sin ayudas visuales sobre un proyecto que es eminentemente visual”, empieza Lia, mientras mira las fotografías donde Unión Color ha transformado vidas. Los colores que más resaltan en ellas son: amarillo, verde, rojo. Pero estos no tienen sólo una finalidad estética, cada color representa el alma de cada comunidad, sus vivencias y tradiciones.

Antes de intervenir un lugar, los integrantes del proyecto suelen hacer un estudio, observan qué colores han sido tradicionalmente utilizados en las casas y qué otros ayudarían a lograr el objetivo que buscan. También suelen hacer talleres con los niños, los reúnen, los hacen pensar en qué elementos los representan, en cómo se ven a sí mismos como comunidad y qué les gustaría tener. A partir de este pequeño pero significativo estudio, pintan las fachadas y realizan murales con los que los miembros de la zona se sientan orgullosos.

La idea de este proyecto surgió a partir de diversos experimentos, sus líderes se preguntaban ¿cómo podemos transformar las comunidades de forma significativa? Exploraron con talleres para mujeres y niños y crearon equipos de fútbol, pero aún sentían que no conseguían lo que realmente buscaban. Hasta que surgió la idea de que el color fuese el elemento transformador de la iniciativa, su principal deseo era cambiar la vida de las personas a través de intervenciones cromáticas en sus sectores. Para esto, debía existir una vulnerabilidad que deberían subsanar, estas podrían ser de tipo: social, ambiental, patrimonial y turístico.

En 2013, tuvieron su primer reto en el barrio “El Ferry” , que en ese momento era azotado por la banda “los 40 negritos”. Este barrio, como la mayoría en Barranquilla, surgió a medida que las personas iban invadiendo el terreno. Para el año en el que el proyecto decidió hacer su intervención aún era relativamente nuevo y había pocas casas en el sector. Las personas que vivían en él se habían acostumbrado a la violencia, pobreza y contaminación que abundaba en el lugar. Constantemente habían robos en la zona y las pilas de basura no dejaban de crecer. No había mucha esperanza y el futuro de la comunidad no parecía ser muy alentador.

El Ferry

Fue entonces cuando Unión Color llegó al barrio a tratar de darle una vuelta a la situación “nosotros llegamos para contrarrestar esa problemática social que ellos vivían y a través de esas intervenciones buscábamos regalarles alegría, esperanza, dignidad y apropiación del espacio”, cuenta Lia con voz de emoción y seguridad. En el barrio había un lote baldío que era centro de actividades ilícitas, actos obscenos, drogadicción y basuras. Por ahí, empezó la transformación del barrio. Voluntarios de Unión Color y personas de la comunidad se unieron para limpiar el terreno, era un trabajo duro y no muy agradable pero eso no los desmotivó. Una vez terminada la limpieza empezaron con lo que más los destaca: el color.

Villa Clarín

“¿Por qué comenzamos a pintar las fachadas?” para Lia y los integrantes del proyecto, las casas son el reflejo del estado de salud urbano de una comunidad. Cuando estas tienen buen aspecto el ambiente en general mejora significativamente, pero cuando no es así el entorno se siente lúgubre y descolorido. La pintura de una casa o un espacio y todo lo que esto lleva detrás mejora el paisaje de cualquier sector, hace que, incluso quienes son dueños o lo habitan, lo valoren más.

Entonces comenzaron las obras en el Ferry, en medio del calor propio de la ciudad, los voluntarios de Unión Color empezaron a destapar los tarros de pintura y a alistar las brochas. En el primer día pintaron 23 casas, los niños se alegraban al ver como poco a poco el color empezaba a invadir El Ferry y los adultos observaban con curiosidad cómo personas ajenas al barrio se tomaban el tiempo de ir a pintar sus hogares. Para ellos era un gran cumplido esa dedicación que le ponían a cada fachada y en la comunidad empezaba a despertar cierto aire de esperanza. En la segunda jornada se pintaron 23 casas y el ambiente del lugar era completamente distinto al inicio, una nueva cara del barrio se empezaba a mostrar. Esta era más animada y más segura de su futuro. En la tercera jornada pintaron 27 viviendas, los niños jugaban con más emoción en sus terrazas y los adultos procuraban mantener limpio el sector, ya no era aceptable tirar la basura en cualquier lado.

Niños ayudando a pintar en El Ferry

En las próximas jornadas pintaron 30 casas, ahora casi todo el barrio lucía colorido y lleno de vida. Tanto así que empezó a ser llamativo para otros organismos externos como la alcaldía, que comenzó a hacer trámites para mejorar la calidad de vida de la comunidad. El primer paso fue comprar el lote baldío que tantos problemas había dado en el pasado, el dueño no parecía tener mucho interés en el terreno así que aceptó venderlo sin problemas. En el lugar se construyó una cancha para la comunidad y unos años después un puesto de salud.

A partir de esa nueva experiencia para Unión Color fueron surgiendo otras que iban apareciendo gracias a su arduo y excelente labor. Por ejemplo, en el barrio Rebolo, por la zona del matadero. Siendo este barrio tan vulnerable, surgió la problemática debido al estilo de vida de sus habitantes, quienes estaban acostumbrados a vivir de los desperdicios del ganado, a pesar de que ya no hubiese más un matadero en la zona, vivían diariamente rodeados de el olor, la contaminación y el desánimo de las personas. Es por ello que Unión Color tomó cartas en el asunto, y, como muchas otras veces, emprendieron nuevamente a visibilizar una zona por medio de sus colores, colores que han transformado comunidades enteras.

La energía, la confianza que pone Unión Color en cada proyecto, genera tales cambios en las comunidades que ellas mismas toman nuevas iniciativas para rehacer su espacio. Y este es solo el principio, ya que también han participado en otras actividades en Rebolo, con el parque cultural del caribe, donde estuvieron remodelando las fachadas de sitios icónicos como la casita de paja, la cien y la casita del torito. Se fue apoyando la ruta y a partir de ahí, surgió la voz de Unión Color, que se convirtió en la esperanza de muchas comunidades. Esta es la prueba de que cuando estas casas se pintan, las personas se empiezan a identificar con ellas, su valor cambia, la comunidad empieza a sentirse orgullosos de tenerlas en su entorno, los dueños de aquellos hogares que esperaban tumbar la obra terminen dándole otra oportunidad a esa edificación.

Mural con tapas de botellas plásticas

En 1936, don Elías Muvdi, un hombre proveniente de la ciudad de Beit Jala en Palestina que arribó al muelle de Puerto Colombia en el 99 con solo quince años, se sintió atraído por un lote con estilo Art Nouve, creado en los años 20. Posteriormente, cuando llegó a apoderarse de ella, con su visión y esfuerzo, se convirtió en uno de los comerciantes más ricos del país. Con el paso del tiempo, este lugar que había sido una reliquia, ganó polvo, moho, y perdió la vida que este hombre emprendedor le había dado. Sin embargo, en el 2016, Unión Color, conmemorando el Mes del Patrimonio, se negó a dejar que las personas no lograran percibir la importancia de ese lugar, por lo que intervinieron con tonos pasteles la fachada de lo que quedaba. Entre la iglesia de la calle 30 y la plaza de San Roque, la Casa Muvdi pudo volver a ser lo que antes fue. Vecinos, turistas que con curiosidad transitaban el lugar, empezaron a despertar un gran sentido de apropiación tanto del edificio como en su entorno.

Remodelación de fachada en la Casa Muvdi

Estos son solo algunos de los casos con los que Unión Color ha podido lograr transformar el tejido social de los entornos en los que interviene. Y es que el color y la creatividad pueden despertar la vida hasta en las zonas más desesperanzadas. Además de darles un valor estético a las fachadas también se logra cambiar la forma de pensar de las personas sobre sus contextos. Proyectos que brindan este tipo de espacios y experiencias son necesarios para llegar a hacer que las comunidades más olvidadas se empiecen a destacar y sean tenidas en cuenta. Este es solo el comienzo para Unión Color, porque con la creatividad, la fuerza y sus valores, el mundo se pintará de sus colores.

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Agradecimientos

Lia amablemente nos pidió tomarnos una foto donde se pudiese ver la gama de colores que Unión Color emplea en sus fachadas. Nos sentimos muy agradecidas por su amabilidad y compromiso con esta crónica. Le queremos agradecer al participar tan abiertamente y dejarnos ver todo lo bueno que Unión Color ejerce con su organización.

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