Por Byronn Zúñiga
Desde la creación del fútbol femenino en Colombia se han puesto trabas para que las mujeres jueguen este deporte como espectáculo. Se ha buscado la manera de desestimarlas, pero ellas con resultados han demostrado que tienen la suficiente autoestima para salir adelante.
A muchos colombianos les cuesta aceptar que el deporte debe ser un producto cultural, y que por tal motivo cualquier persona puede llevarlo a cabo.
La liga femenina fue creada en el año 2017, pero no ha tenido continuidad porque cada año, en algún momento, inventan cualquier motivo para no hacer el torneo. Por lo que me cuestiono acerca de si es verdad que el fútbol femenino no es rentable, como lo han hecho ver muchos empresarios en Colombia.
Se dice que el apoyo al fútbol femenino es escaso por su rentabilidad. Sin embargo, se ignora el hecho de que, en otros lugares del mundo, donde se ha buscado hacer bien la tarea de atraer a las personas a ver fútbol femenino, se ha conseguido cifras de más de 50.000 espectadores en un evento. Por ejemplo, en el partido Barcelona vs Real Madrid en el Spotify Camp Nou, se alcanzaron los 91.553, según cifras entregadas por el equipo local.
En un partido de fútbol femenino en la liga de México se enfrentaron Tigres y América, tuvo una audiencia de más de dos millones de personas. Por otro lado, en el fútbol colombiano hemos tenido más de 30.000 espectadores en instancias finales. A su vez, en la Copa América que se disputó en Colombia, se tuvo un promedio de 7.000 espectadores, en los estadios de Armenia, Bucaramanga y Cali.
El problema del fútbol femenino colombiano es que sufre las dificultades que atraviesa el propio fútbol masculino. Los directivos alegan una crisis en donde dicen que el hecho de no clasificar al Mundial de Qatar 2022 y la eliminación temprana de los clubes colombianos en torneos internacionales hace que no haya dinero para invertir. Se busca resolver los problemas de un lado, cuando la solución la están presentando las mujeres, quienes se han mostrado resilientes a pesar de la falta de atención.
Basado en lo que se ha conseguido, tenemos que el Atlético Huila femenino salió campeón de la Copa Libertadores femenina en el año 2018. Por otro lado, América de Cali fue subcampeón de este mismo torneo en el año 2020. También lo fue Santa Fe en 2021. Esos son los logros a nivel de clubes en los últimos años a nivel internacional, miremos el fútbol masculino y nos damos cuenta de que a nivel internacional ni siquiera se da la talla. El último subcampeón fue Junior en Copa Sudamericana en el año 2018, y el último campeón fue Atlético Nacional en 2016.
Si hablamos a nivel de Selección, las mujeres siguen ganando. Fueron subcampeonas en el 2013, el 2018 y el 2022; ocuparon el tercer lugar en el 2012 y el cuarto en el 2016. De las 8 ediciones disputadas han logrado clasificar a 5 mundiales. Todo eso, sin tener la mitad de la inversión que recibe el fútbol masculino. Resiliencia total.
No obstante, en el fútbol femenino no todo es bueno, claramente hay cosas por mejorar y soy de los que cree que el nivel no podrá ser el mismo al masculino por temas de biotipo y comportamiento en la cancha. Sin embargo, creo que el mayor error es igualar los niveles que se pueden ver en la cancha. Así como el fútbol masculino se ha hecho su camino, el femenino también debe hacerlo, pero eso solamente se hará si nos arriesgamos a darles más. Considero que tampoco es un riesgo dado los resultados que se ha dado con tan poco.
Es el momento de apoyar más al fútbol femenino, creo que han demostrado lo suficiente como para que se les dé un poco más de valor a lo que están haciendo. Como país, se hace necesario que dejemos a un lado la mirada sexista que se ha mostrado hasta ahora y se construya una identidad en aras de no dejar por fuera a las mujeres del fútbol.
Este contenido fue supervisado por el periodista y docente Jorge Sarmiento Figueroa, como parte de la estrategia pedagógica del curso de Argumentación Periodística.